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Catalunya. Moción de confianza, Debate de Política General y presupuestos

La CUP-CC ha de recuperar, junto a la democracia, la iniciativa de la mano abierta y el puño cerrado

M. Esther del Alcázar, 5 de noviembre de 2016




La CUP-CC lleva meses sin tomar la iniciativa política. No se trata sólo de si al final se mantiene en el No a Mas, o en la enmienda a la totalidad a los presupuestos 2016. Eso es importante, como ahora lo es, el que aunque no haya sido como condición de la moción de confianza –como nosotros proponíamos- el referéndum unilateral tenga fecha en septiembre 2017. Pero en política no es sólo importante el qué se consigue sino también el cómo: si se hace fortaleciendo unas posiciones de izquierda que la gente pueda asumir como alternativa propia, o si aparece en medio de una nebulosa en que al final no se sabe ni dónde está la coherencia, si es una exigencia o si es un gracioso favor de la burguesía que alimenta las ilusiones en JxS.

Esa debilidad se expresó cuando como «castigo» a haber forzado a Mas a dar el famoso paso al lado, aceptaba un acuerdo en que se autocriticaba, hacía dimitir diputados y garantizaba que no criticaría JxS por sus inconsecuencias ante los compromisos independentistas y se comprometía en una resbaladiza «estabilidad». Siguió quedando patente con las declaraciones de los diputados durante los días inmediatos a la entrada en el Parlament de los presupuestos de 2016, cuando reiteraban que seguían negociando… por más que tenían un mandato de enmienda a la totalidad que sólo podía cambiar si JxS presentaba otro presupuesto, con distintos techos de entradas, de gasto y/o de objetivo de déficit. Y se ha reproducido de nuevo ante la moción de confianza: cuando tras un verano diciendo que si no había fecha para el RUI no habría Sí a la moción de confianza, y el 6 de setiembre, nos desayunábamos con un Sí incondicional porque era una «cuestión de trámite».

Aparte de las alegrías que les demos a los votantes de JxS cuando se hace lo que quiere el Govern y se alienten las expectativas de que ellos nos lleven a la independencia; es imposible que los de la CUP-CC sigan los razonamientos de la candidatura o peor que aquellos que ya no creían en JxS –y por eso no lo votaron- ahora puedan interpretar que la CUP-CC le hace el juego.

Y es que la CUP-CC ha entrado de lleno en los vicios parlamentarios: reuniones «discretas»/secretas han hecho desaparecer la «luz y taquígrafos» de la 1ª legislatura, documentos que antes conoce Puigdemont que los militantes para «evitar filtraciones» –¿dónde queda el «caballo de Troya»?-, debates que no se pueden votar y que «interpretan» los diputados en asambleas «informativas» -que han dejado de ser asambleas pues su esencia es ser soberanas y decidir-… un método que se traga la democracia de la calle que se dice defender actuando por hechos consumados, para «evitar fricciones en la CUP», un camino que –como siempre han hecho los políticos institucionales- clama a la confianza ciega en los diputados con el «todo para el pueblo pero sin el pueblo». Y ello responde a cuestiones políticas de fondo: no se cambian los métodos sin ni plantearlos antes por escrito, si no es porque el incipiente aparato se deja llevar por unas presiones que, al ser ajenas a las que recibe la base, puedan llevarla a cuestionar las posiciones de su dirección. Se ha entrado en la ilusión de que así se han evitado filtraciones, sin ver que éstas obedecen a los intereses de quienes manejan los medios, y de que si no las está habiendo, no es por nuestra «cintura», si no porque el debilitamiento de nuestra democracia ya le viene bien al Govern.

Nos autoengañamos con la ilusión de que hemos tomado la iniciativa porque hemos vuelto a situar el RUI en primer plano–al que la misma CUP quitó lo de unilateral-, cuando en realidad encajaba con los intereses de todos los actores: de un lado deslegitimaba el resultado del 27S pues si hay que hacer otro, es que aquél se perdió, del otro, daba un nuevo respiro a JxS que ya no se veía presionado por la DUI y mandaba el globo sonda de "referéndum si pero pactado o elecciones constituyentes", y CSQEP volvía a la pantalla del «referendum acordado» de hace dos años con ICV.

Si se ha impuesto un avance es por la situación objetiva de la movilización que no cayó en esta diada y presiona por poner una fecha. Eso, y la brutalidad de la política estatal que empuja y empuja. Era basándose en ello, y reivindicándolo, que la CUP debía haber enarbolada la exigencia de la fecha para lo que fuera (DUI o RUI) en la mo
ción de confianza porque la clave no era el qué sino el límite.

A nuestro entender la moción de confianza debía endurecer ese solo eje para poder utilizar el debate de política general para preparar el de presupuestos: era la oportunidad de recuperar nuestro perfil irreductible a nivel nacional y social. Pero la moción queda a ojos de fuera como un aval, el debate de política general el medio para garantizar la fecha del referéndum, y volvemos a quedar vendidos ante los presupuestos 2017. De nuevo la política de hechos consumados. Hicimos una lista de propuestas para forzar resoluciones y decantar también no sólo a sectores de JxS sino también a CSQEP. No tuvimos ocasión ni de discutirlas. Se presentaron algunas de las que proponíamos diluidas y a tenor de las demás presentadas no fue la preocupación preparar el marco del presupuesto. Tampoco aquí se recuperó la iniciativa política: definir nuestras condiciones para el marco general de entradas, gasto y déficit. Sí se presentaron los de incrementos impositivos progresivos –que hacen a entradas y ya dijeron que no-, o el del déficit, pero el de no pago de la deuda se limitó a la «ilegítima» que nadie sabe qué es ni se ajusta al programa de la CUP-CC; evitar privatizaciones o subcontratas puede tener ejemplos –como alguno
que se presentó- pero sólo se mide con que el capítulo 1 crezca más que el 2 –lo contrario que el presentado en 2016 y todos los anteriores de CiU con ERC o PP- que además encara la creación de ocupación digna y ni se presentó –¿quizás para no incomodar a las empresas del tercer sector que eran las que se beneficiaban del grueso de las medidas sociales en el presupuesto del 2016?-… Y así de nuevo, se encaran los presupuestos sin un perfil definido y comprensible y se va a volver a indigestar entre si hay partidas para la «ruptura», si se camuflan de lagarterana y se reducen –como en los años anteriorespara no incomodar a Albiol, o si son a cambio de medidas sociales…

Es imprescindible que la CUP-CC vuelva a sus orígenes, sea asamblearia y recupere la iniciativa política cosa que no se hace ni en reuniones secretas ni en negociaciones farragosas que nadie comprende y dan para mil lecturas. Porque aquella CUP-CC -la de la mano abierta para alcanzar la autodeterminación y el puño bien cerrado para defender los derechos sociales- es imprescindible para nuestro pueblo y para los y las trabajadoras: por eso no dejaremos de exigirla.

M Esther del Alcázar i Fabregat

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