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Documento del CEI

Situación en Europa

CEI, 4 de novembre de 2012




I. CRISIS CAPITALISTA

1.- A las puertas de una nueva recesión. Todos los indicadores apuntan a una segunda recesión. La economía de los Estados Unidos, Alemania y Francia se paran. Una nueva oleada de impagados cuestiona el sistema financiero, y los Gobiernos se disponen a entregar otra cifra astronómica de dinero a la banca. Esta segunda recesión llega cuando las cajas de los estados se encuentran ahogadas por una deuda pública galopante, producto de la primera entrega masiva de dinero en el anterior “plan de rescate” a la banca. Lenin afirmaba en “El imperialismo, fase superior del capitalismo” que este periodo imperialista está caracterizado por el predominio del capital financiero sobre el resto de componentes del capital (industrial y comercial). En esta crisis ese predominio se manifiesta en toda su magnitud. ¡Todo para contentar al gran amo del mundo: la banca! Mientras eso ocurre, el paro y la miseria se extienden sobre la mayoría trabajadora.

2.- El carácter de la crisis. Estamos ante una crisis de sobreproducción capitalista. La tendencia a la baja de la tasa de beneficios del capitalismo, empujó a la concentración de la producción (globalización), así como una tremenda presión a la baja sobre los salarios (neoliberalismo). La tasa de beneficio empresarial se recuperó a la par que el desequilibrio entre el aumento de la producción y la capacidad de consumo de la mayoría se abrían en forma de tijeras. Los primeros síntomas de la crisis actual vienen de lejos, en el verano del 2000 se agotaba el ciclo de crecimiento de la tasa de beneficio iniciado en los años 80 con las políticas de Reagan y Thatcher. El Gobierno Bush emprendió la huida hacia delante. Se lanzó a la conquista de fuentes de recursos fáciles y rentables con las guerras en Afganistán e Irak, para mantener el flujo de capital que precisa la economía yanqui para no hundirse. A la espera de que llegasen esos petrodólares, la administración republicana disparó los gastos militares del estado e impulsó un proceso de endeudamiento masivo de la población en base al consumo (vivienda y automóvil particularmente) para relanzar una economía parada. Al principio funcionó con esa inyección de dinero fresco, pero el plan embarrancó en Irak y Afganistán, con la resistencia del pueblo a la ocupación. En lugar de una fuente de ingresos se convirtió en un enorme gasto. En 2007, la situación precipitó una nueva crisis, mayor que la del 2000 y amplificada por el endeudamiento masivo.

3.- El ciclo de la crisis avanza en espiral y se retroalimenta. Esta crisis tiene un paralelismo con la de los años 30, con el crack bursátil del 29 y la Gran Depresión. Con la política crediticia, la crisis de sobreproducción se convierte en una crisis financiera que arrastra a una caída rápida de la capacidad de consumo y a cierres masivos de empresas. Muchas de estas son cerradas, o sus plantillas reducidas, como medida preventiva del capitalista, o aprovechando para imponer recortes a los trabajadores/as, e inevitablemente llega la recesión. Los estados se vuelcan a entregar sumas astronómicas a la banca para sostenerla. La deuda privada acumulada en la banca se traspasa a la deuda pública. Los Estados se lanzan a un recorte brutal de los gastos, despido de empleados públicos, cierre de empresas públicas y privatizaciones, para que sean los trabajadores/as los que paguen la factura. Esto provoca una nueva caída de la capacidad de consumo de la mayoría, que vuelve a parar el crecimiento económico y asoma una nueva recesión, esta vez con las cajas públicas vacías.

4.- Los países no imperialistas, ¿se libran de la crisis? El crecimiento de algunos países durante estos años de crisis, podría dar la idea de que se han librado de ella. Sin embargo, eso no es así, aunque los ritmos y situaciones son distintos.

De un lado está el caso de China, cuyo gran desarrollo responde a la deslocalización de producciones de bajo valor añadido a ese país para aprovechar su mano de obra casi esclava. Eso es especialmente así en el caso yanqui: más del 17% de la producción manufacturera norteamericana ha pasado a suelo chino; pero a su vez, eso crea una economía dependiente que deberá exportar la mayoría de su producción de vuelta a los países imperialistas. Depender exclusivamente de las exportaciones –el 70 % por sociedades de capitales extranjeros, en gran parte estadounidenses-, en unos momentos de crisis mundial, empujó al gobierno chino a bajar el valor del yuan para ser más competitivo. Fue la llamada “guerra de las monedas” de mediados del 2010 que ha llevado a mucha confusión en la izquierda sobre los roces China-EEUU. El binomio EEUU-China es de un lado interdependiente, pero del otro está claramente jerarquizado, por lo que al final de la “guerra de monedas” el capital chino terminó forzado a la compra de deuda yanqui por la friolera de 1.160 millones de dólares en bonos del Tesoro de EEUU, dejando a China aún más atada al futuro norteamericano.

China es el chivo expiatorio de la crisis estadounidense a través de la compra de deuda. Y ya se alerta de una desaceleración china para 2012.

Otra situación es la de las economías latinoamericanas que han venido creciendo coyunturalmente estos últimos años con importantes vientos de cola, generados por la expansión china y asiática, los altos precios de materias primas con fuerte demanda –soja, cobre, petróleo…- y las bajas tasas de interés internacionales.

En un tercer grupo están los amplios sectores del planeta que ya Chesnais señalaba iban quedando por fuera del sistema globalizado –Asia Meridional y África Subsahariana sobretodo-. En ellos, la especulación alimentaria –especialmente con el vuelco de los capitales especulativos a los mercados de futuro de alimentos en 2010-2011-, con el consiguiente aumento de los precios de los productos básicos ha empujando multitudes a la hambruna: el caso más extremo sería Somalia en 2011-2012.

Así pues, el capitalismo es mundial, como también lo es el carácter de esta crisis, por más que tenga especiales repercusiones según la región.

5.- La salida de la crisis es un problema político, que sólo se resuelve con la lucha de clases: el capitalismo precisa una brutal destrucción de capitales en todas sus formas (fábricas, productos, monedas, títulos y acciones, trabajadores/as) para recuperar la tasa beneficio y volver a la senda del crecimiento. La salida en los años 30 sólo se dio con la II Guerra Mundial: Europa destruida, 60 millones de muertos… Los trabajadores y los pueblos ¿van a soportar la destrucción a la que le conduce la crisis capitalista? ¿Hasta cuándo? Por lo pronto, la primera salida del imperialismo son nuevas guerras, al mismo tiempo que lanza planes masivos de destrucción de salarios, empleo y servicios públicos. Pero es precisamente ese proceso el que se empantanó en Irak y Afganistán, y en el segundo aspecto empieza una reacción obrera para detener los planes, especialmente en Europa, con Grecia a la cabeza. Como una forma combinada ante las consecuencias de la crisis y la opresión de viejas dictaduras, estallan las revoluciones en el Norte de África y Oriente Medio, desestabilizando el control imperialista de esta zona estratégica.

Por eso, porque la crisis sólo tiene salida en la lucha de clases, en la política, preservar a los y las trabajadoras y los pueblos, es orientar una política de consignas transicionales con el norte de acabar con este sistema que tiene necesidad de destruir las fuerzas productivas, sustituyéndolo por su contrario, en el que el ser humano y la naturaleza sean la prioridad, es decir el socialismo.

