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Declaración de Lucha Internacionalista

“Declaración de Soberanía del Parlamento de Catalunya”

Lucha Internacionalista, 29 de enero de 2013




La declaración del Parlamento: ¿qué soberanía?

Ya analizamos el acuerdo de Gobierno entre CiU-ERC para hacernos tragar los dictados de la UE a través de más recortes para pagar la deuda, a cambio de una hipotética consulta soberanista. La llamada Declaración de Soberanía del pasado 22 de enero, es el primer paso de este acuerdo de gobierno.

Ni nación ni autodeterminación, en nombre de la legalidad

Esta es la 5a declaración de soberanía que ha hecho el Parlament con diferentes formatos. Se podría suponer que esta iría más lejos, puesto que se hace después de la gran manifestación de la Diada del 2012: pues no. Va más atrás incluso que leyes aprobadas por el Parlamento que definen Cataluña como nación, o declaraciones que han defendido el derecho a la autodeterminación. Para “ahorrarse” polémicas con el Estado -y con la UE- cómo en el último Estatut, la declaración que tendría que ser la base para el ejercicio de la soberanía nacional, ni menciona ni una ni el otro. En la crisis interna de CiU, la presión del sector Duran y la patronal catalana, que quieren utilizar la movilización de la calle y los derechos nacionales como moneda de cambio en la negociación financiera con Madrid, son quienes se han impuesto. Siempre hemos dicho que la burguesía catalana ha demostrado a lo largo de la historia que es antes burguesía que catalana: ahora también. Y tras ella, a cuatro días de legislatura, ERC acepta y legitima como “eufemismos” tácticos -“soberanía” por “nación” y “derecho a decidir” por “autodeterminación”- la negación de su bandera electoral.

Recortadas las dos reivindicaciones democráticas básicas, se remacha el clavo. De un lado, ligando el referéndum a la legalidad vigente –de la constitución monárquica o de la UE que siempre queda hipotecada a la legalidad de los estados miembros-; del otro sin fecha de consulta, ni ninguna otra concreción... y siempre queda aquello acordado entre CiU y ERC de que “dependerá de la situación socioeconómica”... Así que ni nación ni autodeterminación, ni compromisos, con el visto bueno de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) que muestra a las claras los pesos de uno y otro partido en su seno.

En el marco de la Europa del capital y los recortes

Para acabarlo de adobar, comprometida con “los principios fundacionales de la UE”, -posición votada por IU en su última Asamblea Estatal de diciembre 2012-. Esta utopía reaccionaria de que es posible una UE democrática, al servicio de los ciudadanos (es cómo querer reformar la Iglesia para hacerla laica, o creer que el zorro puede cuidar las gallinas), tendría que empezar por decir donde están estos principios fundacionales: ¿en el pacto del acero y el carbón del gran capital del 51? ¿O en el de Maastricht? ¿O en los que la UE dice son sus principios fundacionales de “libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales” –las llamadas “cuatro libertades”-? Creemos que porque justamente los principios fundacionales de un organismo burgués son coherentes con su carácter, son los de la Europa del acero y el carbón y las “cuatro libertades”. Por eso hay que romper con ellos, como primer paso para una unión de trabajadores y pueblos que será su contrario, socialista, o no será. Sin embargo, como para rehacer algo tienes que estar dentro, la declaración implica el compromiso con los actuales dictados de la UE –en consonancia con el acuerdo CiU-ERC de cumplimiento del Pacto de Estabilidad- y el aval a los ataques de miseria y recortes a los trabajadores y trabajadoras. Y aquí IC-EUiA hace su papel: hablando contra los recortes, los legitima al aceptar los principios de la Europa del capital que son quienes actualmente los imponen. Mientras no estén en el gobierno seguirán con el doble discurso, y cuando están, sea en los últimos tripartitos en Catalunya, en los Ayuntamientos o ahora en Andalucía, aplican los recortes “obligados” por los mercados...

“Eufemismos” que acaban en hechos

Los “eufemismos” tácticos, se acaban en los hechos. De Gispert aclaraba a dos días de la votación, que el derecho a decidir se concretaría con una ley de consultas pactada con el estado, sin cariz vinculante puesto que no tendría rango de referéndum: es decir que, como decíamos antes, de autodeterminación nada.

