No nació como nosotros proponíamos, como fruto de unos mínimos de acuerdo político claros, con un plano extensión en base a él que diera respuestas a los sectores de trabajadores y trabajadoras que sufren en la ciudad... fue tal como la CUP de Barcelona la diseñó. Modelo redes sociales, personas individuales y gente alternativa que iría construyendo un programa por ejes y formaría la candidatura. No lo compartíamos y les decíamos que con este modelo acabaríamos discutiendo con el reformismo en lugar de avanzar en la ruptura, aparte de potenciar los personalismos que tan de moda están. Pero aceptamos participar. Ha pasado un año desde la I TPM (Encuentro Popular Municipalista), y además de en los Encuentros, hemos participado en el grupo de trabajo de Servicios Sociales. No hemos dejado de hacer las tareas que allí se han propuesto y nuestras compañeras han participado de las asambleas abiertas. Se acaba de realizar el IV Encuentro. Es momento de decidir y, a pesar de que pediremos el voto por ellos lo hacemos críticamente, dando un paso al lado porque para nosotros, como dice la canción “No es esto compañeros, no es esto...”

Un programa que no rompe

Como la construcción programática no se ha hecho sobre unos acuerdos centrales, los grupos han ido tirando según las personas que lo conformaban. Lógicamente aparecen contradicciones. Y algunas no son menores. Por ejemplo remunicipalizaciones y plan de empleo con contratación directa para abordar el paro o medidas contra la precariedad. Se pueden encontrar en el eje de servicios sociales, pero no son el centro del de modelo económico, donde no se abordan las necesidades de los parados o los precarios hasta la medida 3 donde se habla de Potenciar la ocupación afirmando: “...desde la institución pública hay que invertir en proyectos de auto-organización popular del empleo, en proyectos cooperativos, a la vez que se incide en aspectos laborales que afectan a toda la población”. No es casual, pues conviven dos conceptos que lógicamente son antagónicos: el de quienes consideran que el camino pasa esencialmente por planes de empleo y gestión pública bajo control popular, y quienes creen que el centro es la iniciativa privada vía cooperativas –con sus virtudes y sus límites: suplemento LI 127, octubre 2013-. No se trata de estar a favor o en contra de las cooperativas, sino en ponerlas como centrales en el modelo económico y “solución” al problema del paro, cosa que consideramos equivocada.

Pero si estas contradicciones eran patentes y no se arbitró un espacio para hacer este debate central, el Marco Político que se presenta al IV Encuentro, ya está decantado.

Ni parados, ni inmigrantes están presentes, ni se plantea ningún plan de ocupación pública, las remunicipalizaciones se reducen a agua, gestión de residuos y transporte público –los servicios sociales quedan en el punto de cuidados para un gran debate y sin definir la gestión, aunque la comisión la había definido como directa-... En cambio se afirma “Hay que impulsar y destinar recursos a proyectos de autoorganización popular del empleo, así como apostar por la reactivación cooperativa de la economía y la recuperación del tejido productivo. Hace falta recooperativitzar la economía,… poniendo toda la infraestructura y recursos comunes y públicos a recooperativitzar los sectores de actividad económica…” Parece que el debate ya lo hizo alguien y se ha decidido poner el dinero público para incentivar la economía privada como mecanismo para potenciar el empleo.

Y decimos a medio camino, porque sí que está el fin de los desahucios –a pesar de no decir cómo: ¿expropiando?-, pero el Marco Político se hace votar en pack, junto al fomento del empleo financiando la iniciativa privada... Con este discurso no tenemos mucho más que ofrecer a los parados de Zona Franca, a los jóvenes de Nou Barris, o a los inmigrantes de Ciutat Vella que el que pueda ofrecer Ada Colau. No es un programa de ruptura, por más que así se afirme y se reitere la palabra anticapitalista –no creemos en el fetichismo de las palabras-, porque no hay medidas que lo sean: es un programa de gestión.

Unos métodos que no compartimos

Hasta aquí se ha llegado con los métodos que criticábamos al principio. Grupos de trabajo sobre ejes, una inter-comisiones –eso sí abierta, que parece era quienes cortaba el bacalao-... mucha participación sí, pero muy poca decisión democrática: y no es lo mismo. El resultado final ni recoge los debates de la gente que ha participado.

Y si al principio decíamos que con este método, se facilitaba la entrada del reformismo, como pasó en la II TPM con el desembarco de Guanyem y la consecuente Jornada de Código Ético con la plana mayor de ICV-EUiA -incluidos concejales del Ayuntamiento-, al final el giro lo consuma el mismo mecanismo en su vertiente interna. Los problemas de método, esconden problemas políticos.

Por eso este camino iniciado con “personas” potenció los personalismos, y esto no se arregla con cuatro horas de debate de criterios para formar listas el último día. Hacía falta un giro consecuente como mínimo rechazando el Marco Político presentado y volviendo a abrir seriamente este debate. No fue así. Lástima. Ahora baja a las Asambleas Abiertas y pasa a una comisión de redacción: no estaremos para verlo, pero esperamos seriamente que lo que no hemos conseguido en un año, ahora se consiga.

Damos un paso al costado y dejamos de formar parte de la candidatura, pero sí llamamos a votar por ella, porque a pesar de todo, en la ciudad de Barcelona, es la única candidatura que puede aglutinar las ansias de ruptura y puede impulsar la lucha. En ella nos encontraremos y seguimos trabajando conjuntamente en la candidatura "Per la ruptura" a las autonómicas.