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La huelga supera los ocho meses en Panrico

L.C. Gómez-Pintado, "Luca", Josep Lluis del Alcazar, 13 de junio de 2014




El juicio se realizó el 6 de mayo en la Audiencia Nacional. La sentencia salió el 19. La huelga llega a un momento difícil. La sentencia es un golpe contra las ilusiones que se habían depositado para derrotar el ERE por la vía judicial. Es una sentencia política, pues la huelga de Panrico es ya un referente para muchos trabajadores/as y jóvenes y han querido cerrar la puerta. Los jueces son un instrumento de la patronal y el Gobierno, parte de un aparato de estado que defiende los intereses de clase de la burguesía. La sentencia no es firme, CCOO y CGT han anunciado recurso.

Sin la huelga, el ERE hubiera sido aprobado -o consentido- por CCOO.

Ahora se ve en la sentencia, que afirma que: CCOO «reconoció la existencia de pérdidas» de la empresa, «hay un acta notarial en la que CCOO justifica expresamente la concurrencia de causas» del ERE, y «nunca CCOO cuestionó nada acerca de la composición y constitución de la comisión y sólo tras la firma del acuerdo es cuestionada.

» Y remacha: «CCOO ha hecho público un comunicado en el que admite el desgobierno de la planta y la existencia de actos violentos en el centro de Sta. Perpetua » (ya se había advertido en la asamblea que lo utilizarían en los juicios y se pidió que CCOO lo retirara).

Es decir, el juez se permite el lujo de responder la impugnación de CCOO con su propia actuación. Por eso deslegitima la demanda de CGT, contra quien no podría utilizar esos argumentos.

CCOO intentó desactivar la huelga argumentando que judicialmente se iba a ganar. Luego, al ver que seguía y tomaba como objetivo llegar con fuerza al juicio, maniobró para aplazarlo esperando agotar las fuerzas y desconvocar la huelga (votación por urna), pero tampoco lo consiguió. Ahora, con la sentencia en la mano, desde la dirección de CCOO en el comité de empresa se acusa a los trabajadores de la duración del conflicto («desde diciembre ya era cuestionable») y de las ilusiones depositadas en la sentencia que ellos mismos fomentaron («más vale una mala negociación que una buena sentencia»), y dice: «los trabajadores se empeñaron en llegar al juicio cuando lo que había que haber hecho es negociar con la carta de retirada de la impugnación».

Pero las cosas son justo al revés.

1) Si la huelga es larga es gracias a la dirección de CCOO: por el aislamiento al que la ha sometido, y por la cantidad de maniobras que ha hecho para evitar llegar al juicio.

2) La negociación que proponían la Generalitat y la dirección de CCOO sólo buscaba avalar los despidos.

3) La huelga ha forzado una sentencia que no ha podido cerrar – a diferencia del ERE o de la negociación propuesta- la lucha contra los despidos.

Sin medias tintas, el fallo favorece a la empresa. Esta, según El País, «aplaude que la Audiencia no haya fallado la nulidad del Expediente.» Sin embargo, prohíbe los despidos del 2015 y 16 y considera que los del 2013 y los pendientes del 14 no se ajustan a derecho. Así pues, la lectura que hacen los abogados es que los despedidos/as quedarían como improcedentes, por lo que la empresa debe optar entre readmisión o indemnización. En Sta. Perpètua, a diferencia de otros centros, la empresa no se ha animado a aplicar aun ningún despido de este año debido a la huelga. Por ello, aunque la sentencia es un golpe, los objetivos de la lucha contra los despidos siguen abiertos: que los del 2013 y los disciplinarios se reincorporen, y que no puedan aplicar los del 2014.

Del 19 al 25 de mayo: Otra semana de vértigo

La empresa quiere un acuerdo que cierre el conflicto con la aceptación de la derrota por parte de los trabajadores/as. Para ello convoca al comité de empresa el jueves 22 para imponer la aceptación de la sentencia con alguna rebaja en los despidos. Es la primera reunión en meses, además sin mediación. Por la tarde convoca al intercentros (mayoría UGT), que una vez liquidado el conflicto, podía ser el marco ideal para la aplicación del ERE. Para rematar, CCOO convoca a sus afiliados en Barcelona el viernes 23 para, aprovechando la posición de debilidad en que quedaban los trabajadores, restablecer la autoridad de sus dos dirigentes en el comité de empresa, para llegar así al lunes 26 con la huelga desconvocada y poder negociar los despidos y la vuelta al trabajo mediante un ERTE.