Mientras tanto, los recortes de los próximos presupuestos se engordan más cuando, el día siguiente de la Declaración, Mas Colell informa que el déficit del año anterior ha sido 0,8 puntos por encima de lo comprometido. Es decir el ‘pack’ a pactar con el Estado para tener una consulta sin validez, estará ligado a los nuevos recortes, tal como manda Bruselas. Rajoy acelera la propuesta económica que Durán y la patronal catalana esperan para cerrar el círculo.

En uno y otro terreno, la clave estará en si la movilización es capaz de imponer respecto al derecho de autodeterminación, cosa que por la vía parlamentaria y del acuerdo CiU-ERC-IC/EUiA ya se desvanece.

La crisis abierta en el PSC

El PP y C’s con su centralismo, no dan ninguna sorpresa. Más grave es el alineamiento del PSC no con el NO, sino con los argumentos constitucionalistas de la derecha. Eso sí, con otro eufemismo, el aplazamiento del derecho de autodeterminación a una futura reforma constitucional. Lo cual, añadido a las posiciones de Rubalcaba que rechaza de plano el derecho de autodeterminación con o sin reforma, los hace increíbles desde todo punto de vista. Pero esta posición agrava la crisis de un PSC que, según las encuestas, continúa la caída en intención de voto: 5 diputados no acatan la disciplina y se van del Parlament en la votación; al día siguiente las territoriales de Igualada y Granollers, hacen público su apoyo a la Declaración; los 7 diputados de la Diputación de Lleida se niegan a votar en contra, en la de Girona ya votan a favor o se abstienen... Justamente los argumentos que los díscolos dan para apoyarla son las críticas que nosotros le hacemos: que la consulta será pactada y no vinculante, que será legal, y, por supuesto, no les estorban para nada los principios de la UE, viniendo a coincidir con los posicionamientos del nuevo partido de Maragall, constituido después de las elecciones. O sea que oficialistas o díscolos, no ofrecen una alternativa a los y las trabajadoras que todavía los tienen de referente.

La CUP: confusión cuando más hacen falta alternativas

La argumentación que hizo Quim Arrufat en el Parlament para justificar el porqué la posición era “crítica” fue inmejorable: sobraba la UE, se ligaba a un gobierno que recortaría, faltaban el marco territorial de los Países Catalanes y la movilización y soberanía de la gente, y el legalismo que definía la esterilizaba. Sólo que a tan buena argumentación que tendría que conducir a porqué no podíamos votar la declaración, le sobraba el titular de que el voto sería un SÍ... “crítico”, alimentando las ilusiones en la Declaración. Alentar esta ilusión, por más que se haga en forma confusa -1 voto sí y 2 abstenciones-, es alejarse de ser una alternativa.

Lo argumentamos en las reuniones previas. De ninguna forma –ni crítica- se podía apoyar al plan burgués para esterilizar la lucha de la calle por la autodeterminación, ni al compromiso con la UE que implica nuevos recortes contra los y las trabajadoras. Y un sí, por más crítico que fuera, era legitimarlo. Lo comparamos con el difícil NO a la Constitución Española que también ahogaba las reivindicaciones de la calle vendiéndola como los balbuceos de la democracia, cuando en realidad era dar continuidad al aparato de estado franquista. La democracia había sido ganada en la calle, de la mano de las luchas obreras, y la Constitución quería ponerle freno y para hacerlo le hacía falta la legitimación de los partidos obreros. La historia sin embargo ha marcado con crudeza las consecuencias del Sí del PCE y el PSUC, los Pactos de la Moncloa y los golpes brutales contra los trabajadores y los pueblos. Ahora hacía falta otro NO, con la imprescindible paciencia para explicar la posición, pero la inflexibilidad ante CiU y los modelos “nacionalistas” de ERC y IC-EUiA. Podía ser, como aceptamos a propuesta de algunos compañeros, que se expresara con la abstención de los diputados, pero con el eje puesto en que era imposible apoyarla.

El sí crítico de la CUP-AE, agrava la distancia con aquellos y aquellas trabajadoras que convencidas de la autodeterminación, tenían dudas en la independencia, pero la votaban porque se planteaba indisoluble del anticapitalismo. Que a las primeras de cambio se vea una “oportunidad” en las propuestas de la burguesía se hace difícil de compatibilizar con el anticapitalismo. Para construir una alternativa para los y las trabajadoras y los pueblos hace falta, como se decía en el programa, hacer ambas reivindicaciones inseparables, y esto es imposible dando “sí críticos” a los enemigos de clase, porque inmediatamente las estamos contraponiendo. Y hace falta esta alternativa.

29/01/2013

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