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20 de agosto 2019: 79 años del asesinato de Liov Trotsky. Trotsky, el revolucionario permanente

Miguel Cardil, 13 de septiembre de 2019




No se puede decir que Trotsky tuviera una vida cómoda. A la temprana edad de 19 años ya era considerado un peligrosos revolucionario por la policía zarista. Condenado, ha de soportar dos años en la cárcel para, a continuación, obligado a exiliarse en Siberia, de donde después de huir, recala sus 23 años en Londres, donde es recibido por Lenin, incorporándose así al grupo de editores de Iskra (La chispa).

Allí comienzan sus diatribas con Lenin, las divisiones en el ala menchevique y bolchevique de los socialistas rusos, agrupados en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia.


Situado en minoría en la organización de Zurich pasa a instalarse en Munich, pero vuelve a Rusia cuando estalla la preparación de la revolución de 1905, siendo uno de los pilares y en la práctica el máximo dirigente del Soviet de San Petersburgo. Se mueve entre Kiev y Finlandia, siempre temiendo ser detenido, cosa que finalmente ocurre durante una sesión del Soviet. Diez meses en prisión en espera de juicio, de nuevo condena al exilio en Siberia. En el camino del exilio, nueva fuga, acabando en Finlandia, donde se reúne con su segunda esposa y los exiliados rusos con Lenin a la cabeza.

Imposibilitado de volver a Rusia, a sus 28 años, inicia un largo exilio europeo afincado principalmente en Viena, donde continua el estudio y la polémica con Lenin, hasta el estallido de la primera guerra mundial, momento en que los socialdemócratas europeos se ponen del lado de sus respectivos gobiernos nacionales y envían a la muerte a miles de sus compatriotas.

Es un auténtico revulsivo: Trotsky poco a poco se distancia de las alas más moderadas y se acerca a los bolcheviques, a los que considera genuinos defensores del internacionalismo socialista. Esta es la coyuntura para dar por finiquitada la II Internacional y proclamar la III internacional.

Prosigue la persecución: deportado de Francia a España, logra tomar un barco en Barcelona que lo lleva a Nueva York, pero comienza la revolución de febrero (estamos ya en 1917) y en la vuelta los británicos lo detienen y lo envían a un campo de prisioneros alemán, aunque es liberado y consigue llegar finalmente a Petrogrado (la denominación de San Petersburgo en ese momento), incorporándose al Soviet y llegando a ser miembro del Comité Central del partido bolchevique, defendiendo la necesidad de derrocar el gobierno surgido en febrero. En esa época Trotsky y Lenin adoptan un punto de vista común.

Después de la la revolución de Octubre ocupa el cargo de comisario de Asuntos Exteriores hasta el tratado con Alemania de Brest-Litovsk (un tratado de paz por el que la Rusia soviética perdía gran parte de territorio). Pasa a desempeñar a continuación el cargo de Comisario para la Defensa, organizando el Ejército Rojo y viviendo en su tren blindado recorriendo el frente durante dos años y medio, el tiempo que duró la sangrienta guerra civil.

Al acabar la guerra Trotsky se dedica por entero a la reconstrucción económica de un país en bancarrota. Son los tiempos de la Nueva Política Económica, en un momento en que las fuerzas productivas estaban bajo mínimos.

Lenin, delicado de salud, va apartándose poco a poco, y en 1922 sufre un infarto cerebral. Desde este momento y hasta su muerte dos años más tarde, Trotsky va perdiendo posiciones dentro del partido, situación que aprovecha la oposición a Trotsky para acusarlo de violaciones de disciplina de partido, así que es destituido y más tarde expulsado del partido, deportado a Kazajistán y finalmente expulsado de la Unión Soviética en 1929. Se exilia en Turquía.

En 1930 recupera y da forma definitiva lo que será uno de sus grandes ejes teóricos: la «revolución permanente», donde enuncia la incapacidad de la burguesía para llevar a cabo la revolución democrático-burguesa y la necesidad de que sea el proletariado el que encabece la una revolución comenzando por las tareas democráticas y continuando con las socialistas.

Se traslada a Francia en 1933 y expulsado se muda a Noruega en 1935. Pero las autoridades noruegas lo mantienen en arresto domiciliario, hasta que acepta el ofrecimiento de asilo por parte del gobierno mejicano hacia finales de 1936.

La responsabilidad de la III internacional en el ascenso y la victoria del nazismo en Alemania ponen sobre la mesa la creación de la IV internacional, que es constituida en 1936, en medio de la fuerte represión contra los partidarios de Trotsky, la proximidad de la segunda guerra mundial y el reflujo del movimiento obrero.


Se instala en Coyoacán, Ciudad de México. Allí sigue incansablemente su actividad como dirigente político escribiendo sobre los temas del momento: el fascismo, el nazismo y la guerra civil española. De esa época data «La revolución traicionada», su denuncia más completa del carácter burocrático de la URSS, donde se analiza el ascenso al poder de Stalin y alerta del dominio de una casta burocrática que anularía todos los avances de la revolución.

Stalin lo había condenado a muerte y él era plenamente consciente. La mayoría los integrantes del Comité Central del Partido Bolchevique en 1917 habían muerto asesinados, decenas de miles de comunistas en Rusia habían sido víctimas del aparato policial de Stalin. A eso había que añadir la persecución que había padecido su propia familia.

En 1940 sufre un atentado por parte de un grupo de veinte hombres armados, que no logran su objetivo por bien poco. Stalin, decide cambiar de método y esta vez no falla: dos meses más tarde, un infiltrado en su círculo de confianza perpetra el asesinato. Trotsky permanece en coma hasta el día siguiente, hasta su muerte; así se daba fin a años de persecución y exilio.

El dramaturgo norteamericano David Ives, en su sketch «Variaciones sobre la muerte de Trotsky» le hace exclamar ya fatalmente herido y dirigiéndose a su esposa, Natalia Sedova: «Que un hombre pueda tener clavado un piolet en su cráneo y pueda vivir todavía durante un día...esto proporciona una pequeña esperanza para el mundo, ¿no?»

Miguel Cardil

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