Artículos de actualidad de la UIT-CI




Artículos de actualidad sobre Ucrania



8M en Lleida y Barcelona: OTRO AÑO LAS CALLES FUERON FEMINISTAS!



Estás aqui : Portada » Temas » Internacional

Portugal

¿Y si no pagamos la deuda?

, 27 de abril de 2011




Se abrió la mayor crisis política
en Portugal desde el tiempo de
la revolución. La radicalización
de la lucha social impidió la
aplicación de las medidas
gubernamentales del PS y del
PSD para reponer la tasa de
acumulación. La caída del
Gobierno fue inevitable y, para
aplicar aquello que el Gobierno
no consiguió, la burguesía
llamó al FMI. ¿Cuáles son
ahora las salidas para los
trabajadores? ¿Cómo revertirá
a nuestro favor la brutal crisis
capitalista que arrastró a la
bancarrota a los países de la
periferia de Europa? ¿Un
mundo anticapitalista es
posible… o imprescindible?

Economía nacional y deuda
pública: los mitos de la
economía capitalista

Desde la fundación de los Estados
capitalistas modernos, uno de
los mayores triunfos de la burguesía
ha sido convencer a la clase trabajadora
de la existencia de un ente
llamado «interés nacional». Existiría
algo que estaría por encima de los
intereses de clase y que se manifestaría,
en el plano ideológico, por el
patriotismo y, en el plano institucional,
por la defensa del Estado como una
institución que arbitraría los intereses
de las clases en consonancia con lo
que sería mejor «para todos».

Convencer a los trabajadores de
esta mentira es condición necesaria
no solo para mantener cotidianamente
el proyecto burgués de explotación,
sino también para garantizar
las mejores respuestas de esta
clase cuando se dan crisis cíclicas.
Un ejemplo ilustrativo de esta lógica
se da ahora con la llamada crisis
de la deuda pública. En consonancia
con la publicidad institucional,
el Estado, árbitro, se habría endeudado
más allá de su capacidad, fruto
de las más variadas circunstancias,
poniendo en riesgo el «interés nacional
», y quedando cómo única
alternativa recortar los gastos públicos
para alcanzar el equilibrio presupuestario
(reducción del déficit
hasta el 3% impuesto por la UE).
Pero, ¿qué es el déficit presupuestario?

En el capitalismo, el Estado
juega un papel central, especializado
en centralizar y gestionar los negocios
comunes de la sociedad en
consonancia con los intereses de
la burguesía. La existencia de ese
Estado es imprescindible para el
mantenimiento del modo de producción
capitalista. El Estado se
encarga de la parte de la producción
que exige una gran centralización
de capitales, como la formación
de mano de obra (educación),
la reparación de esa mano de obra
(sanidad), seguridad, construcción
y conservación de infra-estructuras,
centralización de grandes montantes
de capital en la constitución de
capitales fijos (carreteras, transportes,
etc.). De otra forma, difícilmente
se encontrarían capitales privados
dispuestos a asumirlo.

En el cumplimiento de estas tareas
la deuda pública juega un papel
fundamental. ¿Por qué? Es una
tendencia antigua que el Estado recaude
menos impuestos a la burguesía
y sustituya la «contribución»
de la burguesía al
Estado con la emisión
de deuda pública.
O sea, el Estado
pide préstamos a la
burguesía y se los
paga con intereses.
Así vemos que el
montante que la burguesía
debería pagar
a través de impuestos
directos (como el
IRC –impuesto de
sociedades) ha sido
sustituido por impuestos
indirectos,
como el IVA. El IVA
comenzó a cobrarse a partir de
1986 y hoy ya alcanza el 23% para
la mayoría de los productos. Finalmente,
esta deuda titularizada se
convierte, más allá de una fuente
de rendimientos, en una preciosa
«reserva», especialmente para la
banca, recurriendo a ella en cualquier
momento para garantizar y
suministrar crédito. Esto porque es
un préstamo bajo la forma de título,
que en cualquier momento puede
convertirse en dinero.

¿Para qué sirven los PECs?
(NT: Programa de Estabilidad
y Crecimiento)

Las quiebras de este mercado de
la deuda pública tienen un significado
muy distinto del de la propaganda
institucional. Sucede que la
burguesía concluyó que la tasa de
rentabilidad del capital en el espacio
económico portugués está por
debajo de la aceptable, en consonancia
con los patrones europeos,
siendo esa conclusión expresada
por las notas de las agencias de
rating. La única medida posible para
esa burguesía es… recuperar esa
rentabilidad. ¿Cómo?
Sólo se puede hacer de una forma:
yendo a la masa salarial. Todas
las medidas llevadas a cabo por
el Gobierno, y ampliamente apoyadas
por la oposición burguesa, pasan
por actuar sobre los rendimientos
de los trabajadores, o sea, aumentar
la tasa de explotación,
aquello que la burguesía llama productividad.