Pero la asamblea del miércoles 21 desarticula el plan votando aplazar la decisión hasta después de las reuniones con la empresa y CCOO, y provocando una reacción furibunda de la empresa contra un comité que no le entregaba el cadáver de la huelga como estaba previsto. El jueves 22, la empresa mantuvo la reducción de despidos del 40% (50 menos) pero pidió a cambio la cabeza del comité de huelga y la potestad de señalar a dedo los despidos, advirtiendo además que no olvidará los 7 meses de huelga. También pedía el pacto rápido de un ERTE.

Ante semejante chantaje –totalmente ilegal-, el propio Álvarez, secretario general de la UGT en Catalunya, pide la intervención de la fiscalía, lo que amenaza con desestabilizar el acuerdo Panrico-UGT, base del ERE. CCOO desconvoca su reunión que no podía hacer otra cosa que reforzar la exigencia de lucha y compromiso del sindicato, continuando sin salir en defensa de los trabajadores/as.

La asamblea del sábado ratifica la huelga por 110 votos contra 66. Vista la situación, la empresa se desdice de lo anunciado en la mesa pero llama a negociaciones para solucionar el conflicto. Interviene la Generalitat que en todo momento ha avalado la empresa, no sólo a lo largo de todo el conflicto y en la vulneración del derecho de huelga, sino también ahora cuando la empresa hace pública la persecución contra el comité y los activistas. El conseller Felip Puig habla en público del ‘gesto de buena voluntad’ de la empresa.

El ataque tiene mucho alcance, y abre la posibilidad de rehacer un plan de lucha, con una gran manifestación contra la persecución sindical que ponga a los trabajadores de Panrico al frente de la defensa de esos derechos. Pero la burocracia de CCOO maniobra de nuevo. Ahora bloqueando la legalización del nuevo comité de huelga votado hacía semanas, tras anunciar los dirigentes de CCOO su dimisión del mismo en varias asambleas. Reuniones interminables entre el comité de empresa (que controla la dirección de CCOO) y el comité de huelga elegido, y, finalmente, la burocracia no dimite. Sin embargo, también los nuevos miembros del comité de huelga son convocados a las reuniones con la empresa.

Unidad para seguir la lucha.

Hay que ver las posibilidades de esas reuniones manteniendo la mayor posición de fuerza posible con la huelga. Ciertamente la empresa cuenta con una sentencia favorable, pero probablemente tenga problemas de liquidez para aplicar los despidos en las condiciones que se le fijan; y también precisa un acuerdo para no alargar la tramitación de un ERTE para volver a poner en funcionamiento la planta. Asimismo, las declaraciones que ha realizado vulneran los derechos sindicales elementales y les obliga a retroceder. Hay que sacar nuevas fuerzas y el compromiso de todas las organizaciones del comité de apoyo para redoblar la movilización y la caja de resistencia.

Después de ocho meses de lucha sin apenas fisuras, la decisión de volver o no al trabajo debe tomarse según las fuerzas, pero es importante que se mantenga la unidad. Defender esa unidad para continuar la lucha es esencial también para protegerse ante las represalias de la empresa. No se puede acabar entrando fragmentadamente, no sólo porque no podremos conseguir los objetivos actuales, sino porque no podremos parar la ofensiva inminente de la empresa. O se salvan los 200 o se hunden los 200. La ruptura de la unidad se va a pagar muy cara con represalias de la patronal.

En cualquier caso, con o sin huelga, es imprescindible un plan de lucha unitario que incluya, además de los despidos, la defensa de los salarios, y que empiece concretando ya las denuncias por vulneración del derecho de huelga y persecución sindical contra la empresa y la Generalitat.

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