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Mali y la causa del pueblo Azawad

Cuando el imperialismo y el islamismo se utilizan mutuamente

Aziz Baha, 16 de febrero de 2013




Los medios de comunicación y los
foros internacionales presentan el
conflicto de Azawad o del Sahara
tuareg (denominado «norte de Malí»
desde el colonialismo) como producto
de la proliferación del terrorismo
salafista. Se acentúa el discurso del
miedo, se multiplican las noticias sobre
la aplicación de la sharia (ley
islámica), sobre los secuestros de
turistas y cooperantes occidentales,
la destrucción de mausoleos, las
amputaciones de manos a presuntos
ladrones, o los latigazos como
castigo para el adulterio.

Evidentemente no se puede dudar
de la existencia de estos hechos
en Azawad y al norte de África
en general, igual que en otros
muchos países del mundo. Pero no
se tiene que caer en simplismos y
representaciones basadas en el
miedo, que sólo sirven para justificar
la agresividad de la
neocolonialización y asegurar la continuidad
y la persistencia de la tradición
imperialista explotadora de las
riquezas naturales, las tierras y los
mercados de los pueblos sometidos.

Tampoco nos tenemos que dejar llevar
por las lecturas de aquellos que
intentan poner en el mismo saco las
revueltas emergentes del Norte de
África y Oriente Medio y lo que está
sucediendo en el Sahel-sahariano.
A pesar de que tienen en común la
exclusión social, la reivindicación del
pueblo tuareg se remonta más de
cincuenta años atrás, cuando la
Francia colonial da el primer paso
destrozando la integridad territorial
de los tuaregs con el invento de las
fronteras y los nuevos Estados actuales,
y anexionando Azawad a
Mali en el marco de la independencia
de las colonias en esa época.

Algunos rasgos de la historia
y potencialidades naturales y
económicas

Azawad constituye un territorio original
de los Imuixaq, uno de los cuatro
grupos humanos del Pueblo tuareg
que forma parte de la gran familia
amazig que habita el Norte de África
desde hace más de 8oo.ooo
años. Este territorio desértico y árido
se extiende sobre una superficie
de 860.000Km2 aproximadamente,
dos veces la de Francia, con una
población de casi 1.300.000 personas
(censo de Mali, 2009).

El intelectual e investigador de
conflictos y etnias Jean Veyrac califica
este desierto como gigantesco
con horizontes infinitos e impenetrables
y explica que ha conocido
a lo largo de los tiempos una
sucesión de periodos de humedad
y sequía. Todo y la hostilidad de su
geografía, conoció muchas oleadas
de migraciones desde el Norte durante
el primer milenio antes de
Cristo. Matiza que la expansión del
Islam en el Sahara y Sahel fue posibilitada
por las rutas y desplazamientos
comerciales regulares de
los siglos VIII y IX, cuando los principales
Estados del Mediterráneo
occidental y España competían
para establecer alianzas con las tribus
locales del Sahel y Sahara con
el fin de controlar las rutas de caravanas
principales e importar el oro
que necesitaban para acuñar su
moneda.

En cuanto al colonialismo francés
en el país tuareg, es una política
antigua. Este capítulo ya conoció
muchos intentos de agrupaciones
y divisiones traumáticas para los
pueblos autóctonos de la región, a
base de intereses económicos y
políticos coloniales. En este sentido,
y aparte de la anexión de
Azawad a Mali, gran injusticia para
la población, la Francia colonial intentó
crear -en 1957- la Organización
Común de las Regiones
Saharianas (OCRS), con la que
buscaba agrupar las regiones de
África Occidental (AOF) y África
Ecuatorial (AEF) «Francesas» en
una misma bolsa territorial colonial
bajo su control.

Las poblaciones tuaregs han estado
siempre ligadas a su libertad,
independencia, y su modo de organización
social y política propia.
A estos valores se deben el orgullo
hacia su modo de vida y el rechazo
que no dejan de manifestar a toda
forma de dominación colonial y de
gobierno ajeno.