6.- La etapa: entramos en la crisis de sobreproducción del 2008 con la iniciativa en manos de la burguesía. Estamos en la etapa abierta por la derrota del movimiento obrero en la revolución política en Polonia que fue clave para la contraofensiva imperialista en la llamada globalización y la política “neoliberal” de Reagan/Thatcher que se iba a iniciar en el 81-82 (la llamada 4ª etapa). Con la política neoliberal empezaba el desmantelamiento del estado del bienestar y de las conquistas obreras en los países occidentales. A la vez, con la llamada globalización el imperialismo empezó una extracción brutal de recursos del resto del planeta. Pero para entender el período de recuperación de la tasa de beneficios de los casi 30 años posteriores, hay que añadir la inconmensurable aportación de la restauración capitalista en Rusia y China, y especialmente, el que en esta última, se hiciera manteniendo el aparato de estado intacto, lo que le permitía imponer hasta el final el plan controlado de restauración. Sin duda que los movimientos del este europeo –con la caída del Muro de Berlín) y Rusia; los procesos revolucionarios latinoamericanos de la década 2000-2010 y la resistencia afgana y sobretodo la iraquí, han sido picos de lucha determinantes que han marcado situaciones revolucionarias en esas áreas. Y en algún caso, han determinado la situación más allá de ella-. Pero no ha habido o un triunfo o una derrota tales que cambien la correlación de fuerzas global de la lucha de clases y haya que definir una nueva etapa.

7.- Las revoluciones en el Norte de África y Oriente Medio pueden cambiar la etapa. Una característica evidente del proceso nacido en el centro de Túnez ha sido su extensión internacional. Es uno de los centros de la lucha de clases actual. Después de Libia, el centro de la ola revolucionaria en el Norte de África y el Próximo Oriente es Siria.

Al frente de ese movimiento revolucionario está la juventud, castigada por el paro y la precariedad, pero también por la opresión y la humillación de la dictadura y de la naciente democracia. Estos procesos revolucionarios tienen esencialmente un contenido democrático, y han desestabilizado los mecanismos de control imperialista de esta zona. Caracterizamos el proceso como revoluciones políticas que han derrocado dictadores aunque no han completado la ruptura con los antiguos regímenes. Tampoco compartimos las posiciones etapistas que creen debe ahora darse la revolución democrática y luego ya se abordarán los aspectos sociales y de clase; como tampoco las de quienes quieren ver en ellas ya aspectos socialistas. En el encadenamiento entre las reivindicaciones democráticas y las sociales que atañen a la necesidad de crear trabajo y acabar con la miseria reside la clave del avance de esas revoluciones. Si no se da salida a la falta de trabajo para la juventud no es que la revolución democrática no se transforme en revolución social, sino que es más que probable que haya una involución para preservar partes esenciales del viejo régimen. O la revolución política entronca con tareas de contenido social o está amenazada. Esta es la disyuntiva y nuestra comprensión del proceso como parte de la revolución permanente. El gran problema de las revoluciones del Norte de África es que los trabajadores luchan por una democracia pero no luchan por el socialismo como bandera. Y esta limitación, junto a la falta de organizaciones revolucionarias (o su debilidad), es la que amenaza el proceso revolucionario en todos los países.

8.- El imperialismo se reubica en el nuevo escenario. El imperialismo ha dado apoyo a las dictaduras en el Norte de África y Oriente Medio hasta el final. La decisión de intervenir de la ONU en Libia no se hace a favor del pueblo, sino para recuperar la iniciativa política en la zona y crear un cortafuego a la revolución (ver cap V). En Siria el CNS responde a la política del imperialismo. Rechazamos la intervención imperialista en todas sus variantes. No toda la intervención del imperialismo es armada como en Libia. En Túnez y Egipto el imperialismo intenta parar el proceso revolucionario con elecciones que están dando el triunfo a partidos islamistas que no van a llevar la ruptura con el antiguo régimen hasta el final. El plan del imperialismo es el mismo en todos los países: evitar que el proceso revolucionario se profundice. Y, cuando se hace inevitable, tratar de controlar los cambios de régimen para que no cambie el sistema.

De otro lado, los pueblos de toda la zona han manifestado su solidaridad con la lucha palestina, la profundización de los procesos revolucionarios permitirá el resurgir de la lucha palestina contra Israel. El plan estratégico imperialista pasa por consolidar a Israel, verdadero portaviones imperialista en la zona, como única potencia militar, y ejerciendo un control directo sobre los demás regímenes. Por ello, es desde el gobierno sionista que se apunta permanentemente a la agresión contra regímenes como Irak, o ahora Irán. La lucha de los revolucionarios se posiciona junto al pueblo palestino y por la disolución del estado sionista israelí, por una Palestina reunificada, laica y democrática

II. EUROPA EN EL OJO DEL HURACÁN

9.- Europa Vs EEUU. No es casual que la crisis global que se inicia en Estados Unidos se instale en Europa con especial virulencia. Estados Unidos tiene la hegemonía militar y financiera. El dólar se mantiene como moneda de intercambio internacional a golpe de marines, y esa posición privilegiada le permite exportar parte de su crisis. Ante la necesidad del imperialismo de recurrir a la intervención militar, los otros imperialismos europeos siguen a gran distancia de la capacidad del gendarme yanqui. Bretton Woods -1944- era la expresión de esa hegemonía al terminar la II GM y al establecer el dólar como moneda de intercambio, su dominación se prolongó. Su quiebra en 1971, cuando a raíz de la guerra del Vietnam, EEUU decretó la inconvertibilidad del dólar en oro, aunque reflejaba el golpe recibido por el imperialismo yanqui, no cambió su carácter hegemónico, ni tampoco el que su moneda siguiera siendo la base del intercambio mundial. Los demás países siguieron comprando dólares para sus reservas, y por tanto el valor del dólar no era sólo el de la riqueza norteamericana sino también de los demás. Sin embargo, el único que dictamina su valor, emitiendo más billetes, o devaluándolo es la reserva federal, con lo que cada medida inflacionaria en EEUU es exportada al resto de países. Intentos de zafarse de esa dependencia fueron el intento de pasar las reservas a euros (como Venezuela), o crear un mercado de petróleo en esa moneda impulsado por Irán, pero fracasaron y llegamos a la crisis con 2/3 del intercambio mundial realizado en dólares. Sólo la suma de las reservas en dólares de Alemania, Italia y Francia (603 billones en 2011), los situaría como el 3er poseedor de dólares, tras China y Japón. Así pues, llegada la crisis a EEUU, este la exportó rápidamente a los demás devaluando sus reservas. El efecto fue devastador en Japón –que además se sumó al tsunami y el accidente nuclear de Fukushima- y en Europa se multiplicó por las características impuestas por el capital financiero a la UE.

10. Dólar y euro. La otra gran debilidad de la UE en su competencia con los EEUU por el mercado mundial está en la construcción de un mercado único y una moneda sin un estado atrás que la proteja e imponga. La imposición del euro fue la del marco, podríamos decir una “deuchmarkización”, o haciendo un símil con el proceso en algunos países latinoamericanos, una “dolarización a la europea”. Pero, en ausencia del estado que proteja la moneda –pudiendo devaluarla o revaluarla según convenga-, el euro es un gigante con pies de barro, un conglomerado de relaciones económicas y políticas desiguales, jerarquizadas e inestables, que estallan bajo los efectos de la crisis capitalista y los movimientos de especulación que juegan con esas diferencias para sacar altas rentabilidades.

