La crisis del PSOE tiene dos precedentes históricos: el uno ligado directamente con la crisis económica que atraviesa toda la socialdemocracia europa -con el ejemplo más sangrante de Grecia-, pero otro estatal cuando en la Transición, la estabilización de la Monarquía requirió del sacrificio del PCE. Analicemos el conjunto.

La negativa del sector «crítico» del PSOE a llegar a un pacto con los partidos independentistas catalanes para echar a Rajoy es el trasfondo de la dimisión de Sánchez. El precio es facilitar un gobierno de Rajoy para que pueda continuar con la política de recortes, de limitación de los derechos básicos y de encubrimiento de la corrupción.

No obstante, la crisis del PSOE viene de lejos y hay tres aspectos que hay que tener en cuenta.

1) la larga crisis económica que, entre otros aspectos, ha reducido el margen económico en el que se basa la política económica. Todos los partidos socialdemócratas europeos están pasando por una fuerte crisis. Con un elevado déficit presupuestario y con una deuda pública equivalente al 100 % del PIB, el PSOE no puede ofrecer concesiones económicas a los sectores populares afectados por la crisis. A esto, hay que añadir los recortes exigidos por la Comisión Europea al próximo gobierno español.

2) La crisis del propio Régimen del 78 del que el PSOE ha sido una pata fundamental. La crisis económica ha terminado con el tradicional discurso sobre la «modélica» transición política y ha dejado a cuerpo descubierto la verdadera naturaleza del acuerdo de la transición: el mantenimiento en el poder de los sectores económicos y financieros ligados a los contratos con las administraciones y el mantenimiento de los antiguos poderes de la policía y la judicatura. Sólo hay que ver la protección a los procesados por la causa argentina. Pero la crisis del régimen ha mostrado también la corrupción generalizada del sistema político del que es un ejemplo el caso de las tarjetas black de Bankia, en la que están procesadas personas relacionadas con todos los partidos políticos, de los sindicatos, de la patronal y las instituciones (incluida la Casa Real). Esta crisis política ha facilitado la aparición de nuevos partidos políticos y la reanimación del sentimiento independentista en Cataluña.

3) Finalmente, la propia evolución del PSOE, desde el abandono del marxismo pasando por los gobiernos de González y Zapatero, ha ido evolucionando hacia la derecha, abandonando las políticas reformistas socialdemócratas en beneficio de la burguesía. Las medidas anticrisis de mayo del 2010 tomadas por el gobierno Zapatero son la prueba más evidente.

El progresivo deterioro electoral del PSOE es una consecuencia de estos factores.

No obstante, la actual crisis tiene un signo particular: la negativa de Sánchez a facilitar un gobierno de Rajoy. Una negativa que ha encontrado eco en las bases del PSOE y en las capas populares como por ejemplo en Cataluña, pero no dentro de los aparatos territoriales que gobiernan las comunidades autónomas que se han unido para defenestrar a Sánchez con la excusa de que buscaba un acuerdo con ERC y el ex-CIU.

Así, gracias a Susana Díaz y los barones del PSOE, Catalunya se ha convertido en la segunda clave de la crisis política española. Sánchez buscaba apoyo de los partidos independentistas y parecía que el ex-CIU estaba dispuesto a darle sin poner como condición la realización del referéndum de autodeterminación. Esta alianza implícita podía permitir hacer embarrancar el proceso independentista y abrir un diálogo con Catalunya con la excusa de una reforma de la Constitución.

Pero con la caída de Sánchez, se endurece la respuesta españolista y dificulta encontrar una «salida» constitucionalista o federal al problema catalán y esto agravará la crisis política española porque puede provocar un incremento de la represión contra políticos catalanes reduciéndose el margen para encajar Catalunya dentro del Estado español.

Para el PSOE, las consecuencias pueden ser fatales y ya piensan en el destino que ha tenido el PASOK griego. Los barones han preferido la España monárquica al PSOE y esto no está claro que su electorado lo avale.

Andreu Pagès

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Por el camino del PASOK griego, hacia abajo

La crisis del PSOE se inscribe en la crisis de la socialdemocracia europea que hemos analizado en otros artículos, la razón de la cual es que la crisis del capitalismo es tan cruda que la burguesía no deja los márgenes –las migas- que otras veces permitían la gestión de la socialdemocracia, diferenciada de la de los partidos clásicos de la derecha. La ofensiva contra los trabajadores/as se da en todos los frentes y entra en flagrante contradicción con la base social de los Partidos Socialistas. Cada vez es más evidente que o se aplica el brutal dictado del capital o se enfrenta, no hay caminos del medio.

El precedente más brutal de la crisis de la socialdemocracia es el PASOK griego, partido de masas con una potente base social obrera, referente de izquierdas dentro de la socialdemocracia europea. Con mayoría absoluta en las elecciones de finales del 2009, el Gobierno presidido por Yorgos Papandreu aplicó un primer memorándum que levantó un rechazo generalizado entre la población trabajadora con ocho huelgas generales, pero no hubo bastante, y ante las enormes movilizaciones que se levantaban contra un segundo memorándum, Papandreu anunciaba el 31 de octubre de 2011 que sometería la aprobación a un referéndum. La disyuntiva estaba planteada: o las exigencias de la UE y el Estado o el partido. Es el propio ministro de finanzas del PASOK Evánguelos Venizelos, quien encabeza la exigencia de dimisión y de impedir el referéndum que las encuestas daban a favor del no al acuerdo. Tres días después Papandreu se desdecía del referéndum y presentaba la dimisión. El PASOK pasó a apoyar a varios gobiernos de Unidad Nacional con la derecha de Nueva Democracia. El primero también con el ultraderechista LAOS, presidido por el hombre del Banco central Europeo Lukás Papademos. La caída libre del PASOK se hizo evidente: del 43’9% en octubre 2009, al 12% en junio 2012 y el 4’7% en enero 2015. En las de hace un año sacaba el 6’3%. El PASOK es sacrificado desde su dirección al servicio de los intereses de la Europa del capital y del estado.