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BOSNIA

La mecha prendió en Tuzla

M. Esther del Alcázar, 7 de marzo de 2014




En febrero, estallaron las movilizaciones en Bosnia. Empezaron en Tuzla, a partir de las manifestaciones contra los despidos y el paro, producto de la privatización y el cierre de empresas, en el marco de corrupción política que se ha ido estableciendo a partir de los acuerdos de Dayton que hace 20 años pusieron fin a la guerra. Los manifestantes de Tuzla fueron reprimidos violentamente, y al día siguiente, varias ciudades de Bosnia como Zenica, Bihac o Sarajevo salieron a la calle como forma de solidarizarse con los trabajadores de Tuzla. La mecha estaba prendida.

Situación de miseria

Más de 40% de desempleo (28% según cifras oficiales), el 55% entre los jóvenes, pensionistas con menos de 200 euros al mes, salarios que no cubren las necesidades mínimas… Enriquecimiento de unos pocos a partir de las privatizaciones y gestión fraudulenta del tejido industrial que quedaba: Biraè Zvornik, Naftna industrija RS, Hidrogradnja Sarajevo, Krivaja Zavidoviæi, •eljezara Zenica…

También la miseria es quien ha vuelto a borrar las diferencias étnicas que el gobierno serbio de Milosevic y los gobiernos occidentales, impusieron con los acuerdos de Dayton. Si las movilizaciones han sido mayores en la llamada Federación de Bosnia y Herzegovina (croata-musulmana) que en la República Srpska (RS), no es debido ni a que hay menos miseria, ni a la supuesta rebeldía que le atribuyen -¡aún hoy!- viejos stalinistas, a su presidente Milorad Dodik, sino a la fuerte censura y a la criminalización de cualquier protesta como debilitamiento de la RS. Por eso, croatas y bosnio-musulmanes se movilizaron juntos en Mostar a pesar de la impuesta división de la ciudad; lo hicieron en Sarajevo, Mostar, Zenica… pero también se tomaron las calles en Brcko, y se escaparon al control gubernamental de la RS, las manifestaciones en Banja Luka, Livno o Prijedor.

Corrupción y parálisis gubernamental

El nepotismo y la corrupción del gobierno yugoslavo (una de cuyos mayores escándalos fue el caso de Agrokomerc en 1987), que luego continuaría el serbio, al que los bosnios combatieron hace 20 años, ha tenido su continuidad en el posterior gobierno de Izetvegovich. Unos y otros, entonces y ahora, enzarzados en los negocios con el imperialismo.

Pero esa continuidad ha tenido una facilidad más en el imposible panorama político impuesto por Dayton en 1995. Éste concretaba buena parte de las aspiraciones serbias, al dividir bosnia étnicamente y reconocer los territorios usurpados por los chetniks de Mladic como una entidad legítima, la República Srpska. También contentaba a los croatas, al imponer a sus ustachis (organizados en el ejército del HVO) como garantes de la unidad de la Federación croato-musulmana. Era tal la voluntad de absorción de unos y otros, y del imperialismo de atarlos en corto, que en las primeras elecciones croatas, se permitió que 300.000 croatas -teóricamente ciudadanos bosnios, a tenor del acuerdo de Dayton-, votaron a Tudjman de presidente en urnas instaladas en territorio bosnio. A este fraccionamiento, se sumó la creación del distrito especial de Brcko en el 2000, que aunque funciona como autónomo, en realidad está compartido entre la Federación BH y la RS.

Esas entidades, deben llegar a acuerdo para que tengan vigencia las resoluciones del gobierno, condenando a éste a la parálisis. En 2010 se tardó 16 meses en formar gobierno tras las elecciones generales y Mostar estuvo sin alcalde 14 meses.Cualquier iniciativa política queda bloqueada. En el verano de 2013 hubo protestas en Sarajevo, por el bloqueo a la ley del número de identificación personal, que supuso que los recién nacidos entre febrero y junio no tuvieran derecho a la tarjeta sanitaria o a la emisión de un pasaporte.

