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Huelga General paises del sur de Europa

Masividad del 14N, y ahora ¿qué?

M. Esther del Alcázar, 1ro de diciembre de 2012




La huelga general de los países
del sur europeo, con
movilizaciones en el resto de la
UE, fue un éxito. La masiva
respuesta de Portugal y el
estado español, la de los paros
de 3 y 4 horas en Italia y
Grecia, y multitudinarias
movilizaciones en 23 países,
fueron el saldo de la primera
acción a escala europea del
movimiento obrero durante
esta crisis. Pero evaluada la
respuesta, urge saber qué más
hacer para conseguir frenar los
planes de ajuste de la UE.

La vanguardia: la huelga
general griega del 6 y 7

A pesar de que los y las griegas
también estaban convocadas el 14,
su respuesta fue menor porque la
huelga general había sido de 48hs
los días 6 y 7 para frenar la aprobación
del III Memorándum en el Parlamento.
La huelga fue total, incluyendo
los comercios, y las manifestaciones,
una vez más, masivas y
con enfrentamientos. El resultado de
la votación parlamentaria reflejó esa
presión, rompiéndose la disciplina
partidaria, y superándose el mínimo
necesario por solo dos votos. Las
expulsiones inmediatas de un diputado
de Nueva Democracia y 6 del
PASOK muestran el grado de erosión
de las instituciones griegas que,
a golpe de huelga y movilización,
son cada vez más débiles para
mantener los planes de la Troika. Y
si ellos los paran, todos los y las trabajadoras
europeas están más cerca
de hacerlo en cada país.

Por eso, y a pesar del éxito indudable
de la huelga convocada para
el 14, tuvo esa gran debilidad: que
no estuvo al servicio y en coincidencia
con esa lucha heroica hoy,
de los y las trabajadoras griegas.

Crónica de una gran jornada

Como en Portugal, en el estado
español la huelga fue masiva. Y
como en el vecino país –y también
en las anteriores-, estuvo sustentada
en el paro total de las grandes
empresas de los polígonos y el
transporte, con seguimiento irregular
en otros sectores. Sin embargo,
esta vez, el paro en los servicios
como educación, sanidad o
administraciones públicas, fue superior
a las anteriores, especialmente
en el primero. El aplazamiento
de la huelga general convocada por
CGT para el 31 de octubre al 14N
para converger en la fecha –aunque
con distinta convocatoria-, fue
también un elemento que ayudó a
la masividad.

La expresión en la calle de esa
fuerza fueron las masivas manifestaciones.
La mayor la de Madrid,
seguida de Barcelona y demás capitales,
pero es que incluso las manifestaciones centrales de la
mañana donde convergen los piquetes
en las localidades, fueron
también muy masivas.
Los temores de quienes creían
que las grandes movilizaciones
independentistas, y las maniobras de
CiU para utilizarlas como cortina de
humo sobre los recortes y la situación
social, debilitarían la respuesta
unitaria de la clase, no sólo se vieron
desmentidas, sino que agregaron
un plus e incentivaron la huelga
y la movilización, justamente en respuesta
a las agresiones específicas
añadidas por Mas. Así, Catalunya,
junto Asturias y Galiza, fue donde
mayores fueron los índices de paro.
Y el cierre masivo del pequeño comercio,
especialmente en el cinturón
industrial pero también en la
capital, agregaron sectores de pequeña
burguesía a la protesta.

Mención aparte merece la situación
en Euskadi. Hasta hoy ha estado
a la cabeza de las
movilizaciones en el estado, tanto a
nivel político como sindical. La existencia
de una mayoría sindical nacionalista
ha permitido la convocatoria
de más huelgas generales y
muchas luchas que nos han servido
de ejemplo. Sin embargo, el papel
jugado en ésta ha sido terrible,
desgajando a la clase obrera vasca
de la lucha unitaria europea. Cierto
es que ha habido desobediencia en
algunos sectores de trabajadores y
trabajadoras, pero también lo es que
su posición ha permitido escuchar
en la calle «antes esquirol que español» para justificar su negativa a
parar. Tal vez el proceso sea más
profundo pues hoy la política del PNV
está más atrás que la de CiU –cuando
siempre han estado por delante-
y el nacionalismo europeísta de
EH-Bildu se asemeja al de CiU. Sea
como sea, en las filas de la clase,
esta es una fisura que debemos
cerrar si queremos frenar las políticas
que nos golpean de conjunto.
La represión se llevó por delante
unos 140 detenidos, en su mayoría
puestos en libertad como mucho al
día siguiente, y provocó más de 40
heridos, seguramente los más significativos
el del chaval apaleado en
Tarragona o Ester, en Barcelona, a
la que una bala de goma se le llevó
el ojo. Las provocaciones policiales
y las cargas gratuitas al final de la
masiva movilización de CGT y otras
fuerzas alternativas en Barcelona,
o en Neptuno en Madrid, fueron la
punta de un iceberg que no ha dejado de ser la única respuesta del sistema durante toda
esta crisis.

Pero, ni la represión ni las sistemáticas intervenciones
del gobierno diciendo que no tenía incidencia, ni los
llamados de la patronal a no hacerla para dar una «buena
imagen» a los mercados, pudieron frenar la masividad
de la respuesta. Su fuerza fue tal que esa misma noche,
el vicepresidente de la Comisión europea y responsable
de Asuntos Económicos, Olli Rehn, trataba
de mandar un mensaje de calma, declarando que «no
pedirá más recortes ni avanzará en el procedimiento
sancionador contra España» ni para este año ni para el
que viene, obviamente dando por sentado que se aplican
los previstos por los Presupuestos Generales del
Estado. Está claro que no tranquiliza a nadie porque los
brutales recortes que se da por sentado deberemos
tragar, no son nimios sino una razón más para mantener
la lucha.

Y ahora, ¿qué?

Está claro que la lucha debe seguir puesto que es
una cuestión de supervivencia ante la brutalidad y continuidad
del ataque conjunto de los gobiernos de la UE.
Sin embargo, aquello que han sido debilidades deben
ser superadas para lograr parar esos ataques.

De un lado ya hemos señalado la importancia de ponerlas
con el norte de fortalecer la lucha griega que es
el punto más avanzado; del otro, ésta, como las huelgas
anteriores, ha carecido de organismos de base reales
que coordinaran la huelga y constituyeran los embriones
del debate de la continuidad. Pero en este caso,
a ello hay que añadir la globalidad de esta huelga general:
es imprescindible que se repita garantizando que se
extiende a todos los países. Por ello, junto a los organismos
de base, hay que coordinar por arriba, desde organizaciones
políticas y sindicales de izquierdas que vean
la imperiosa necesidad de su extensión a todos los países
de la UE.

Por último, dar continuidad y radicalizar la lucha, no
necesariamente pasa por aumentar las horas de paro,
que también puede ser, sino que esencialmente pasa
por construir propuestas y objetivos en positivo, como
el dejar de pagar la deuda para parar los recortes, o
nacionalizar la banca para evitar desahucios y dar alojamiento
a las familias, así como para impulsar planes
contra el paro… Porque ahora, como mínimo, un par de
cosas están claras:

¡Es necesaria una huelga general europea!
¡Y dejar de pagar la deuda!

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