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Juan Carlos I y Mohamed VI

De rey a rey...

M. Esther del Alcázar, diciembre de 2007




La visita de Juan Carlos I a Ceuta y Melilla a primeros de noviembre, levantó aparentemente oleadas de indignación y declaraciones violentas de altos cargos del gobierno de Marruecos. Sin embargo, bajo esa apariencia no sólo estaba la unidad de intereses estratégicos que hace años les une, sino también intereses más coyunturales con respecto al impacto mediático de esa visita en particular. Los de la Casa Real española eran obvios, pues respondían al intento de lavar una imagen que venía deteriorándose en las semanas anteriores -caso El Jueves, quema de fotos, críticas desde la derecha...- con un baño de multitudes. Este estaba asegurado con la población de los enclaves militares de Ceuta y Melilla, cuya existencia misma depende de un régimen que, como el franquismo, garantiza militarmente la usurpación a su legítimo dueño: Marruecos. Sin embargo, no han sido tan obvios los intereses del régimen alauí en una movida mediática que levantaba una cortina de humo muy útil sobre el trueque de la legitimación internacional de su usurpación del Sáhara a cambio de ventas al imperialismo y reconocimiento del sionismo.

Las fechas
El 6 de noviembre era el aniversario del inicio de la Marcha Verde con la que empezó la ocupación militar marroquí del territorio del Sáhara tras la retirada del estado español y su entrega a Marruecos y Mauritania en el Acuerdo de Madrid. De ocupador a ocupador: el escándalo de la visita a Ceuta y Melilla desviaba la atención de la limpieza étnica con napalm y fósforo blanco de la población saharaui a manos del régimen alauí, para asentar, mediante sucesivos muros, la colonización civil.

Pero además, este año era especialmente importante por los planes de Marruecos con respecto al Sahara, que quiere legitimar de una vez por todas su ocupación.

La ONU, aunque militar y políticamente ha venido ayudando a consolidar la ocupación (cascos azules de la operación MINURSO, Planes Baker I y II…), no la ha legalizado, desconociendo la anexión mediante el informe del 19/4/06 y la resolución 1754 en que se reconoce el derecho a la autodeterminación del Sáhara. Como en el caso de Palestina, el último plan propondría la creación de dos estados separados por un muro de N a S, con una mínima salida al mar para los saharauis, de apenas 10 Km. Pero ni aún así lo acepta Mohamed VI, que en abril presentó una contrapropuesta con la total anexión a cambio de la creación de una autonomía para el Sáhara como provincia marroquí. Sin embargo, y hasta el momento, el plan no contaba con respaldo en el Consejo de Seguridad.

Sáhara: moneda de cambio del expolio imperialista
El Acuerdo pesquero del 2006 entre España y Marruecos fue el primer reconocimiento internacional sólido sobre el que Mohamed VI construiría su plan de autonomía. En él, el gobierno español reconocía a Marruecos como “administrador” del Sáhara, y no como ocupante, a cambio del saqueo de las aguas territoriales saharauis.

Por otra parte, según ’Afrol News’ y la publicación de mayo 07 del diario israelí ’Maaref’, antes del debate sobre el Sahara en el Consejo de Seguridad, Marruecos desplazó una delegación a Tel Aviv pidiendo al lobby judío que apoyara su proyecto de autonomía en el Sáhara y presionara a Bush para que EEUU abandonara su posición de “neutralidad”. A cambio, Mohamed VI asumía el compromiso de reconocer el estado de Israel y, en tanto que presidente del Comité por la Liberación del Oods (Jerusalén), la reanudación de relaciones diplomáticas entre Israel y los países árabes, rotas desde el comienzo de la Intifada.

En septiembre, según la web “Marruecos digital” –patrocinada por el Ministerio de Cultura español-, en la reunión de los Ministros de Exteriores de la UE con 13 países mediterráneos (Marruecos, Argelia, ANP, ...) la Comisaria Europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, habría declarado estar “encantada” por “el esfuerzo de la UE cooperando con sus vecinos en favor de la lucha del crimen organizado, del medio ambiente y energía, la democracia y la educación”, tras informar del proceso que conduce a la firma de un “estatuto avanzado de asociación” con Marruecos, previsto para octubre de 2008, que lo convertiría en socio privilegiado de la UE.

Más recientemente, la visita de Sarkozy a finales de octubre de este año, no sólo había reforzado al régimen antidemocrático marroquí, que continúa reprimiendo a su propio pueblo, sino que apoyó explícitamente el plan de autonomía propuesto por Marruecos, comprometiéndose a avalarlo en la ONU. A cambio, comprometió la inversión de 3000 millones de euros en la construcción del TAV por multinacionales francesas, y obtuvo un acuerdo entre el grupo nuclear francés Areva y la Compañía de Fosfatos de Marruecos para la elaboración de uranio a partir del ácido fosfórico. La explotación de las reservas saharauis de fosfatos proporcionarían 6000 millones de toneladas de uranio, el doble de las reservas mundiales de este material.

Los movimientos del imperialismo para avalar un régimen que sistemáticamente reprime a su propio pueblo -como el pasado 1º de mayo o las recientes cargas contra las manifestaciones de la ADPM-, no son nuevos. Al contrario, mientras Mohamed VI siga ocupando el Sáhara y reprimiendo brutalmente a unos y otros, mejor garantía es de la “estabilidad” que precisa el saqueo imperialista. Los trabajadores marroquíes y el pueblo saharaui tienen por delante el mismo enemigo, y la liberación de unos no será posible sin la de los otros. Como decía Marx “Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”. ¡No al plan de autonomía de Marruecos: Sáhara libre! ¡Basta de represión: libertad detenidos en Marruecos!

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