A nivel de la riqueza mineral, si
hoy en día Mali se considera el tercer
productor de oro después de
Sudáfrica y Ghana, es gracias al
país de Azawad. Esta y otras riquezas
naturales han abierto y continúan
interesando a las multinacionales
que ven en Azawad un nuevo
Irak, con poca población para
muchos recursos naturales. Como
ejemplo, el área de Tomboctou es
muy rica en tiza, una de las materias
primas que se usan en la fabricación
de cemento, con una reserva
aproximada de 35.000 toneladas.
Azawad también tiene petróleo:
las primeras cuencas descubiertas
se encuentran en las
áreas de Taoudenni, Gao, Tamesna
y Nara, con depósitos importantes
entre 2 y 5 km de profundidad. Otro
recurso mineral escaso a nivel mundial
es el uranio. Algunas fuentes
estiman el potencial de esta sustancia
en 200 toneladas sólo en el
yacimiento de Samit, en la región
de Gao.

La lucha y el movimiento por
la liberación de Azawad

El Movimiento Nacional de Liberación
de Azawad (MNLA), tiene sus
raíces en las insurrecciones del conjunto
de los tuaregs contra la ocupación
colonial que tenían como
proyecto global la independencia
política de todo el territorio tuareg a
principios del siglo XX. Pero en las
últimas décadas, la reivindicación
tuareg ha ido cambiando de forma
y contenido para pasar de insurrecciones
generales a reivindicaciones
más específicas. El primer levantamiento
que conoce la zona fue en
el año 1963 cuando los tuaregs del
Adag se rebelan contra la imposición
de las fronteras entre Mali y
Argelia, que les quita una parte de
su territorio y los separa de los
tuaregs de Ahaggar.

Ante la represión
continua del ejército de Mali
contra una población sin defensa
durante los últimos 50 años, los
movimientos de rebelión de Azawad y también del lado de Níger se unen
en 1990 para revindicar una autonomía
regional en el estado de Mali,
pero sin cuestionar las fronteras
post-coloniales. Al llegar a 2012, el
MNLA, formado por los tuaregs del
Azawad armados tras el hundimiento
del régimen de Muamar el
Gadafi, reivindica explícitamente la
independencia de Azawad que proclamó
unilateralmente el 6 de
abril. Pese a su línea política
republicana, laica,
pluricomunitaria (Tuaregs,
Peuls, Maures, Árabes,
Songaïs, Kuntas) y de acuerdo
con los principios del derecho
internacional, la proclamada
y recién nacida República
de Azawad no tuvo ningún
reconocimiento por parte
de la comunidad internacional.
Para lograr sus objetivos,
el MNLA siempre ha hecho
prevalecer el diálogo, y
lo pide constantemente a las
autoridades que lo dominan e invaden,
sean de Mali o de Francia.

Mali, gobierno y ejército, y su
política hacia el pueblo
tuareg azawadí

El pueblo de Azawad fiel a su valor
de libertad, nunca aceptó su anexión
política y territorial del año 1960 al
estado de Mali. Lo documentan los
manifiestos de los cabezas de las tribus
y el movimiento de liberación de
Azawad, que hablan de masacres y
humillaciones, e incluso de
genocidios, a manos del ejército de
Mali en nombre de su Estado. A título
de ejemplo, destacan las masacres
de los años 1963, 1990, 2006, 2010.
Por otro lado, con cada sequía aguda,
como las de los años 1967, 1973,
1984, 2010; el gobierno central de Malí
daba la espalda a las demandas de
socorro y de ayuda humanitaria de
los tuaregs afectados. Este maltrato
e indiferencia intencionados de un
gobierno ya arruinado con corrupción,
colusión financiera y política y de poder
militar dominante, no han hecho
más que hacer crecer el sentimiento
de autodeterminación y liberación nacional
y social entre la población tuareg
de Azawad.

