Desde hace meses, los afectados de Hepatitis C y sus familiares se han movilizado para tener acceso a los medicamentos de última generación y han organizado concentraciones, encierros en centros hospitalarios (como el del Hospital 12 de octubre de Madrid que lleva más de 80 días), denuncias judiciales, etc. La última movilización ha sido la manifestación del pasado 1 de marzo en la que 10.000 manifestantes salieron a la calle con consignas como «No son muertos, son asesinados», «No al genocidio de la hepatitis C» y «Dónde están los pro-vida del PP».

La respuesta del gobierno a las movilizaciones ha sido la presentación de un plan para tratar con el medicamento Sovaldi a 52.000 afectados (casi el 50 % de los diagnosticados) en un plazo de tres años y con un presupuesto de 757 millones de euros que, por cierto, irá a cargo de las comunidades autónomas.

Este plan se pondrá en marcha el 1 de abril. Pero la Plataforma de afectados de Hepatitis C desconfía de las promesas del Ministerio de Sanidad y exige que se empiece a dar los nuevos medicamentos a los enfermos más graves (en Fase 4) desde ahora mismo -sin esperar a abril-.

Demasiados afectados por una enfermedad que tiene curación

La situación de los afectados de la hepatitis C es muy alarmante. Existe ya un medicamento (Sovaldi) que puede curar esta enfermedad con una efectividad de entre el 90 y el 95 % y que desde hace un año está aprobado por la Agencia Europea del Medicamento. A pesar de estos resultados y las promesas de los ministros Ana Mato y Alfonso Alonso, el Ministerio de Sanidad no lo ha incluido todavía, en el Sistema nacional de Sanidad debido a su coste (60.000 •). El ministerio ha afirmado hasta ahora que estaban negociando con la empresa fabricante Gilead. Pero mientras hablan cada día mueren 14 afectados.

Porque hay sólo dos maneras de que los enfermos puedan acceder ahora a este medicamento: la primera, es por la vía del «uso compasivo », que significa que el coste va a cargo del hospital que trata al enfermo. Evidentemente, esta es una vía muy difícil, por no decir imposible.

La segunda manera es que los afectados se paguen ellos mismos el medicamento. Sin este medicamento, a los afectados en fase 4 sólo les espera un futuro de continuos ingresos y tratamientos hospitalarios, posibles trasplantes de órganos (que no siempre garantizan la curación) o incluso la muerte. Es urgente que la sanidad pública asegure el acceso gratuito e inmediato este medicamento.

Otro aspecto muy importante es que sólo 95.000 personas están diagnosticadas de hepatitis C en el estado español de las que 52.000 tienen una fibrosis hepática «significativa» que serían los que teóricamente serán tratados con los nuevos fármacos como el Sovaldi. No obstante, la Plataforma de afectados afirma que la cifra de afectados puede estar entre 500.000 y 900.000 personas de los que 200.000 estarían en las fases 2, 3 y 4.

Los recortes de la sanidad pública

Nos encontramos ante una de las consecuencias más graves de las políticas de recortes del gobierno Rajoy en el campo de la sanidad y de los servicios sociales: hay recortes en la atención de las personas dependientes y de enfermos de cáncer, cierres de habitaciones hos pitalarias, reducción de las urgencias, retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin papeles, etc...

Todo esto junto al incremento del copago, privatizaciones de servicios de atención primaria, derivación de enfermos a centros privados, etc.

Una política que limita el acceso a la sanidad de una parte de la población y que pretende incrementar el papel de los seguros médicos privados y desviar recursos públicos a las clínicas privadas. Pero en el caso de la hepatitis C, significan además la muerte de 14 personas al día.

Los beneficios de las empresas farmacéuticas

Y aquí entra la cuestión de la especulación económica de Gilead, la empresa propietaria de la patente del Sovaldi. Esta empresa multinacional, en la que participan varios fondos de inversión, compró por 11.000 millones de dólares el laboratorio Pharmasset que ha desarrollado la patente. Gilead ya ha ganado con el Sovaldi cerca de 120.000 millones de dólares. El coste de fábrica del medicamento por un tratamiento de 12 semanas es de 2.800 dólares y su precio de venta es de 70.000 dólares.

La empresa Gilead no es una excepción. Según la Federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública, las empresas farmacéuticas ganan 1.000 dólares por cada dólar invertido en investigación. La causa de este escándalo es que son los gobiernos y los consumido res quienes financian el 84 % de la investigación, mientras que sólo el 12 % corresponde a los laboratorios farmacéuticos.

Cómo ya pasó con la gripe A, los gobiernos están al servicio de las empresas farmacéuticas y, por mucho que digan que negocian con ellas, al final pagarán por los medicamentos los desorbitados precios que exijan estas empresas, cuyos beneficios superan los de las ventas de armas o las telecomunicaciones.

Lucha Internacionalista estamos junto a la Plataforma de afectados de Hepatitis C y exigimos que el Ministerio suministre inmediatamente el tratamiento de última generación a todos los afectados y que urgentemente ponga en marcha un plan para detectar todos los afectados que hasta ahora no están diagnosticados. La movilización de los afectados y sus familias es la única garantía de que finalmente podrán recibir el tratamiento que necesitan estos enfermos.