II.a. El papel hegemónico de Alemania

11.- La caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana. La clave de la reunificación. La caída del Muro de Berlín en el 89 pone fin a la Europa de postguerra basada en Postdam y Yalta, es decir, en el reparto de Europa entre el imperialismo y la burocracia estalinista y que tiene como nexo y clave de bóveda la división de Alemania y, con ella, del proletariado más numeroso y potente de Europa. La reunificación de Alemania –impulsada por el movimiento de masas-, que supuso un avance y coincide con el hundimiento de los regímenes estalinistas en el este europeo, dibuja una nueva realidad europea. Por un lado consolida a Alemania como potencia central, dejando en un segundo lugar a Francia. Por el otro reunifica de nuevo la clase obrera alemana. Pero esa contradicción entre una reivindicación impuesta por las masas pero concretada por la burguesía, marcará el carácter burgués de la reunificación.

12. El “milagro” alemán. Tras la reunificación, Alemania asumió un gran coste económico con el cambio del marco 1x1 como medida más gráfica, y le costó casi diez años digerirlo. Pero también le permitió La burguesía alemana dirigió el proceso de reunificación y procedió a la destrucción de todo el aparato productivo del este: en 1994 de las 8500 empresas públicas controladas por la Treuhand, quedaban 400, y el 60% de sus trabajadores, unos 2,5 millones, empujados al paro. Ese enorme ejército de reserva fue utilizado como presión interna para empujar salarios y condiciones laborales a la baja, multiplicando la rentabilidad del capital. Entre 1997 y 2010 los salarios reales bajaron el 10% y la productividad horaria aumentó alrededor del 8%, lo que resultó en una reducción general del 25% en el costo unitario del trabajo, con una mayor “flexibilidad del trabajo”. En 2004, el Gobierno del SPD de Schröder introdujo las leyes «Hartz IV», que limitaban el subsidio de paro a un año, pasando después a una ayuda social con el objetivo de obligar a los parados a aceptar cualquier empleo, sea peor pagado (hasta a 1€/h), sin relación con la cualificación, a distancia del domicilio,… En la fase más profunda de la crisis (-4.7% del PIB en el 2009) las empresas industriales no redujeron el número de empleados, sino las horas trabajadas, subsidiadas por la Agencia Pública de Empleo: fue un acicate al incremento de contratos parciales. Así en 2011, mientras caía el número de contratos indefinidos, había más de un millón de trabajadores de jornadas parciales y temporales (despidos sin costo): son los “trabajos de 400 euros”. Los temporales, en 2012 ya eran 2,7 millones. En el mismo año, la brecha salarial entre hombres y mujeres aumenta llegando al 23% menos para ellas (en el estado español, es del 16%, como la media europea).

La situación de los pobres es desesperada. Siete millones de alemanes, entre ellos tres millones de desempleados, viven con algún tipo de subsidio. A finales de 2010 Merkel lo situó en 364 euros. Esos siete millones son el nuevo “ejército de reserva” que permite seguir empujando hacia abajo las condiciones laborales.

Ese panorama, al que se llegó con el silencio cómplice de las cúpulas sindicales, es el que sirve de modelo a las actuales reformas laborales en todos los países. En algunos, con niveles de paro altísimos –más del 20% en el estado español-, y en todos con unas víctimas preferentes: los inmigrantes –por ejemplo en el estado español su paro es del 30,4%- y los jóvenes –tasas del 21% de promedio europeo y en el estado español el doble-.

13.- La fortaleza de la banca alemana: exportación de capitales con la plusvalía de sus trabajadores/as. Tras la reunificación, Alemania asumió un gran coste económico con el cambio del marco 1x1 como medida más gráfica, que le costó casi diez años digerir, y durante los cuales fue una receptora de capitales y créditos. Sin embargo, las brutales condiciones laborales descritas en el punto anterior que se explican en el capítulo III (punto 21), comportaron entre 2000 y 2007 beneficios añadidos de 99.000 millones de euros, y los ingresos empresariales y patrimoniales aumentaron un 7,7% anuales frente al 1,1% de crecimiento salarial medio. Esa acumulación de capital, a partir de 2001, se convirtió en una exportación de capital de 270.000 millones de euros de media anual dirigida a destinos puramente especulativos, como las burbujas inmobiliarias y a promover la evasión y la inversión improductiva, pero además con sus créditos, permitían a los países periféricos comprar los productos alemanes en un círculo sin fin, y generaban la enorme deuda privada –de los bancos en gran medida- que luego nacionalizaron los estados. La consecuencia es que ahora los bancos alemanes están al borde del abismo y para tratar de recuperar el capital que prestaron fuera, imponen un saqueo criminal a las naciones de las que han obtenido en estos últimos años beneficios incalculables.

14. Alemania-Francia en la nueva UE. Eso provocó un cambio drástico de la correlación de fuerzas entre Francia y Alemania con repercusiones directas en la estabilidad política francesa. Un elemento central del pacto que da lugar a la UE es la Política Agraria Común (la PAC) que llegó a absorber más del 80% del presupuesto comunitario, y supone la financiación con dinero de la Alemania industrial derrotada militarmente en la Guerra a la burguesía agraria francesa. A partir de la reunificación de Alemania, que redimensiona el potencial alemán y de los enormes costes derivados, Alemania exige y empieza a recortar las subvenciones a través de la PAC. Las consecuencias del empobrecimiento de la pequeña burguesía tienen una relación directa con el proceso de construcción de la extrema derecha, aunque tenga también incidencia en otras clases sociales. Otro elemento decisivo de la nueva correlación de fuerzas fue la determinación alemana de proceder a una rápida ampliación de la UE al este europeo.

15.- El binomio Merkel-Sarkozy. A hoy, Dentro de esa nueva jerarquía en la que Alemania termina imponiendo su ley, Francia y Alemania siguen siendo las dos potencias decisivas en la UE. Eso llevó a hablar del Merkozy. A día de hoy, los países europeos concentran más de la mitad de la facturación del comercio exterior alemán, así como son el origen de la mayoría de importaciones, con Francia como el primer socio comercial en uno y otro sentido. Pero también, y principalmente, Alemania es la primera acreedora de los países periféricos (568.600 millones de euros), seguida de Francia (440.000 millones), Italia (96.400) y, a su vez España acreedora por 127.600 millones (99.800 nos debe Portugal). O sea que lo que se está “rescatando” es el capital ficticio de los grandes bancos europeos, mayormente alemanes y en segundo lugar franceses. Esta es la base material del binomio Merkel-Sarkozy. Y refleja también, no sólo la jerarquía en la UE en términos de PIB, sino la correlación de fuerzas entre las clases en cada uno de los dos países en los últimos años -más combativa la clase obrera francesa a la que no se han podido aplicar planes tan brutales como a la alemana-.

16.- Europa del Este: de la expansión alemana a la crisis y la entrada del FMI. La ampliación de la UE al este fue una exigencia de las multinacionales alemanas, que partiendo de la posición privilegiada de la Alemania reunificada con estrechas relaciones con el este europeo, buscaban aprovechar las ofertas a precio de ganga de la privatización en masa y elegían los mejores sectores para deslocalizar sus industrias, pudiendo utilizar la mano de obra calificada y barata y proceder a una reducción de costos de producción de sus empresas. A ello se sumó la política alemana de exportación de capital y tras un fuerte crecimiento basado en el endeudamiento de las familias, sufrieron la peor recesión de toda Europa a fines de 2008 y 2009. Polonia y República Checa lograron salir de ella y obtener PIBs positivos en 2010 y 2011, pero el resto no. Algunos, con una variante de la crisis inmobiliaria a partir de créditos masivamente concedidos a familias a intereses inicialmente reducidos, en divisas extranjeras. En Hungría, la crisis hipotecaria, se combinó con un enorme aumento del déficit, una deuda pública del 72,9% del PIB y fuertes resistencias sociales contra la privatización, en particular de la salud.

