Artículos de actualidad de la UIT-CI




Artículos de actualidad sobre Ucrania



No hay liberación en el genocidio: llamamiento al boicot de Eurovisión.



Estás aqui : Portada » Temas » Internacional

Última hora

Elecciones en Túnez

Cristina Mas, 8 de noviembre de 2011




El 23 de octubre se celebraron
las elecciones a la Asamblea
Constituyente en Túnez.
De los 217 escaños de la
Constituyente, los islamistas
de Ennahda ganaron 90, y por
detrás quedaron el Congreso
por la República (30), y la
coalición socialdemócrata
Ettakatol, del Partido Democrático
por el Trabajo y las
Libertades (21). El Partido
Democrático Progresista, que
partía en las encuestas como
segunda fuerza pagó caro su
apoyo al primer gobierno de
transición de Gannouchi, que
fue derrocado dos días después
de la caída de Ben Ali por
las movilizaciones, y se quedó
con 17 escaños.

El Polo
Modernista de los
excomunistas, que centró toda
su campaña en defender el
laicismo contra Ennahda
obtuvo 5. Dos partidos surgidos
del antiguo partido único,
el RCD, obtuvieron 9 escaños.
El Partido Obrero Comunista
de Túnez tendrá 3 diputados.
La gran sorpresa fueron los 25
escaños de Petición Popular,
un partido totalmente desconocido
impulsado por un
multimillonario residente en
Londres con vínculos con el
régimen de Ben Ali, a quien la
comisión electoral impugnó 6
circunscripciones por vulnerar
la ley de financiación de partidos.

La gran confianza en Ennahda,
un partido que no jugó ningún papel
en la revolución, se explica porque
era un movimiento fuertemente
reprimido bajo la dictadura que
ha trabajado con métodos populistas
con una red asistencial alrededor
de los presos. Desde el principio
han aclarado que ni impondrán
la sharia ni romperán con los intereses
occidentales en el país. Nahda
tendrá fuertes presiones en sus bases
y electores para responder a sus
promesas populistas: por ello ha
anunciado un gobierno de apariencia
rupturista con las fuerzas socialdemócratas.
El fracaso de la izquierda constata
una ruptura entre quienes encabezaron
el movimiento revolucionario
y los comités en Defensa de la
Revolución y el arco político. Como
nos comentaba Hajji Mounir, de regreso
a Regueb después de la gira
de solidaridad: «un gran problema
ha tenido consecuencias en los resultados,
la división de los organismos
de base (jóvenes, Unión de
Diplomados en Paro...) y la invasión
de antiguos dirigentes locales del
RCD para movilizar a los mayores
y sectores más atrasados para votar
a Petición Popular».

Hajji se pregunta por qué la izquierda
no ha visto también recompensada
con resultados su sufrimiento
bajo la dictadura. «Si sólo
fuera un voto de simpatía hacia las
víctimas del antiguo régimen, también
el PCOT hubiera
obtenido buenos resultados.
Al comentarlo
con un representante
del partido me
dijo ‘hemos cometido
errores, no hemos
encontrado el camino
para comunicarnos
directamente con el
pueblo y acercarnos a
él, a su necesidades,
sus expectativas;
también hemos perdido
el tiempo en un
discurso de élite intelectual,
sin tocar directamente
los problemas
de la vida cotidiana
(paro, carestía de la vida)».

Las elecciones a Constituyente no
cierran el periodo abierto por la revolución.
Lo constata el hecho que
la abstención se elevara al 45% del
censo electoral: aquí están muchos
de los jóvenes que hicieron la revolución
y, diez meses después siguen
sin un puesto de trabajo, también
los familiares de los muertos en la
represión, que no han visto siquiera
juzgados a los policías
asesinos.Hay que concretar en la
nueva constitución, la solución a las
demandas más urgentes del pueblo
tunecino: la ruptura completa
con el viejo régimen y una solución
a los problemas de la juventud de
paro y precariedad. Ennahda no va
a dar respuesta a estos problemas.

No puede hacerlo sin disolver las
unidades implicadas en el asesinato
y la tortura, sin procesar a los
culpables, sin eliminar de las instituciones
del estado los responsables
del viejo régimen. No puede dar
trabajo a los jóvenes sin abordar la
estructura de propiedad de la tierra,
sin tocar los intereses
imperialistas y el pago de la deuda,
sin optar por una inversión pública
que genere empleo, particularmente
en las regiones más
desfavorecidas, que precisamente
fue de donde surgió el movimiento
revolucionario. La lucha por esas
necesidades debe permitir a la izquierda
revolucionaria retomar el
contacto con los sectores más dinámicos
de la juventud, apoyando
la organización, unidad y movilización.

Ir a la versión en catalán