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Grecia: Entrevista a Leta Zotaki, del hospital de Kilkis, ocupado en febrero

«Ya es hora de tomar el destino de nuestras vidas en nuestras propias manos»

, 13 de abril de 2012




Los compañeros de Frente
Obrero de Turquía han estado
en Grècia, en el hospital de
Kilkis –ocupado el mes de
febrero- para hacerles llegar
apoyo y solidaridad. De ese
viaje procede la presente
entrevista con Leta Zotaki, la
presidenta del Sindicato de
Médicos del Hospital de Kilkis
y miembro de la asamblea del
hospital, sobre su lucha y los
efectos sobre la situación
política en Grecia.

Frente Obrero – Leta, nos gustaría
saber primero las transformaciones
que se viven en el sistema
sanitario en Grecia, que obviamente
ha sido determinante en
vuestra lucha.

Leta – Hasta hace diez años teníamos
un sistema sanitario bastante
saludable. Por ejemplo, si
traían aquí una víctima de un accidente,
la tratábamos gratuitamente
y como merecía el caso.
Pero luego, poco a poco, empezaron
a recortar los fondos, el personal
y el equipamiento del hospital.
Y hace dos años cuando empezaron
las exigencias de la Troika
todo se vino abajo. Vivimos casi
una destrucción total del sistema.

FO – ¿Empezó el copago?

L – Sí, empezó el copago, y cortaron
drásticamente el presupuesto
del Hospital y despidieron gente…
A partir de agosto pasado dejaron
de pagar a los médicos las
horas de guardia. El primer problema
de salarios fue éste. Y luego,
en octubre a todos los empleados
excepto los médicos les
empezaron a aplicar una tabla
salarial común, y redefinieron los
salarios a un nivel más bajo del que
se cobraba. Por ejemplo, un trabajador
que en febrero tenía que
cobrar 1.000 euros, cobró 4 u 8
euros. Muchos trabajadores han
tenido problemas psicológicos por
eso.

Otro gran problema,
sobre todo después de
los meses del verano,
fue la falta de personal
en el Hospital. No teníamos
a nadie, por
ejemplo, para hacer
análisis de sangre…
Nos faltaba
equipamiento para llevar
a cabo aplicaciones
como mamografías,
ultrasonidos.
Teníamos menos médicos.
En el departamento
de urología hay solo un
médico. No hay ninguno en el departamento
de pediatría, llamamos
a pediatras de otros hospitales
para que visiten. No tenemos
suficientes cardiólogos. Así que el
hospital casi no sirve para nada.
Eso significaba que iban a cerrar
el hospital. Para la Troika, si un
hospital está funcionando por debajo
del 50% de su capacidad, no
es funcional y hay que cerrarlo.
Nuestro hospital funcionaba por
debajo del 40% de su capacidad.
Así que llegó un momento en
que dijimos que habría que hacer
algo.

FO - ¿Cuál fue vuestro punto
de partida?

L – Partimos de tres puntos. Primero,
nos dijimos: tenemos fuerza
y tenemos que tomar nuestro
destino en nuestras manos. Segundo
fue que sabíamos cómo
funcionaba el hospital. Ni el Gobierno
ni nadie sabían mejor que
nosotros las tareas que llevamos
a cabo aquí. Y por último, partimos
del hecho de que todos éramos
iguales… No somos médicos,
enfermeros, técnicos… Todos somos
humanos y somos iguales.
Nuestro deber fue trabajar para el
pueblo de Kilkis para que tenga
un servicio sanitario bueno y gratuito.
Esa era la responsabilidad
que no cumplía el Gobierno… Entonces
¿qué teníamos que hacer?

FO – Así que acabasteis con
pensar en la ocupación…

L – Sí. Dijimos, «al fin y al cabo
tenemos un Gobierno ilegal, así que
somos libres de hacer lo que queramos…
Vamos a ocupar el hospital».
Primero decidimos ocupar la Recepción
para que ningún paciente
pagara nada al llegar al hospital. La
situación era tan absurda como insostenible…
Por ejemplo una víctima
de un accidente que tenía que quedarse
de 13 a 20 días en el hospital,
tenía que pagar hasta 7.800 euros…
Eso suponía un «atentado» contra
la víctima.
Así que dijimos «no, nadie tiene
que pagar nada, dar este servicio
es obligación del Gobierno…» Había
gente que decía que el Gobierno nos
despediría, cerraría algunos departamentos
o todo el Hospital, etc. A
pesar de eso tomamos bajo nuestro
control todos los protocolos que
iban y venían entre el Ministerio y el
hospital.
De hecho podríamos haber efectuado
un control mejor. No fue suficientemente
efectivo, pues de los
600 empleados 250 participaron en
la ocupación. Si pudiéramos hacer
participar a todo el mundo tendríamos
un control mejor sobre el hospital.
Pero si tienes enemigos dentro
tendrás miedo de ser acusado
de no manejar bien el dinero del
Estado, pues al fin al cabo es un
sistema sanitario público. Por eso no pudimos efectuar bien el control financiero,
pero del resto de actividades,
cumplimos con todas durante
tres semanas…

FO – Luego suspendisteis la
ocupación.