El BCE no puede ayudar a los estados de la zona euro, pero sí fuera de ella. Así que inyecta ayudas en el Este para que los estados paguen a los bancos occidentales, pero aunque lo amplía, el montante no alcanza. Se impone la "solución" del FMI: el G20 triplica sus recursos para reflotarlo con la excusa de las ayudas al Este. Las contrapartidas de las ayudas de 2008 y 2009 del FMI, la UE y diversos bancos a Hungría, Letonia, y luego a Rumania, son brutales. Hungría: privatizaciones, bajada de 2,5 puntos del PIB de gasto público, del 30% de los salarios de los funcionarios y congelación del resto. Letonia: bajadas del 20% del SMI, del 10% de las jubilaciones, del 50% de los salarios docentes y de un tercio del gasto en salud. Rumania: compromiso de bajar la masa salarial un tercio en cinco años, suprimir 100.000 funcionarios, disminuir jubilaciones y subsidios. Entre marzo de 2009 y marzo de 2010, el paro en Letonia pasa del 14,3% al 22,3%, y el PIB cae más del 20% en dos años. En marzo 2012, la CE suspende los fondos de cohesión a Hungría por exceso de déficit y exige nuevos planes de ajuste.

17. Entre el control de la deuda y el crecimiento. Este debate se ha instalado entre los sectores burgueses. Responde por un lado a tensiones interburguesas acerca del reparto de los recursos –pues sectores productivos piden también fondos públicos como “estímulo al crecimiento”-, así como a una pequeña relajación en la presión de la deuda que permita una cierta recuperación del consumo. Pero también supone una cierta tregua que evite un choque de clases más directo, en respuesta a la resistencia de las masas a las políticas restrictivas. Referente de esa política es la socialdemocracia, con Hollande a la cabeza, tras el que sigue la socialdemocracia alemana (reciente vencedora de comicios parciales) y sectores industriales. Estos sectores levantan la bandera de Obama y no es exclusivo de la socialdemocracia, sino que bu4rguesías como la española se apunta a esa relajación de los objetivos de control del déficit. Pero no hay que engañarse: ambas políticas son las dos caras de la misma moneda con la que el imperialismo intenta hacer pagar la crisis a los trabajadores y trabajadoras. ¿Alguien duda a quién harán pagar las facturas por los estímulos a la producción? A nombre del crecimiento veremos nuevos proyectos de reforma laboral que deterioren más las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras.

II.b. La crisis de la deuda pública y los rescates

18.- El BCE garante de los beneficios financieros. La mayor parte de la financiación de la deuda de los estados se hace en un lucrativo proceso. El Banco Central Europeo presta dinero a los grandes bancos con una tasa de interés cercana al 1% mientras los movimientos especulativos permiten colocar ese dinero en forma de préstamos a los estados a un interés de alrededor del 6% (en noviembre se llegó a alcanzar el 14% a diez años y el 20% a 3años, para el bono griego). Para obtener esos enormes beneficios de los bancos, se ahogan las economías de los países que reciben los préstamos al punto que hacen impagables los plazos de la deuda. Es en esta situación en la que Alemania, y con ella los grandes bancos germanos, seguidos a distancia por los franceses, exigen a sus gobiernos garantías en el cobro de esos suculentos beneficios. El llamado Pacto Fiscal intenta dar esas garantías, exigiendo reformas constitucionales para obligar a todos los gobiernos a pagar, en primer lugar, la factura de la deuda, imponiendo a los estados drásticas restricciones en los gastos y un ataque por ley a salarios, pensiones y gastos sociales.

19.- Grecia, el eslabón débil de la cadena en la zona euro. Los planes de rescate. La cadena del sobreendeudamiento se rompió por el eslabón más débil y tras una ofensiva en toda regla del capital financiero internacional. Después de planes de austeridad, llegó la amenaza de quiebra y el primer “plan de rescate”. Su objetivo prioritario no era ayudar a Grecia a salir de la situación, sino evitar la quiebra de los grandes bancos alemanes y franceses que dieron crédito a Grecia. La deuda sangra el país a razón de 1000 millones por semana. Un año después del primer plan de rescate la deuda es mayor, y las posibilidades de pagarla empeoraron drásticamente, el paro se disparó, los desahucios aumentaron, los salarios y las pensiones cayeron…. La deuda se volvió aún más impagable. La troika (BCE, UE y FMI) establece un control estricto sobre la política económica helena, al modo del FMI-BM en América Latina en la década de los 90. El 20 de octubre del 2010, la UE –de acuerdo con el FMI- dictaba las condiciones para un segundo plan de rescate. En enero 2012, nuevas condiciones para otro plazo con más ajustes y despidos, a cambio de un nuevo plan de refinanciación…

20.- Más dinero para la banca: segundo plan de rescate.

Los 4’2 billones de euros reconocidos por Durao Barroso que los estados entregaron a la banca en el primer plan de rescate son indigeribles para los estados. Pero ni siquiera esa suma resuelve la situación financiera, que sigue agravándose. La quiebra del banco franco-belga Daxia anuncia el estado precario de la salud bancaria. En la cumbre del 27 de octubre, 1 billón de euros se vuelve a poner directa o indirectamente al servicio de la recapitalización de los bancos. Los mecanismos son los de siempre, pagos a terceros deudores de la banca, mayor exigencia de capitalización que se puede cubrir recurriendo al fondo,… y la crisis de la deuda va acercándose al corazón de Europa, la reciente subida de la prima de riesgo de Francia es una alerta. Se suceden los planes para frenar el contagio, mientras los de ayer ya resultan insuficientes. ¿Cómo se va a pagar ese nuevo billón? Una nueva vuelta de tuerca sobre las clases populares europeas.

21. El plan de rescate de la banca española. El 9 de junio la UE, junto al BCE y el FMIaprobaron un plan de rescate a la banca española por valor de 100.000 millones de euros. Este es el destino directo del plan, es decir, no se van a utilizar los fondos para pagar sueldos o pensiones, sin embargo esto se hace con un crédito al estado a quien se le exigen las medidas para asegurar su retorno (reducción del gasto público, reducción del sueldo a funcionarios, aumento del IVA…). Un nuevo “plan de rescate” selectivo, es decir, más dinero para la banca, que devolverán las clases populares.

22.- ¿El fin del euro? La ofensiva del capital sobre los trabajadores/as no está exenta de un fuerte enfrentamiento interno. Las discusiones son múltiples: entre Francia y Alemania sobre la política a seguir y el pago de la factura; entre la banca alemana y el BCE, con la dimisión de los dos alemanes en protesta por la intervención del BCE en la compra de deuda soberana; entre la burguesía alemana y las burguesías periféricas. En este marco, sectores de la banca alemana plantean directamente que ya no es posible sostener el euro, o al menos que hay que descolgar fuera del euro, o en un euro de segunda, a las economías periféricas castigadas por la crisis de la deuda. El debate entre ellos es si el coste compartido por los estados centrales que supone la compra de deuda desde el BCE compensa el debilitamiento del euro. No hay una solución en el marco de “la economía capitalista”, la solución se desplaza a la lucha de clases: o el capital impone la destrucción a la clase obrera y demás clases populares o estas acaban con el capitalismo, esa es la disyuntiva. Hay grietas entre sectores burgueses de los países intervenidos, respondiendo a la parte del pastel que toca, pero hay un acuerdo de clase para impulsar todo el paquete de medidas contra los trabajadores/as que les une por encima de sus diferencias.

II.c. Asalto a las conquistas laborales y sociales.