Los azawadíes todavía tienen en la
memoria las milicias paramilitares que,
justamente después del acuerdo de
paz firmado entre los rebeldes tuaregs
y el gobierno de Mali –elegido democráticamente
en 1991– fueron lanzadas
contra los tuaregs, y las torturas
y el exilio ante la mirada pasiva de la
comunidad internacional.

Una vez más y a raíz de la rebelión
de 2007, en las negociaciones entre
los tuaregs de Azawad y Mali se llegó
a un acuerdo para conceder la
autonomía, que el estado nunca respetó,
ni tampoco puso en marcha el
desarrollo social comprometido.

Así vemos cómo las represalias del
ejército de Mali después de cada rebelión,
levantamiento o negociación
han sido una constante a lo largo del
conflicto de Azawad: lo mismo que
vemos ahora en las poblaciones
tuaregs intervenidas por Francia y
entregadas a los militares de Mali.

El islamismo y los grupos
Salafistas

La historia de los grupos islamistas
terroristas en la zona del Sahara-
Saheliana empieza el 2001 como
un tipo de expansión forzada del terrorismo
islamista que había dominado
Argelia durante los años 90.
El mismo año el Departamento de
Información y de Seguridad argelino
(DRES) anuncia el asesinato por
el ejército argelino de un jihadista
yemení emisario de Bin Laden en
la zona, y que pretendía vincular el
grupo salafista para el combate
(GSPC) a Al Qaeda. El Estado argelino
pedía ayuda a Estados Unidos,
Europa y otras potencias mundiales
para implicarse en la lucha
antiterrorista.

Pero el equipamiento militar norteamericano
no llegó a Argelia hasta
después de la crisis de los rehenes
de 2003, cuando 32 turistas
europeos fueron secuestrados al sur
de Argelia por miembros del GSPC.
El hecho de que el dirigente del grupo
secuestrador Empape Saïfi (alias
Abderrezak El Padre) fuera un
exmilitar argelino e infiltrado de
DRES (Malti, 2008), así como las
declaraciones de los rehenes liberados
después de negociaciones
con Alemania revelan muchas incoherencias.

Un año más tarde, la
liberación de los rehenes en Mali y
la captura del Padre por un pequeño
grupo de rebeldes chadianos,
dieron la ocasión al presidente norte-
americano George Bush de hablar
de la existencia de Al Qaeda en
el Sahara y la necesidad de perseguir
a los extremistas en el cuerno
de África y al Atlántico. Estados
Unidos envió tropas a la
zona en el marco del programa
de asistencia militar americana
a Mali, Níger, Chad y
Mauritania. El 2006 el departamento
de Estado de los Estados
Unidos publica la noticia de
la fusión entre Al Qaeda y el
GSPC, que da lugar al grupo
islamista Al Qaeda del Magreb
Islámico (AQMI).

Uno de los grandes retos que
tiene el movimiento de liberación
de Azawad, consiste en
la multiplicidad de grupos islamistas
radicales en el sahel-sahariano. Además
de AQMI, otros grupos radicales
como Ansar Dine y El Movimiento
de Unidad por la Jihad en el África
Occidental (MUJAO). Ansar Dine
es un nuevo grupo que surgió en
2012 después de que el MNLA tomara
el poder en Azawad. Tiene
como dirigente al tuareg Iyad Ag
Ghali, ex-embajador de Mali en
Qatar. Este grupo tiene como objetivo
la instauración de la sharia
islámica en Mali y en el África del
oeste. En verano del 2012 parece
que el MNLA abrió negociaciones
con Ansar Dine con el objetivo de
establecer un Estado republicano
que satisficiera al pueblo de Azawad.
Pero no se llegó a ningún resultado
concreto, al contrario: el MNLA y
Ansar- Dine acabaron enfrentados
en choques armados.