L – Sí, porque los enemigos dentro
y fuera, es decir todos los que
están del lado del Gobierno, intentaron
pararnos… Metieron miedo a
mucha gente. Les chantajearon.
Nos amenazaron con despidos… Al
final la ocupación empezó a diluirse
poco a poco, y la suspendimos por
ahora.
Pero la idea ha empezado a extenderse
por todo el país. Hay otros
hospitales que nos tomaron como
ejemplo y aplicaron nuestro método.
Ayer comenzaron ocupaciones
en dos hospitales de Creta. Y también
en Atenas hay hospitales que
decidieron ocupar siguiendo nuestra
lucha… No exactamente como
lo hicimos nosotros, pero al menos
ocuparon las Recepciones y simbólicamente
las oficinas de la administración.
Eso es un triunfo para
nosotros…

Las asambleas que seguimos organizando
son muy importantes.
Participan tanto los trabajadores del
hospital como la gente de la ciudad,
y discutimos todo el proceso
en esas asambleas. Les explicamos
que lo que hacemos es vital para la
ciudad, e intentamos que participe
más gente, que nos apoyen más.

FO – ¿Os coordináis con otros
hospitales?

L – En cada región hay hospitales
cuyos trabajadores están afiliados
a nuestro sindicato. Y todas
estas secciones sindicales están
afiliadas al sindicato nacional. Nos
coordinamos a través de esta red
sindical. Pero quiero añadir una
cosa más: los sindicatos son controlados
por los políticos, están casi
«invadidos» por ellos. Por eso es
muy difícil sacar apoyo de ellos. No
quieren unir las luchas, pues tienen
miedo de no poder controlarlas.
Todo el sistema tiene miedo de una
revolución… Tienen miedo de la rabia
del pueblo… Tienen miedo de
que les digan: «Sois falsos, sois ilegales,
sois nuestros enemigos, tenéis
que marcharos».

Porque la gente ya se da cuenta
de una cosa: esto no es un problema
financiero, es un problema político.
Además lo mismo se vive en
España, en Francia, en toda la
Unión Europea (UE)… Así que tenéis
suerte de no pertenecer a la UE.
La UE es un sistema sólo para los
bancos.

FO – ¿Tuvisteis apoyo de las organizaciones
de izquierdas?

L – Nos apoyaron, pero sobre todo
verbalmente. De hecho nosotros
cuidamos de estar lejos de las etiquetas.
Quisimos que la gente nos
apoyara al margen de las etiquetas.

FO – En un año habéis vivido
muchas huelgas. Pero vuestra lucha
fue diferente con la ocupación,
sobre todo pensando en los
hospitales, ¿no es así?

L – Para mi la huelga es un método
de lucha de los tiempos de
paz. Puedes pedir con huelga a un
gobierno legal que te suba el salario
o que te dé derechos sociales,
pero nuestro gobierno no es legal,
ni es elegido… No lo reconocemos…
Por eso no pedimos nada con la
huelga, elegimos una vía diferente,
una lucha diferente… Queríamos que
nos devolvieran nuestra vida, la vida
de nuestros hijos. Tengo una hija,
tiene una buena formación, pero
está en paro. No quiere ir a Alemania
o a EE.UU. a buscar trabajo.
Quiere quedarse conmigo, en casa,
con nuestros perros y gatos, con
nuestro mar y sol… Pero no les permiten
que hagan esa elección. ¿Por
qué ella y otros jóvenes tienen que
emigrar para trabajar? Es una situación
penosa, muy dolorosa… Es
un delito hacer vivir esto a las personas.

FO – Muchos países tienen el
mismo problema. Entonces ¿qué
proponéis? ¿Cómo podemos
apoyar vuestra lucha?

L – Si todos los trabajadores
ocupan los hospitales, ningún
gobierno puede resistir ni un día,
creo yo. Tenemos que conseguirlo.
Tenemos que coordinarnos…

FO – Las revoluciones árabes,
¿cómo os han influenciado?

L – Desde un principio las revoluciones
árabes crearon un clima
de primavera… Sin embargo
los imperialistas intentan controlarlas
a través de los políticos… De
todos modos las revoluciones alimentan
la esperanza. El pueblo
se da cuenta de su poder y no
quiere que se le escape de las
manos.

FO – Volviendo a vuestra lucha.
Vivisteis y seguís viviendo, una experiencia
asamblearia muy importante.
¿Puedes explicarlo un poco
más: cómo funcionan las asambleas?

L – Ante todo los médicos, los
enfermeros, los trabajadores nos
juntamos en esas asambleas. Discutimos
el proceso de la lucha y
tomamos decisiones… Cada uno
dice lo que piensa sobre la situación
y sus propuestas. Y luego votamos
las propuestas para ejecutarlas.
En la primera asamblea hemos
trazado la línea entre «nosotros» y «ellos». Decimos que no hay
nada más, cada uno tenía que elegir
su lado.

En la tercera semana, (…) en la
última votación se decidió suspender
la ocupación, por el 60% de los
votos contra el 40%.

FO – Dices «la suspendimos»: ¿tenéis un plan
para continuar con la lucha?

L – Esperamos importantes
acontecimientos después
de las elecciones en
mayo o junio. Es que están
vendiendo todo… Los
puertos, nuestras casas,
todos los parques… Incluso
venden el mar y el aire del
país… Venden todo… Es un
atraco. Y no hay ningún
político juzgado por este
crimen. En cambio, creo
que la gente va a extender
sus movilizaciones. Por supuesto
la represión va a
aumentar también, puede
que tome una forma sangrienta…
Tenemos que elegir
el momento correcto
para retomar nuestra lucha,
y por eso decimos
que la suspendimos… No
ha terminado nada, solamente
estamos esperando…
Todo lo que puedo
deciros a vosotros y a todos
los trabajadores de
Europa, es que no tenemos
que ceder… Ya es
hora de tomar el destino de
nuestras vidas en nuestras
propias manos.

Kilkis, Grecia

24 de marzo 2012

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