23.- Una ofensiva sin precedentes contra la clase obrera. Bajo el dictado de la banca y las instituciones europeas todos los gobiernos europeos y la patronal se han lanzado a una ofensiva sin precedentes para cargar la crisis sobre los trabajadores/as. Las empresas aplican a discreción recortes de plantillas y sueldos, con la complicidad de los gobiernos y la pasividad de las direcciones sindicales. Los Gobiernos recortan los salarios de los trabajadores/as públicos, las pensiones, la enseñanza y la sanidad públicas. Conquistas de decenios de lucha se funden en un instante. Las condiciones de vida de la clase obrera retroceden. Se disparan los desahucios y la pobreza en Europa (en algunos países ya con el 26%). Pobreza que, de otro lado, se ceba en las mujeres (62 millones de los 110 europeos que la sufren en 2012).

24.- Criminalización de la inmigración, Shengen… y cuando no alcanza, restauración de las fronteras. La Europa fortaleza que garantiza Shengen ha sido base de las distintas leyes de extranjería europeas, y sus sucesivas reformas, pero han dado un salto en su forma de aplicación con la exacerbación de la crisis y la presión migratoria de las revoluciones en el Norte africano y la caída de sus viejos dictadores que hacían de guardacostas al servicio de la UE.

Las leyes de extranjería fueron las mejores reformas laborales que los estados podían poner en funcionamiento sin chocar con los sectores de la aristocracia obrera representados por los sindicatos. Las enormes bolsas de mano de obra sin papeles, fueron la carne de cañón de los sectores de producción que no podían deslocalizarse –construcción, agricultura, hostelería,…-, a la vez que representaban un importante ejército de reserva que, junto a los con papeles pendientes siempre de mantener el trabajo si no querían perder la “legalidad”, crearon las condiciones para rebajar condiciones, y sobretodo dividir a la clase e incluso inyectar en su seno el racismo y la xenofobia. Las huelgas británicas de principios del 2009 exigiendo “British jobs for british workers”, fueron uno de los más claros reflejos.

Berlusconi criminalizando la falta de papeles en 2008, aceleró la espiral de persecución generalizada en toda la UE. Sarkozy endureció aún más la ley de inmigración en 2010, tras la expulsión ilegal de los inmigrantes gitanos sin ninguna acusación de delito. En su reforma incluía extradiciones y retirada de ciudadanía a quienes, siendo de origen no-francés, cometieran delitos contra la autoridad: las deportaciones fueron 28.000 ese año y 33.000 al siguiente. Cada vuelta de tuerca empuja más a la clandestinidad a los que quedan en el país incrementando exponencialmente su esclavitud y marginalidad, cuando ya fueron de los primeros trabajadores en los que se cebó el paro desde los primeros años de la crisis –p.ej. en países como España, construcción y entre las mujeres, sobre todo las más jóvenes, aumenta la trata para esclavizarlas en la prostitución en las industrias del sexo-.

Pero, en situaciones agudas -y a pesar de que el mismo Shengen prevé su suspensión, limitando la libre circulación dentro de la UE-, ni sus leyes alcanzan y renacen con fuerza las fronteras. Frente la avalancha a Lampedusa (Italia) de emigrantes tunecinos y libios durante las revoluciones en sus países, Francia exigió la suspensión y revisión de Shengen –cosa que en la campaña electoral de Sarkozy, en marzo 2012, concreta para el año que viene-. Dinamarca fue más lejos y restauró los controles fronterizos.

25.- Desmantelamiento del “estado del bienestar”. La reconstrucción de los estados burgueses tras la II GM, tuvo que desarticular un movimiento de masas armado que había enfrentado la ocupación nazi en distintos países. Para ello fue esencial, la traición de los PCs a las ordenes de Stalin. Éste se encargó de pactar los acuerdos de Yalta y Postdam que dividían Europa, y en particular Alemania, y llevaban al aplastamiento de la revolución griega; y en el oeste, los PCs se encargaron del desarme. La burguesía pudo renacer de sus cenizas pero tuvo que ceder importantes cuotas de poder a partidos y sindicatos dirigidos por la socialdemocracia y los PCs. La debilidad de la burguesía y el ascenso de postguerra –reforzado con las luchas de independencia de las colonias-, fueron la base del llamado “Estado del Bienestar”. Son las luchas obreras de posguerra las que impusieron un modelo por el cual dos partes de su salario –el indirecto y el diferido- se dedicaban a la consolidación de un sistema social universal que garantizaba las necesidades esenciales de toda la sociedad: pensiones, educación, salud, y servicios sociales. Esas condiciones –arrancadas a la burguesía- al imponer elevados niveles de bienestar, hicieron que la siguiente crisis de sobreproducción se retrasara 20 años, hasta los 70; y que aún fuera superada sin caer en la espiral del crack. Pero la tasa de beneficio siguió bajando, y el capital financiero impuso a los gobiernos las políticas neoliberales a partir de los 80, que se pusieron como objetivo arrancar esas dos partes de salario de manos de los trabajadores para incrementar la plusvalía extraída de ellos. Fueron los ataques privatizadores a pensiones, sanidad, educación,… buscando rentabilizar esos servicios.

Con la presente crisis el ataque va más allá. El desmantelamiento se hace ahora imprescindible para que ese dinero vaya a cubrir las deudas externas. Así para quitarnos el salario indirecto, se va desde el cierre de los servicios, o el que volvamos a pagar por lo que ya pagamos –profundizando la privatización con formas de copago de la sanidad, de tasas universitarias elevadas,…-. Y para arrancarnos el diferido, se reduce el subsidio de paro, las pensiones, se alarga la edad de jubilación,… De la mano de la supresión o privatización de servicios va el despido de trabajadores públicos y sus reducciones salariales que también proceden de nuestro salario indirecto o, en algunos ámbitos, de nuestro aporte impositivo tanto directo –IRPF- como indirecto –IVA- que también se incrementa para pagar los brutales intereses de la deuda. Y también víctimas específicas de estos recortes son las mujeres que ven recaer en ellas aquello que ya no ofertan los servicios sociales –encarecimiento de jardines de infancia, falta de atención a los dependientes que ya nunca había sido completa,…-. En distintos grados y a distintos ritmos, estas son las constantes de las actuales medidas de recortes.

III. LA EUROPA DEL CAPITAL Y LOS DERECHOS DEMOCRÁTICOS

III.a. Hacia estados policiales

26.- La UE, la Europa del capital. El carácter de la UE como instrumento al servicio del capital financiero ha quedado de manifiesto nítidamente. Los otros problemas de la economía, como el crecimiento y los trabajadores o el paro, quedan relegados y son una simple moneda de cambio para garantizar los beneficios de la gran patronal financiera. Las diferencias en la construcción del mercado europeo entre una periferia cada vez más dependiente y endeudada con un centro (Alemania) que absorbía la producción y construía un poderoso sistema financiero que actuaba de prestamista a la periferia, llevan a la ruptura del euro. A la luz del desarrollo de esta crisis se ha demostrado la inexistencia de un imperialismo europeo como tal, y la existencia, en cambio, de una jerarquía incuestionable en la que el imperialismo alemán se impone al resto de los imperialismos europeos. Las multinacionales no han dejado de tener patria, ante la necesidad de recurrir al poder político para abrir mercado o defenderse de otros competidores: se trata de la Europa del capital en una guerra sin cuartel contra los trabajadores/as.