Pesada herencia: el fracaso de la autogestión de Tito

A mediados de los 60, los síntomas de crisis afloraban con la caída del empleo, la subida de precios, la agudización del déficit comercial,… y unas diferencias salariales que habían consolidado una importante capa de tecnócratas-burócratas que controlaban las fábricas y desplazaban a los trabajadores. En 1963, tres reformas constitucionales: apertura al mercado mundial descentralizando el comercio exterior, reorganización del sistema bancario autorizando bancos creados por empresas, y supresión de control sobre las rentas del trabajo y sobre la mayoría de los precios. El «espejismo yugoslavo» tocaba a su fin y en los 70 la inflación corría desbocada.

La Constitución de 1974 redujo al mínimo las competencias de la Federación Yugoslava y solicitaba enormes créditos para mantener sectores industriales. A la muerte de Tito, la deuda externa era de las mayores del mundo: 18.600 millones de dólares, sin contar la deuda a corto plazo.

Sus sucesores, completaron el proceso de restauración. El acuerdo con el FMI en 1983, impuso el «Plan de Estabilización a Medio y Largo Plazo», que mantuvo una inflación anual del 30% como mínimo durante toda la década, y llegó al 1.200% en el 89 (2.665% en diciembre) que estranguló absolutamente a los trabajadores, pero que, junto con los beneficios del turismo y las divisas de los 600.000 yugoslavos que trabajaban en Europa, permitió pagar los intereses de la deuda al FMI, y añadir otros 83.000 millones más a la deuda pública. En ese año, Markovic había acordado también otra devaluación de la moneda, la eliminación de compañías públicas y de autogestión y llegand o a 771 e m p r e - sas mixtas en el 90. Los salarios reales cayeron un 41% y los ingresos públicos que debían haber sido transferidos a las repúblicas y provincias se destinaron a pagar la deuda de Belgrado con los clubes de París y Londres.

El problema nacional gran-serbio exacerbado

En 1844 Garashanin argumentó su Gran Serbia «… el serbismo, con su carácter nacional y existencia estatal, se cubre con el manto protector de un derecho histórico «sagrado » que implica: extensión de fronteras, homogeneización de territorios conquistados y purificación étnica» (J. Goytisolo «Cuaderno de Sarajevo, pag 114-115). Los chetniks (organización nacionalista oficial del Reino de los Serbios) lo intentaron aplicar en 1913 con matanzas, degüellos y aniquilación de pueblos; y de nuevo con el monárquico Mihailovic en 1941… y la ideología siguió bajo el titismo, reivindicado por su ministro Cubrilovic que proponía terminar con la «presencia insultante de musulmanes en la cuna de la nación serbia –en Kosovo-» (ídem pag. 123), o con la antidemocrática medida de no reconocer la nacionalidad bosnia, sino llamarla «musulmana», negando así la identidad nacional. Con ese sustrato, una mayoría del ejército yugoslavo de esa nacionalidad, y el acuerdo con la Iglesia Ortodoxa, Milosevic hizo suyo el discurso granserbio y cumplió su vaticino de que serían «años de gritos y lágrimas».

Centralismo a ultranza, aplastamiento de la rebelión albanesa y liquidación de su autonomía, desvío del descontento de los trabajadores serbios hacia las Repúblicas… declaración de guerra a Eslovenia y Croacia, y después del referéndum bosnio por la independencia, también a ésta. Pero con una particularidad, el ejército yugoslavo dijo retirarse, pero se quedó y rebautizó como el Ejército de los Serbios de Bosnia y creó junto a él –o a partir de él- de nuevo a los fascistas chetniks y su limpieza étnica. Punto álgido de ésta y de la complicidad de la ONU con el gran nacionalismo serbio, con el que tenía deuda millonaria que cobrarse, fue la masacre de Srebrenica. Ésta, desarmada por los cascos azules para convertirla en zona de seguridad, fue abandonada por la ONU a manos de Mladic y sus chetniks, que masacraron a todos los jóvenes y hombres, unos 10.000.

Después de la guerra… más de lo mismo

El gobierno bosnio calculó que la reconstrucción costaría unos 47 billones de dólares. Los prestamistas occidentales se comprometieron a conceder un préstamo de 8 billones de dólares para la reconstrucción, pero hasta 1997 sólo habían entregado 518 millones de dólares. Parte para financiar el coste civil local del despliegue militar de la IFOR y parte para pagar a los acreedores de la antigua deuda. El Banco Central de Holanda proporcionó una «financiación puente» de millones de dólares para que Bosnia pudiera pagar su atrasos al FMI, condición sine qua non para que el FMI le vuelva a prestar dinero.