El sentido de los PECs
I, II, III y IV es siempre el mismo: no importa si por recortes
salariales, aumentos de los
impuestos sobre el consumo, recortes
en las pensiones o, muy importante,
conversión de los títulos de
rendimiento en títulos de propiedad
(privatizaciones). Finalmente, la opción
por las exportaciones expresa
no sólo un reajuste del capital portugués
frente a la caída de la capacidad
de consumo de su propia clase
trabajadora, sino también la búsqueda
de mercados con mayores
rentabilidades.

¿Y si no pagamos la deuda?

Frente a las salidas de la burguesía
a la crisis, las únicas soluciones
posibles para las clases trabajadoras
son las suyas, las socialistas, no
habiendo medio de armonizar ambas.
La consolidación presupuestaria
en cualquier modalidad que implique
«honrar nuestros compromisos
» y pagar la deuda, significa consolidar
y pagar a costa de los trabajadores,
o sea, de sus salarios o
incluso de su empleo.

La salida desde el punto de vista
de la clase trabajadora pasa por romper
con esa lógica e interrumpir de
inmediato esta sangría, y el no pago
de la deuda es condición necesaria
para esa interrupción. Naturalmente
que una medida de tal dimensión
implica una serie de cuestiones conectadas
a la sostenibilidad material
de la sociedad que, en último término,
sólo puede ser respondida en
consonancia con la dinámica de la
lucha de clases.

Aquí, importa ver la ejecutabilidad
de una medida así, tanto como su
impacto. Inmediatamente, porque
esos títulos forman parte de una
gran proporción de las reservas
bancarias tanto portuguesas como
europeas y son precisamente esas
reservas las que permiten a los bancos
tener acceso a la liquidez para
efectuar préstamos de todo tipo. Es
precisamente aquí donde está la
base para la creación de moneda
en la forma de capital de crédito,
que será usado tanto para financiar
el capital productivo como el
especulativo.

Aceptando que la deuda pública
es de cerca del 110% del PIB y que
ésta, una vez puesta en movimiento,
genera una cantidad de moneda
mucho mayor que ese valor, solo
limitada por las reservas obligatorias
de los bancos, es totalmente
erróneo hablar de dependencia de
Portugal, siendo más propio hablar
de interdependencia con esa clase
parasitaria que tiene por nombre el
de acreedores, que tienen más que
perder con el no pago de la deuda
que nosotros. El ejemplo de Islandia
es bastante ilustrativo. Después
de la suspensión de pagos de su
banca, ésta fue nacionalizada con
el objetivo de transferir al Estado la
carga de la deuda con los
inversores extranjeros, particularmente
ingleses, holandeses y americanos
(muy semejante a los casos
BPP y BPN). Sucede que, por
vía de referéndum y contra las instrucciones
de su clase dirigente, los
islandeses decidieron el no pago.
Pasado más de un año, además de
amenazas, Islandia se convirtió en
el primer país con una crisis de esa
dimensión, en registrar crecimiento
económico. (…)

Naturalmente, una medida así tendría
que ser seguida, en consonancia
con la dimensión de los desafíos,
por una serie de otras como la
nacionalización del sistema bancario
y financiero, así como del comercio
exterior. En ese capítulo, los trabajadores
portugueses guardan la experiencia
de la revolución de 1974. También
el uso y expansión de los recursos
propios pueden conseguirse con
la nacionalización de los sectores
estratégicos de la economía como,
por ejemplo, los transportes, la energía
y la comunicación. La
reconversión y expansión productiva
pueden y deben ser usadas para la
producción y el empleo. Deben hacerse
recortes en sectores como
defensa, que, una vez más, so pretexto
de «honrar nuestros compromisos
» con la OTAN, sirve antes que
nada como un drenaje de los excedentes
de las industrias militares
americana, inglesa, alemana, etc.
Finalmente, todo ese movimiento sólo
será posible con la ruptura con la
camisa de fuerzas de los tratados y
de la moneda de la UE.

¿Estamos todos contra el
FMI? Pero ¿qué vamos a
hacer para vencer?

La lucha de clases es así: PEC I,
PEC II, huelga general, huelgas
parciales, PEC III, manifestación
Geração à Rasca (Generación a la
Basura), manifestación de la CGTP,
huelgas de los transportes, PEC IV no pasa, Gobierno cae. La burguesía
fue aprobando PECs mientras
tuvo base social para ir avanzando.