27.- La cesión de soberanía no debilita la esencia de los estados, los refuerza. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el Pacto de la Reforma Estructural y el Pacto del Euro, con la voluntad por parte de la Comisión y el Consejo de imponerlos a la ciudadanía europea a través de sus estados, han vuelto a poner sobre la mesa el debate de la cesión de soberanía. Algunos hablan de que la llamada Gobernanza Económica Europea (la concreción de los tres pactos) es “un verdadero golpe de Estado silencioso” contra las soberanías nacionales, que se contrapondría “al verdadero Gobierno Democrático de la Economía, imprescindible en la reconducción de la construcción europea”. Un razonamiento aparentemente opuesto fue el de Negri cuando llamaba al voto afirmativo en el referéndum francés sobre la Constitución europea, valorándola como “positiva para disminuir el peso de los Estados-nación y aumentar el peso de Europa”. Ambas posiciones parten del hecho de que las cesiones de soberanía a la UE tienen un carácter cualitativo que debilita a los estados nacionales. No es así, todas ellas los atan a los mandados de las grandes multinacionales, alejándolos lo más posible de los vaivenes de la lucha de clases de su país –limitándolos incluso para poner paliativos sociales-, pero no son cambios cualitativos en el papel del estado. No sólo les permiten mantener la esencia del estado-nación (el batallón de hombres armados encargados de mantener la dominación de clase, que decía Engels), sino que la refuerzan en sus rasgos más represivos y antidemocráticos para aplastar a los y las trabajadoras en cada país. Más UE no es menos estados, sino estados con más rasgos bonapartistas, y más brutales contra sus pueblos para jugar el papel que les es esencial, el de garantes del capital.

La UE es un frente de estados contra la clase obrera. Y ese frente no es reformable, sino que es imprescindible derrotarlo –en cada estado, y como UE, como totalidad - para construir una Europa de los trabajadores y los pueblos.

28.- La UE nunca ha tenido un carácter democrático como demostró desde su fundación con el papel asignado al parlamento europeo por el que pocas cosas pasaban. El centro de decisiones, como el frente de estados que es, es el Consejo Europeo que reúne a los representantes de los estados miembros. Pero aún esa estructura precisaba ser reforzada para garantizar el control de las multinacionales y el capital financiero. Se propusieron imponer la Constitución Europea, que tuvo que ser abandonado tras la derrota sufrida en los referéndums, particularmente en Francia en 2005. El fracaso hacía trastabillar la propia UE. La Constitución, maquillada, fue presentada sin tanta pompa como Tratado de Lisboa. Ya ningún gobierno jugó a ponerlo a referéndum, excepto allí donde no había otra opción como Irlanda. Las multinacionales exigían su puesta en funcionamiento para asegurar sus intereses en países que pueden desestabilizarse. Irlanda –bajo una profunda crisis- votaba en 2010 a favor, después de repetir un referéndum que rechazó el texto de Niza. Cuando una cosa no sale como les interesa lo repiten hasta que se impone.

29.- La democracia es incompatible con el capitalismo en crisis. La sola mención de la palabra referéndum en Grecia hizo saltar la alarma en el BCE, en los gobiernos y en todas las instituciones de la UE. Se levantaron acusaciones contra Papandreu por insolidario, irresponsable, incendiario... todo ello por el simple hecho de que un Gobierno pusiera sobre la mesa la posibilidad de que el pueblo decida sobre el acontecimiento que va a ser más determinante en sus vidas: la respuesta a la crisis. ¿Cómo era posible -bramaban los dirigentes europeos- que se preguntara a los y las griegas sobre si se acepta o no un segundo plan de rescate? En la cuna de la democracia era un escándalo dar la palabra al pueblo. Los que dan lecciones de democracia en el mundo se aterrorizaron con la posibilidad de que el pueblo decidiera sobre si primero van los mercados o los trabajadores/as. ¿Y si esa exigencia se extendía por la Unión Europea? Papandreu fue obligado a desdecirse del referéndum y se preparaba una intervención desde la troika para imponer el gobierno “tecnócrata” de Papademos con la exigencia del apoyo de los dos grandes partidos del parlamento. El capitalismo y todas las instituciones temen la voz del pueblo. ¡Defendemos el derecho del pueblo a decidir sobre su futuro!

30.- Un nuevo bonapartismo y la política de “unidad nacional”. Tras Grecia, Italia también fue sometida al control y vigilancia de la troika. La crisis política fue aislando al cavaglieri de sus aliados y fue debilitando al gobierno mientras crecían las movilizaciones de rechazo. Este panorama fue perfecto para sacar suculentos réditos con ataques especulativos a la deuda pública italiana. Finalmente, y tras varias intervenciones del BCE comprando deuda italiana, Berlusconi fue sustituido por el también “tecnócrata” Mario Monti. Por primera vez desde Mussolini, ni un solo ministro del gobierno había sido elegido en unas elecciones. Sin embargo, tras Monti, como tras Papademos, se impuso la unidad nacional que se refrendó en el Parlamento. El objetivo de estos dos gobiernos presididos por exempleados de Goldman Sachs, es aplicar sin dilaciones los planes decididos por la troika. Los gobiernos “tecnócratas” intentan elevarse por encima del enfrentamiento político entre los partidos y los cálculos electorales de estos, para servir al gran capital, incluido el italiano o griego respectivamente. Se trata de un bonapartismo que actúa bajo la presión del capital financiero internacional y con la aceptación de la burguesía. La soberanía nacional se pone en cuestión, como lo estaba en América Latina bajo la deuda externa, pero no se cuestiona el régimen jurídico en que se asientan el estado nacional y sus instituciones, lo que daría lugar a un bonapartismo más clásico. Un gobierno que, ante la agudización de la lucha de clases, reforzará su contenido policial.

III.b. Recomposición de la extrema derecha

31.- Se recompone la extrema derecha. Esa vuelta de tuerca para imponer las decisiones del capital a los trabajadores/as no es el último recurso. Ya en Grecia sonó, aunque muy levemente, la posibilidad de una intervención del ejército, y en los días del anuncio del referéndum, Papandreu reorganizó toda la cúpula militar. Pero por si no hubiera esa posibilidad o fuera insuficiente, el capital financiero empuja y financia la recomposición de una extrema derecha en Europa. El fascismo es la última bala en la recámara del capitalismo. En momentos de crisis, aumenta la polarización y crece la extrema derecha. En los años 30, Hitler llegaba al poder en Alemania tras el gobierno de Brüning, que aplicó drásticos e infructuosos planes de austeridad para sacar el país de la gran depresión y que generaron fuertes luchas obreras. En el último ciclo electoral en Europa, la extrema derecha ha obtenido sus mejores resultados desde la II Guerra Mundial y en algunos países (Austria, Hungría, Países Bajos, Italia, Suiza, Grecia, Noruega, Dinamarca) forman parte o condicionan el gobierno. Con un discurso antiinmigración, antiislámico, ultraliberal y ultranacionalista atraen el voto de la pequeña burguesía y sectores de la clase trabajadora golpeados por la crisis.

32.- La lucha contra el fascismo. Este verano hemos asistido a la agresión fascista más brutal que se ha producido en Europa en años. 84 jóvenes que participaban en un campamento del partido socialdemócrata en la isla de Utoya, patrimonio sindical de Oslo, murieron a manos de un exmilitante del ultraderechista Partido del Progreso. El gobierno socialdemócrata lo trató como un loco y los tribunales están encarando el proceso en el mismo sentido, por lo que podría incluso ahorrarse la cárcel. En lugar de llamar a un frente antifascista de organizaciones sindicales y políticas de izquierda exigiendo, con una huelga general, la investigación de las conexiones del asesino con el aparato del estado, todo quedó en muestras de dolor como si se tratara de una lamentable catástrofe. Gran parte de la izquierda radical tampoco ha dado gran importancia a un ataque fascista a organizaciones que se reclaman de los trabajadores, pues magnifican el imprescindible enfrentamiento a las direcciones socialdemócratas europeas, lo que lleva a no tener ninguna política para sus bases que siguen considerándose trabajadoras y con fuerte influencia sindical. Hay que abordar la lucha contra el fascismo sin sectarismos, pero desde una política de independencia de clase, en un frente amplio de organizaciones políticas y sindicales que se reclaman de la clase obrera y el pueblo. Es un error pretender separar los partidos de la burguesía democrática de los de la extrema derecha, como ocurrió en Francia cuando una parte de la izquierda llamó a votar a Chirac frente a Le Pen. No son enemigos irreductibles, sino que se complementan, y, como ya ocurrió en los años 30 con los frentes populares, si es necesario, los demócratas acaban cambiando de bando y preparando el camino para el fascismo.

