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El capitalismo y su crisis crónica

Tembladeral en las bolsas mundiales

José Castillo, 11 de marzo de 2018




El pasado lunes 5 se produjo un desplome de la Bolsa de Wall Street que arrastró en la caída a sus pares de Europa y Asia y, como no podía ser de otra manera, a las del resto del mundo. Luego, tras un leve rebote, las Bolsas volvieron a hundirse el jueves 8. En concreto, los valores de las acciones en la Bolsa neoyorquina se derrumbaron 10% en sólo una semana. Nadie puede asegurar que el tembleque haya terminado, la caída fue impresionante. Para ilustrarlo digamos que hubo un momento, en el pico de la crisis, en el que la Bolsa de Nueva York había «volatilizado» más de un billón de dólares.

¿Cómo es esto posible? ¿Por qué sucedió? Los expertos del establishment dicen que «como la economía yanqui está en plena reactivación y los salarios subiendo», se espera que las nuevas autoridades suban la tasa de interés de la Reserva Federal para evitar que la economía se recaliente y haya riesgos de inflación. La explicación proviene de los mismos que, hasta hace apenas una semana, cantaban loas a «los mercados que seguían brillante mente en ascenso» que, dicho sea de paso, son los mismos que ahora, ante la pequeña estabilización de las Bolsas, ya vuelven a decir que «fue una pequeña corrección» y que «acá no pasó nada», habilitando a que «siga la fiesta especulativa».

La realidad es otra. Hace décadas, casi medio siglo para ser más exactos, que la economía capitalista imperialista está sumida en una crisis crónica. El descenso de las tasas de ganancia en las ramas pro ductivas es «compensado» con todo tipo de operaciones especulativas en las Bolsas, jugando con las subas y bajas de algunas mercancías (petróleo, soja, minerales, bienes raíces), generando endeudamientos masivos sobre ciertos países o provocando bruscas devaluaciones de sus tipos de cambio. Y, como no puede ser de otra manera, no pasan demasiados años para que esas burbujas especulativas estallen, dejando un tendal de quiebras. Así pasó hace pocos años, en la crisis desatada en 2007/2008. En ese entonces, ante las masivas pérdidas de los bancos, los gobiernos de Estados Unidos y Europa salieron a rescatarlos, inyectando billones (millones de millones) de dólares. Mientras los trabajadores perdían sus casas por la crisis hipotecaria y los planes de ajuste liquidaban millones de puestos de trabajo y bajaban los salarios, los bancos y especuladores «salvados» comenzaban a jugar de nuevo, obteniendo nuevas superganancias con sus sofisticados mecanismos especulativos.

Así se compraban acciones a crédito, y esos títulos (con valores inflados) se usaban como garantías para adquirir nuevas acciones. O las empresas recompraban sus propias acciones para hacerlas subir de precio. O se repartían dividendos entre los accionistas sin ninguna relación con la ganancia real de la empresa para promover que el valor de la acción siga subiendo. En síntesis, se comenzó a «inflar» una enorme burbuja especulativa en las Bolsas de las principales economías del mundo, empezando por la yanqui.

¿Las caídas de estas semanas son ya el inicio de una nueva crisis aguda como la de 2007/2008? No lo sabemos. Incluso puede ser que los gobiernos de los países imperialistas y los grandes especuladores financieros logren «estabilizar» el barco por un tiempo. Pero lo que sí es claro es que se destapó la olla: estamos ante un brutal movimiento especulativo, una fiesta que, indefectiblemente, terminará volando por el aire. Y ahí, como ya pasó antes, los gobiernos volverán con su consigna de que la crisis la paguen los trabajadores, con nuevos ajustes. Nosotros, por el contrario, denunciamos que así funciona el capitalismo imperialista actual, generando más miseria, explotación y marginación, saqueando riquezas, mientras en el otro polo la especulación financiera y bursátil acumula superganancias e incuba nuevas crisis. La única salida para los trabajadores y los pueblos sometidos del mundo es acabar con este sistema, reemplazándolo por otro que resuelva las más urgentes necesidades de la humanidad: el socialismo.

José Castillo
Publicado en El Socialista 379, febrero 2018.
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