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Elecciones en Holanda

Inestabilidad política

Miguel Lamas, 7 de mayo de 2017





Las recientes elecciones en Holanda (15 de marzo) tuvieron participación récord (82%, no siendo obligatorias). Holanda, parte de la Unión Europea, de 17 millones de habitantes, es considerado uno de los países más estables política y económicamente de Europa. Es una monarquía parlamentaria. Es decir tiene un rey y se elige un Parlamento que nombra por mayoría absoluta a su primer ministro. Y sus elecciones fueron noticia en todo el mundo, porque supuestamente podría ganar el «trumpista» Geert Wilders, PVV, de ideas xenófobas, que anunció que iba a echar del país a los migrantes islámicos (los islámicos, migrantes y sus hijos nacidos en Holanda son el 5% de la población). Sin embargo, Wilders aumentó sus escaños de 15 a 20 diputados (del total de 150 diputados, llegó al 15% de la votación), fortaleciéndose relativamente, pero quedó muy lejos de poder formar gobierno.

El aumento de la participación al 82% se debe en gran medida a que votantes descontentos con los partidos políticos dominantes históricamente el VVD (Liberal y el PvdA socialdemócrata, buscaron cerrarle el paso a Wilders votando por alternativas varias, de centro, centroizquierda o izquierda reformista, pero opositoras a estos partidos. El VVD liberal y el PvdA socialdemócrata, son los dos partidos históricos en los que se sostuvo durante décadas el sistema político holandés. Su derrumbe, pasaron, sumados, de 79 a 42 diputados (de los 150), aunque aún quizá formen parte del nuevo gobierno, marca una alta inestabilidad política.

El que ganó es el que ya gobernaba, Mark Rutte, del partido Liberal VVD, también derechista, aunque más «moderado» y europeísta, perdió votos, pasó de 41 diputados a 33. Pero la peor parte fue para el PvdA (Partido de Trabajadores, socialdemócrata), aliado del Partido Liberal en el gobierno saliente, al pasar de 38 escaños (24,8%) a 9 (5,7%). Perdió las tres cuartas partes de su votación. Esto se debe a su apoyo al plan de austeridad recortes gasto sanitario, anulación de becas y creación de «préstamos» a estudiantes para pagar las altas tasas universitarias, recortes en las jubilaciones, etc.

En las elecciones del 2012, mientras Rutte hizo campaña por los recortes, el Partido de los Trabajadores PvdA, que dirige a los principales sindicatos de trabajadores, se oponía. Pero después de las elecciones se unieron para formar gobierno y terminó apoyando todos los recortes. Por supuesto su base votante, proveniente en su gran mayoría de los trabajadores, se sintió traicionada y por eso abandonó masivamente al partido, especialmente los jóvenes (el 66% de los que siguieron votando al PvdA, son mayores de 65 años). Esta caída del PvdA de Holanda se corresponde con el derrumbe de la socialdemocracia en toda Europa, que es abandonada por gran parte de su tradicional base de trabajadores, particularmente en Estado español, Grecia, Francia, etc, producto de su apoyo a los planes de austeridad. La Socialdemocracia europea fue la que gestionó el «Estado de bienestar» después de la segunda guerra mundial, con atención de salud, seguros de desempleo y otras concesiones a los trabajadores, para impedir un proceso revolucionario socialista en Europa. Hoy y desde hace varios años, ese rol ya no puede cumplir en la Europa capitalista actual, con la necesidad de mantener el sistema capitalista en medio de su actual crisis, la socialdemocracia colabora para liquidar conquistas históricas de los trabajadores. Ahora el derechista Rutte ya no tiene mayoría absoluta, deberá lograr el apoyo de otros partidos para formar gobierno. «Será difícil», declaró el propio Rutte. Y tiene razón. Es dificil porque la mayor parte de la antigua votación de la socialdemocracia se fue hacia partidos de centroizquierda, que estuvieron contra el plan de austeridad, como los Verdes de Izquierda (que lograron un resultado histórico de 14 diputados), el Partido Para los Animales (ecologistas de izquierda, con 5 diputados), varios partidos cristianos, el Partido Socialista (más de izquierda, aunque reformista) que mantuvo su votación con 14 diputados.

Holanda se incorpora de lleno a la inestabilidad política europea, producto de la crisis capitalista, los planes de ajuste, y el descontento masivo de los trabajadores y juventud. En Holanda igual que en el resto de Europa se encuentra en curso una amplia recomposición política, surgen y crecen nuevos partidos y otros desaparecen o se reducen al mínimo. La crisis aumenta la polarización social y política, se hunden los partidos «moderados» que ya no pueden responder a ninguna expectativa social, y crecen nuevas fuerzas a derecha e izquierda. Desde los semifascistas como Wilders que quieren culpar a los islámicos o migrantes de la crisis, hasta los que buscan un cambio de sistema político y social, aún con mucha confusión.

Hay una búsqueda de alternativas a un sistema capitalista, basado exclusivamente en maximizar la ganancia de una pequeña minoría, cada día más agotado, que ya no puede garantizar ni educación pública, ni salud pública, ni trabajo estable y digno, ni siquiera evitar el desastre ecológico (calentamiento global, agotamiento de recursos, basura industrial, etc). Es cada día más necesario que desde los trabajadores y la juventud surjan alternativas reales a este sistema depredador que condena a la mayoría de la humanidad a la desocupación, pobreza, enfermedad.

Miguel Lamas (mlamas@izquierdasocialista.org.ar)

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