III.c. La cuestión nacional

33.- La cuestión nacional en Europa está en la raíz de muchas de las tensiones internas de los actuales estados y es un componente esencial de la lucha de clases. Hay que volver a los análisis históricos del marxismo para identificar las diferencias entre restos de enclaves coloniales, fenómenos de segregación y problemas nacionales no resueltos que suponen opresión, pues la política revolucionaria cambia.

En relación a casos de legados del régimen colonial como Irlanda del Norte, la lucha por la reunificación de Irlanda excluye el derecho de autodeterminación (uno de los centros del Acuerdo de Viernes Santo), porque con él estamos reconociendo la legalidad del proceso de ocupación colonial del que fue objeto. Estamos por la retirada británica y la reunificación de Irlanda. Y, del mismo modo que lo plateamos para las Malvinas, o haríamos para Ceuta o Melilla, enclaves coloniales del Estado español o el Gibraltar británico, donde en modo alguno puede aceptarse la autodeterminación, sino que hay que exigir la devolución al país en el que se encuentran. O, en los casos de las colonias francesas de ultramar, donde corresponde la independencia.

En relación a las políticas de la burguesía para provocar el enfrentamiento y la división entre los trabajadores como en el caso de la Liga Norte italiana -un movimiento reaccionario burgués que intenta profundizar las diferencias con el sur más empobrecido-, la denuncia debe ser permanente.

Otro caso son naciones oprimidas como Euskadi, Catalunya, Escocia, Kurdistán,… Es el problema nacional que aborda el marxismo. En tanto que problema democrático irresuelto bajo el capitalismo, genera la posibilidad de su transcrecimiento en consigna transicional ya que atenta contra las fronteras de los estados existentes y por tanto, objetivamente, cuestiona los regímenes que las sustentan, por lo que estamos del lado de la nación oprimida ante la opresora y defendemos el derecho de autodeterminación. Las direcciones de estos movimientos, pequeño burguesas o burguesas o no tienen ese objetivo o no van a defender consecuentemente el movimiento que cabalgan. Al contrario, van a tratar de compaginarlo con el mayor servilismo al bonapartismo creciente, y van a tratar de encontrar un hueco en la Europa de las Regiones sin cuestionar los estados. Pero no definimos nuestra posición según unas u otras direcciones, sino en relación a las necesidades de la clase obrera, que precisa dirigir la lucha y arrastrar tras de sí a los sectores pequeñoburgueses. Por eso nuestra política es poner la lucha de la nación oprimida bajo la dirección del proletariado e impulsar la lucha consecuente que aúna derecho de autodeterminación con enfrentamiento con los estados y sus regímenes. Llevar la defensa del problema nacional a los trabajadores y sus organizaciones –en general proclives al nacionalismo opresor-, en defensa del derecho de autodeterminación de un lado, mientras del otro combatimos las posiciones no-clasistas y las direcciones nacionalistas pequeñoburguesas y burguesas –por lo demás siempre inconsecuentes-, para empujar al conjunto a una sola lucha contra el estado y el régimen dominante es nadar contra corriente. En cambio no lo es negar el problema como niegan los estados basándose en el nacionalismo opresor, el dominante. Ese problema es central en los programas revolucionarios de los países en que está presente, tal como afirmaba Trotsky en el 36 refiriéndose a España. No estamos por la posición del joven Marx y de Rosa Luxemburgo que llegaron a apoyar anexiones que derribaban postes fronterizos en nombre del internacionalismo. Nuestra posición es la de Lenin, que no sólo no supedita cuestión nacional a la unidad de la clase, sino que los conecta dialécticamente y no para después de la revolución sino para el aquí y el ahora, aún cuando sea un proceso “pacífico” de separación (posición de Lenin ante la separación de Noruega de Suecia).

34.- La política de los imperialismos para encauzar las movilizaciones nacionales es tipo el “café para todos” de la Transición española que se concretó en una multitud de comunidades autónomas, entre las que diluir las naciones y mantener el estado. Ahora en la UE, su equivalente es la Europa de las Regiones –en la que además se incita a la competencia para mejorar las condiciones de las multinacionales y abaratar la mano de obra-, ya que la burguesía tiene claro que precisa abordar ese problema, pero lo hace, como lo hizo en el estado español, supeditado al objetivo de fortalecer los estados para mantener a raya la lucha de clases. Por eso están abocadas al fracaso las propuestas que, desde los partidos nacionalistas burgueses y los pequeñoburgueses, crean expectativas de resolver el problema nacional en el marco de la Europa de las Regiones para evitar enfrentarse a los estados: la única solución real es la autodeterminación que invariablemente lo cuestiona y es el valor que aporta esta reivindicación a la lucha revolucionaria.

Mientras pueden, la política de los estados es encauzarlo, pero cuando no alcanza, se pasa a la violencia: Bosnia está aún fresco en la memoria, y la política del estado español, negándose al reconocimiento de Kosova, también. Y desde febrero 2008 hasta el día de hoy el ejército turco está en una campaña militar contra las milicias de Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), reprimiendo los pueblos tanto dentro de las fronteras turcas como en el norte de Irak, con el fin añadido de debilitar el autogobierno del Kurdistán iraquí.

III.d. La opresión de la mujer

35.- La mujer. La Iglesia. El laicismo. Ya hemos señalado la situación específica de las trabajadoras en el marco económico descrito que sufre la clase obrera. A ello faltaría añadir, como consecuencia del mismo y de la estructura patriarcal de la sociedad, la violencia de género. En la UE, aproximadamente el 25% de las mujeres sufren violencia física durante la edad adulta –y mueren entre 700 y 900 al año según eurostat del 2012- y más del 10% es víctima de violencia sexual. Sin embargo, las mayores cifras porcentuales de violencia de género, no se dan sólo producto de situaciones de crisis –datos de 2007-, ni tampoco por modelos educativos sexistas y se da en Finlandia, Suecia y Alemania, donde entre el 40 y el 50% de las mujeres la han sufrido, por lo que es un fenómeno que tiene sus raíces en la dependencia de las mujeres de una sociedad basada en la estructura patriarcal con un papel de subordinación al hombre.

Aquí vamos a ahondar en los recortes a las libertades de las mujeres, que los estados están profundizando cuando incrementan sus rasgos antidemocráticos y crece la influencia de la extrema derecha en los gobiernos. Esos retrocesos se fundamentan en elementos ideológicos que, habitualmente, se asientan en el carácter reaccionario y misógino de la religión dominante. Tuvimos buena prueba de ello en el redactado de la Constitución europea, en la que diversos países católicos defendieron se explicitara la “herencia cristiana” de Europa. Quedó en “herencia religiosa”, pero el objetivo común era su valor como fuente de segregación y marginación del Islam mayoritario de los inmigrantes. Pero sea u otra, la mujer es moneda de cambio de religiones fundamentadas en diversos grados y variantes de opresión y nuestra política deberá delimitar en cada caso la defensa del laicismo y lo que, en su nombre, puedan ser agresiones a mujeres de grupos minoritarios –caso del decreto contra el burka en localidades del estado español-.