Tuvo que recular cuando la
radicalización de la situación social
lo impuso. Echó mano de las dos
últimas cartas: convocar elecciones
para canalizar el descontento social
hacia otro proceso electoral, traer al
FMI para aplicar las medidas que no
había conseguido aplicar sola.
Mucho se ha hablado de las alternativas
económicas para conseguir
la consolidación presupuestaria
sin recurrir al FMI y a las medidas
drásticas que los países centrales
quieren imponer a Portugal.

A la cabeza de estas medidas está
la defensa de una política de incremento
de la producción nacional,
defendida por el Partido Comunista
de Portugal (PCP), así como la
renegociación de la deuda pública.
El Bloco de Esquerda (BE), con un
programa claramente menos ambicioso,
porque afirma el compromiso
con la meta del déficit, se opone
a las medidas del FMI. Sin embargo,
de lo que se trata hoy, aquí,
ahora, con la máxima urgencia, no
es solo de declaraciones
programáticas, sino de un plan político
y de lucha que nos permita
derrotar a la derecha, los PECs y el
FMI. Una respuesta política para
una crisis política. Dar como salida
votar al PCP o al BE en junio no es
una salida que nos haga vencer.
Ante la perspectiva de que el bloque
de centro, en conjugación con
el FMI, se prepara para continuar
gobernando y aplicando PEC tras
PEC y porque sabemos que el PS,
el PSD y los CDs están por edificar
un gobierno anti-social y represivo
que agravará el ya tortuoso camino
que hemos andado, la perspectiva
de una unidad del Partido Comunista
y del Bloco d’Esquerda en una
coalición pre-electoral con un programa
mínimo era muy bienvenida,
y lamentamos verificar que esta no
se dio. Es evidente que sería un
éxito y una victoria para toda la izquierda
y un problema serio para el
bloque de centro.

Efectivamente, una candidatura
así estaría en condiciones de movilizar
no sólo a los militantes del PCP
y los adherentes del BE, sino también
a miles y miles de personas que
cada vez en mayor número se abstienen
en los procesos electorales.

La lección de la manifestación del
12 de Marzo, una manifestación llamada
inicialmente por el Facebook
que reunió al final a 300 mil personas
en todo el país, demuestra claramente
que hay un espacio gigantesco
no solo de descontento y
debate sobre la precariedad, sino
de reales ganas de luchar contra
estas medidas brutales. Al sonido
simpático y entusiasmante de los
Homens da Luta (NT: Hombres de
la Lucha, conjunto portugués), el
pueblo llenó las calles de alegría
pero también de ganas de luchar.
PCP y BE tenían la obligación histórica
de, en unidad, ofrecer una
estrategia que rompa con el programa
que nos condujo hasta aquí.
Se esperaba el coraje de, en unidad,
rechazar el pago de la deuda
pública, defender la nacionalización
de la banca y de los sectores estratégicos
y empresas lucrativas de
la economía, garantizar la defensa
de los derechos sociales y salir de
la OTAN juntándose a la campaña
contra sus cruzadas imperialistas.
En suma, la izquierda, si quiere ser
alternativa, tendrá que, además de
dar una respuesta electoral y hacer
de las elecciones una movilización
social, priorizar la lucha política
en la calle en detrimento de la
concertación social y abandonar
cualquier esperanza en un programa
de consenso con aquellos que
han sido los verdugos de las conquistas
de Abril.

En este sentido, el colectivo de
la revista Rubra suscribió el importante
llamado a la unidad de las izquierdas
(ver recuadro) que se reclaman
anti-liberales y unimos nuestra
voz a la exigencia de un programa
mínimo de unidad contra la derecha
que nos ha gobernado en los
últimos 37 años. La unidad de esa
izquierda no puede ser pospuesta
en nombre de compromisos futuros,
que nunca pasan de juegos
puntuales en el Parlamento.

Raquel Varela y Renato Guedes

Revista Rubra

Abril 2011 - Portugal

Petición por una alternativa de izquierda

«… Conscientes de que
los caminos no son fáciles,
hasta porque ha faltado
voluntad en el camino, los
ciudadanos y ciudadanas
de izquierda abajo firmantes
llaman:

- al Bloco d’Esquerda y
al Partido Comunista Portugués
para que se encuentren,
con el objetivo
único de debatir alternativas
de gobierno, a la izquierda,
que movilicen al
pueblo portugués para una
ruptura con las políticas
neo-liberales;

- a que en esa busca de
alternativas sean
interlocutores la CGTP y las
organizaciones representativas
de los trabajadores,
los partidos de la izquierda
extra-parlamentaria y los
movimientos sociales progresistas;

- a que todos juntos (partidos,
movimientos y ciudadanos
de izquierda) consigamos
superar divergencias,
en nombre de un
cambio de rumbo del país,
que responda a los anhelos
no concretados de la
revolución de Abril.»

h t t p : / /
www.peticaopublica.com/
PeticaoVer.aspx?pi=P2011N8105

Ir a la versión en catalán