Mujao es de la misma doctrina
salafista que los dos primeros, y se
caracteriza por un proyecto que supera
el de Ansar Dine a nivel de ambiciones
y estrategias: quiere establecer
la sharia en toda África occidental,
aspira a unir a todos los grupos
islamistas que actúan en la región y
opta por un grado de la jihad más
estricto en la aplicación del Islam. El
último atentado suicida al sur de Argelia
ha sido reivindicado por este grupo
como venganza contra la invasión
francesa actual en la zona. El islamismo
radical en general no deja de ser
un imperialismo expansionista que
busca unificar y dominar lo más posible
los pueblos para imponerles un sistema único que es la dictadura islamista que oprime y mata la
diversidad y las libertades individuales y colectivas.

Francia y su intervención colonialista en Azawad

Una simple mirada a la trayectoria del conflicto del Sahara y
el Sahel evidencia la falta de voluntad, por parte de las potencias
imperialistas, de llegar a una solución justa y definitiva, y el
gran interés por mantener un ambiente inestable y manipulable.
La influencia extranjera en Azawad empezó por las intervenciones
constantes de los servicios secretos de Argelia, de Libia y de
Francia, que utilizan a los rebeldes tuaregs en beneficio propio, y
los dividen en grupos rivales que se neutralizan unos a otros.
Después, se extendieron a la implantación de grupos islamistas
por parte de Argelia y con la complicidad de occidente.
El islamismo ya es una realidad del Sahara y del Sahel, bajo
este pretexto y el de combatir el terrorismo al «Norte de Mali» y
con el objetivo de recuperar la «integridad territorial» de Mali,
Francia pone en marcha su intervención colonial unilateralmente
el 13 de enero pasado en la zona. La invasión francesa tuvo
después el apoyo logístico, técnico y financiero de la OTAN, la
ONU y otros Estados europeos, africanos y de otros puntos del
mundo. Así la Comunidad Económica De los Estados del Africa
del Oeste (CEDEAO) participa en esta operación con 5.000
militares, el doble de los efectivos aportados por Francia.

Antes de la intervención francesa, los Estados norteños de la
zona de guerra también tuvieron su papel relevante en el conflicto.
Argelia apoyaba a Ansar Dine para evitar un Estado independiente
de Azawad que le podría provocar rebeliones similares al
sur de su territorio (Tuareg Imuhaq). En cambio Marruecos recibió
visitas de miembros del MNLA en un intento de presionar a la
vecina y rival Argelia en cuanto al tema del Sahara Occidental. A
pesar de esto, tanto los dos Estados como el de Mauritania
están colaborando en esta guerra colonial permitiendo a la aviación
francesa la utilización de sus bases y espacios.

Así se reproduce un escenario a la iraquí , Francia reinvade
los desiertos amazig de oro líquido y sólido para salvar el capitalismo
optando por la industria de la guerra y la reconstrucción
después, puesto que para la Unión Europea y su capitalismo,
una oportunidad colonialista es muy aplaudida sobre todo en
épocas de crisis económica como la actual.
Como conclusión, querría subrayar una serie de puntos:

- Con esta intervención, Francia quiere reafirmarse como
potencia colonial que tiene prioridad en la dominación colonial
del Sahara y del Sahel.

- El salafismo y el terrorismo islamista son ideologías dinámicas
sin un nivel de actitudes y conductas fijas, no tienen fronteras
ni limitación de espacio físico ni de tiempo, por lo tanto no
se pueden combatir con guerras y asesinando a la gente. El
único remedio contra estos tipos de fenómenos es el desarrollo
social y cultural y la promoción con la garantía de las libertades
en los países en cuestión.

- Los colonos occidentales con el apoyo de los sistemas
arabistas de los países del norte de África, mediante su diplomacia
y los medios de comunicación –algunos por intención y
otros por ignorancia y falta de análisis científico a la hora de
transmitir la información- han podido crear expertamente la
confusión alrededor de la realidad social y política actual de
esta parte de la Tamazgha. Por todo ello, la opinión publica no
se tiene que dejar despistar con los discursos de los defensores
y representantes del imperialismo y el capitalismo, y mientras
que no se tome el conflicto actual desde su naturaleza, es
decir un pueblo ocupado que busca su libertad y dignidad, no
habrá solución ni paz en la zona del Sahara y del Sahel.

Aziz Baha, activista amazigh

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