De entre las cristianas europeas, cobra especial importancia la católica, con su estado Vaticano y los acuerdos y concordatos con otros como el español o el italiano. Así por ejemplo, las políticas relativas al aborto difieren de un estado a otro, pero está legalizado en la mayoría de los países de la UE. Las políticas más restrictivas están en países católicos, como Irlanda. En Portugal y España, se legalizó bajo algunos supuestos en los últimos años, pero el retorno del PP al poder en esta última, plantea el recorte de los derechos que recogía una ley de por sí insuficiente, pues no lo garantizaba la atención en el sistema de salud pública. También desde una perspectiva católica, se ilegalizó el aborto en Polonia después de 40 años de legalidad. En todos los casos es obvia la negación del derecho de la mujer al propio cuerpo y a la maternidad con el consecuente control de la procreación. Pero si hay un lugar donde este hecho se hace evidente, incluso autorizándolo en nombre del laicismo frente al islamismo, es en Turquía: es legal –desde el 36 en caso de riesgo para la madre o malformación del feto, y bajo supuestos parecidos a los de otros países europeos a partir de 1983-, pero con consentimiento del marido si están casadas. La defensa del derecho de la mujer a su cuerpo, así como la exigencia de ruptura de los lazos entre el estado y las religiones –especialmente en Europa los concordatos como el español con la Santa Sede-, y la lucha contra el patriarcado serán constantes de nuestra política.

IV. CARÁCTER IMPERIALISTA DE LAS BURGUESÍAS DE LA UE

36. Intervenciones militares según acuerdos y roces con el gendarme mundial, EEUU. Su incapacidad para orquestar una política exterior conjunta como UE, en general les ha llevado a alinearse tras EEUU, tanto en su patio trasero –guerra de Bosnia, Kosova y bombardeos de Belgrado- como fuera de él –1ª guerra del golfo, Afganistán…-. La realidad de varias burguesías estatales –y por tanto de imperialismos en competencia- que está en el fondo de su incapacidad para unificar intereses, también ha hecho que aparezcan diferencias con EEUU en una guerra como la de Irak. No son dos formas distintas de ejercer el poder –una beligerante y otra pacífica-, sino intereses contrapuestos. Así, junto a Bush se alinearon Blair y Aznar, con un denominador común alrededor del petróleo. EEUU al servicio de las petroleras Chevron-Texaco y Halliburton Corporation buscaba las reservas petroleras iraquíes, tratando además de hacer desistir una OPEP tentada, junto a Argelia, Libia, Irán y Venezuela, a realizar sus transacciones en euros. A tal fin, estaban dispuestos a repartir beneficios con la británica Royal Dutch Shell y dar algunas migajas a la española Repsol. Por su lado, Francia, con acuerdos de Total-Fina-Elf con Saddam para la explotación en el norte iraquí, ponía distancia de la invasión. Por el contrario, el capital financiero alemán, estaba más interesado en dar apoyo a quienes apostaban por el euro como moneda de transacción petrolera, con todo lo que implicaba para su economía que lo había impuesto a imagen y semejanza del marco. Esa posición se impuso a la del capital industrial –especialmente del automóvil- preocupado por la reducción de sus exportaciones a los EEUU.

37.- Acuerdo imperialista ante las revoluciones del Norte de África. Los viejos imperios dejaron tras de sí países semidependientes en los que han seguido actuando con una estela de saqueos y masacres propias de cada imperialismo -cuando no enfrentados entre sí-. No ha sido un camino de rosas el predominio de las francesas Fruit Company, el holding industrial Bolloré -en 41 países africanos con desde terminales de contenedores a plantaciones-, el grupo Bouygues -obras públicas, agua, electricidad-, la Total en Nigeria, o el líder mundial de energía nuclear Areva con sus extracciones de uranio en Níger. En defensa de esos intereses han acudido la diplomacia, el apoyo a dictadores, el envío de armas o mercenarios,… cuando no los ejércitos de los distintos estados (operación Turquesa francesa en la guerra entre tutsis y hutus de 1994, o incidente de Perejil en torno a los acuerdos pesqueros hispano-marroquíes).

Sin embargo, después de todo el período post-colonial basado en el apoyo a los gobiernos dictatoriales de África del Norte a partir de acuerdos bilaterales, ante las revoluciones del Norte de África, los viejos imperialismos europeos, han actuado en primera línea –con la salvedad alemana-. En el caso de Ben Ali, la misma mañana en que el dictador hacía las maletas, la Ministro de Exteriores francesa le estaba ofreciendo armamento para reprimir «con eficacia» la revuelta. Pero a continuación es Sarkozy quien encabeza en un primer momento, junto a Gran Bretaña e Italia, el llamado a la intervención de la OTAN en Libia para reubicarse en el imparable proceso revolucionario. Y es él también el primer gobierno en reconocer el CNT, y junto a Cameron, los primeros en pisar Trípoli tras la caída de Gadafi. No por casualidad el 75% del crudo libio va a Italia (con la petrolera italiana Eni), Alemania (con la austríaca OMV), Francia (Total) y España (Repsol).

38. El papel de Turquía y el cortafuegos del islamismo moderado. Sin ser un país imperialista, Turquía se ha convertido en una submetrópoli clave para los países imperialistas de la UE. La burguesía turca desde años a la espera de la entrada en la UE, cobra un nuevo valor en el papel de cortafuegos de las revoluciones en el Norte de África y Medio Oriente. Con el gobierno islamista neoliberal a la cabeza, intenta convertir Turquía en una submetrópolis en la región como cuartel fronterizo de los EE.UU. y de la UE. Los islamistas en el gobierno son los mejores aliados del Israel sionista contra la resistencia palestina, aún y con los roces expresados a raíz del Mavi Marmara, o quizás reforzado por ellos a ojos de los pueblos de la zona. En Irak y Líbano ayudan a los ilegítimos gobiernos proimperialistas, mantiene tropas en Afganistán para ayudar a la ocupación imperialista contra la resistencia del pueblo afgano, y también ofrece su apoyo a Washington en el caso de un posible ataque contra Irán. Todo esto demuestra claramente el carácter reaccionario y proimperialista del AKP y la capacidad de los partidos islamistas de adaptarse a las necesidades de la burguesía a la que representan.

El proceso revolucionario del Norte de África y oriente Próximo, ha llevado al gobierno en Túnez y en Egipto a los partidos islámicos (Nahda y Hermanos Musulmanes respectivamente) con el apoyo de los militares, y por Turquía como nueva potencia política en la zona, sin duda para intentar parar el proceso con la colaboración imperialista. Su papel es intentar frenar los choques con el imperialismo europeo, aún cuando esto implique choques con los jóvenes en paro, con los trabajadores que viven en la miseria y con las asociaciones que exigen castigo a los culpables de la represión.

39. La PESD (Política Europea de Seguridad y Defensa), continuación de la financiera y comercial: sólo por coincidencia de intereses. Tras la incorporación de Alemania al saqueo africano a partir de la subida del precio de las materias primas y de su política de exportación de capitales, que le llevaron a dar un salto en las inversiones, la UE se dispuso en 2007 a proponer zonas de libre comercio con los países africanos (EPA’s: Economic Partnership Agreetment). A cambio se incrementarían las “ayudas millonarias al desarrollo”, que incluyen la financiación de las tropas de la UA, los retornos-deportaciones de inmigrantes, y aún así un rédito calculado de 3€ de compras a la UE por cada euro invertido. Pese a las pro¬puestas “para sobrellevar las perdidas por la liberalización comercial”, la UA rehúsa aún en 2011 la firma del tratado, apoyándose en la financiación que le ofrece la penetración china. También fracasó p

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