Pero ese nuevo préstamo del FMI, fueron para pagar al Banco Central Alemán, el cual, a su vez, había adelantado el dinero para pagar la deuda al FMI. La deuda se acumula, destinándose una mínima parte del dinero recibido para la reconstrucción de la economía bosnia.

Pero además creció el interés occidental por los recursos naturales estratégicos: depósitos de carbón y petróleo en la ladera este del Corrimiento Dinarides, en la Krajina, al parecer ya explorados por la yanqui Amoco antes de la guerra, yacimientos petrolíferos en la parte de Croacia ocupada por los serbios que se encuentra al otro lado del río Sava desde Tuzla,... y seguir forzando privatizaciones de los restos aún estatales, para ir desmantelando y cerrando.

De nuevo a las calles

Hasta llegar a hoy, en que la Unión Europea, les abre los brazos para iniciar el proceso de integración. Pero jóvenes y trabajadores han dicho basta, porque como dice el psicólogo Srðan Puhalo: “en un estómago vacío difícilmente se digiere la propaganda”. Quienes vivieron la guerra, ven en los políticos de hoy la continuidad de los de antes: y tienen razón pues unos y otros corrieron o corren a responder a las exigencias del Banco Mundial y del FMI –la novedad sería que ahora también a la UE-, haciendo todo lo necesario para merecer préstamos de inversión y ventajas para mantenerse en el poder.

Los presidentes de dos cantones (Tuzla y Sarajevo), el primer ministro del de Una-Sana y el gobierno al completo del cantón de Zenica-Doboj, tuvieron que dimitir. El Alto Representante, Valentin Inzko, llegó a insinuar la posible intervención de tropas de la UE si los incidentes llegaban a un nivel superior. Los conflictos siguieron. El problema, como ocurrió durante la guerra, es la propuesta de alternativa. Los trabajadores y el pueblo bosnio han demostrado sobradamente su capacidad de lucha y sacrificio.

Hacía y hace falta la construcción de una organización que de una salida que responda a sus necesidades, a sus reivindicaciones tanto democráticas como económicas. Que como les decíamos, no era "primero la guerra y después la revolución," que eso había sido la tragedia de la guerra civil española, porque son un solo camino, y ni la democracia, ni el derecho a la autodeterminación dan de comer, y que si no lo imponemos juntos, esas conquistas en el marco del capitalismo, volverán a sumirnos en la desesperación. Por eso ahora, tampoco alcanza con que caiga uno u otro gobierno, aunque sea merecido y el triunfo de una primera batalla.

Los gritos de reestatización para tener trabajo, de sueldos dignos,… se mezclaron con la rabia de una juventud que en su primera experiencia política, quemó coches y edificios de la administración. Nacieron asambleas populares que dicen continuaran la batalla. Esperemos que de estas experiencias surja la alternativa revolucionaria que rompa con UE, BM, FMI, y el capitalismo, y construya la respuesta que los trabajadores y el pueblo bosnio merecen.

¡Viva la lucha de los y las trabajadoras y jóvenes bosnias!


Ayuda Obrera a Bosnia

Muchos de los miliantes de LI, participamos durante la guerra en los convoys internacionales de solidaridad con la ciudad minera de Tuzla. Desde Ayuda Obrera a Bosnia, organizamos doce convoys, y un campo de trabajo de un centenar de personas, siempre recogiendo la solidaridad a puerta de fábrica, en las minas de Sallent, con los bomberos de Bilbao o Madrid, en la UAB o la UdG... También desde AOB, organizamos la ida al Parlamento europeo de 50 mujeres de Srebrenica para exigir justicia y publicamos sus relatos en el libro: "Bosnia: un grito de justicia. Srebrenica, ¡no olvidamos!" Esa experiencia fue el marco de los debates con muchos de los protagonistas de la heroica lucha bosnia, a los que hacemos referencia en el artículo.

Nota. Si te interesan materiales de aquella época, pídelos a nuestros.

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