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8M

8M: Que la tierra tiemble. Y la tierra tembló.

Lucha Internacionalista, 7 de abril de 2018




El 8M fue una jornada histórica a nivel internacional que sin ninguna duda ha superado todos los pronósticos. Una vez más, las mujeres nos pusimos al frente en la lucha global contra el capitalismo patriarcal y sus ataques y denunciamos la responsabilidad política de los gobiernos. La segunda convocatoria del “Paro Internacional de Mujeres” mostró un salto cualitativo en movilización y organización del movimiento feminista que cada vez más resalta su carácter internacionalista. Que la tierra tiemble, se decía las semanas anteriores, y la tierra tembló. Las impresionantes imágenes de las movilizaciones en diferentes ciudades del mundo hablan por sí solas. Destacables las mujeres en Estambul que, a pesar y contra la escalada represiva y reaccionaria de Erdogan, colmaron las calles o en Argentina donde cientos de miles inundaron Buenos Aires con la reivindicación del derecho al aborto a la cabeza.


Estado Español: histórica huelga feminista.

La huelga feminista en el Estado Español fue portada de los principales diarios internacionales. Desde hacía meses se venía trabajando desde el movimiento feminista la convocatoria de una huelga feminista que dió un salto fundamental con el anuncio de huelga general de 24h por parte del sindicalismo combativo encabezado por la CGT a nivel estatal. Situación que, por el desborde y la presión que ha generado por abajo, una vez más obligó a CCOO y UGT a reaccionar y, esta vez, convocar una huelgas parcial de 2h, duramente criticada por amplios sectores. Los datos recogidos hasta el momento afirman que más de 6 millones de trabajadoras y trabajadores secundaron la huelga. Aunque mayoritariamente lo hicieron de forma parcial, la cantidad de personas que se sumaron a la convocatoria de todo el día es destacable, enfrentando el boicot que significaba la convocatoria del sindicalismo burocrático así como las diferentes amenazas de la patronal. Ejemplo de ello es el caso de las compañeras de Telemark despedidas días antes del 8M tras haber anunciado que se adheriran a la huelga general. En este contexto, y en el marco de ser la primera vez en la historia del Estado Español que se convoca una huelga de estas características, no cabe duda que el resultado es más que positivo y ha marcado un antes y un después.

En cuanto al contenido de la jornada, la denuncia y el rechazo de la brecha salarial hegemonizó el debate. Las mujeres trabajadoras logramos visibilizar nuestra situación: que somos la mayoría en los trabajos más precarios, de salario inferior a 1.000 euros, y a tiempo parcial. Durante toda la jornada, y también durante su preparación, quedó claro que la precarización tiene rostro de mujer. También exigimos la necesidad de recuperar los servicios públicos, acabando con las privatizaciones, externalizaciones, y revirtiendo los recortes. El trabajo doméstico y de cuidados fue otro de los puntos centrales del debate y, sin poder tener datos de la adhesión a la huelga de cuidados, podemos afirmar que en muchísimos balcones se encontraba el delantal colgado en rechazo a que estas tareas continúen cayendo exclusivamente sobre la espalda de la mujer y en el ámbito privado.

La juventud, y en particular el movimiento estudiantil, tuvo un protagonismo incuestionable, parando escuelas, y en particular haciéndolo de forma contundente en las Universidades, cuyas aulas y pasillos se encontraban vacíos a pesar de que los rectores y decanos, lejos de colaborar en la convocatoria, en su mayoría sólo “recomendaban” que no hubiera actividades evaluables. Las calles de las principales ciudades estuvieron inundadas durante todo el día por jóvenes hartas de un sistema que no ofrece ninguna perspectiva más que privatización, recortes, y una violencia machista y patriarcal que no para de crecer.

La organización desde abajo y en asambleas fue otra de las características destacables, en centros de trabajo, de estudio, pueblos, y barrios, desde varias semanas antes al 8M, y fue muy importante para garantizar la adhesión a la jornada desde primeras horas del día cuando muchos lugares amanecieron paralizados por diferentes cortes de carreteras.

Las movilizaciones centrales y unitarias se llevaron el protagonismo en Madrid, Barcelona, Bilbo, Lugo, Sevilla, Zaragoza, entre otras tantas ciudades, bajo la consigna: “paramos para cambiarlo todo” e impulsadas también por el lema internacional “si nosotras paramos, paramos todo”. La composición mayoritaria de mujeres jóvenes y estudiantes, junto con trabajadoras y migradas no es casualidad. Se trata de los sectores sociales que durante los últimos años más han padecido la crisis económica, las Reformas Laborales, las políticas de recortes, la precarización y lo que se conoce como feminización de la pobreza, es decir, ser las más pobres entre las pobres. A pesar de quienes afirman que se ha salido de la crisis, la realidad cotidiana demuestra lo contrario. La crisis económica sigue y continúan haciéndola pagar a la clase trabajadora y, sobre todo, a las mujeres trabajadoras.

Por eso no cabe duda 8M fue un golpe duro contra los gobiernos capitalistas y patriarcales e instituciones como la Justicia, la Iglesia y la Monarquía, que son responsables y reproductoras de esta situación. El boicot a la huelga impulsado por partidos patronales como el PP y Ciudadanos fué fuertemente rechazado por el movimiento de lucha a quien le quedó claro al servicio de quién gobiernan y qué intereses defienden esos partidos. También fue un mensaje claro contra la burocracia sindical a la que se le suma un nuevo cuestionamiento a la lista del 1O y 8N.


Con el 8M sigue y se profundiza la crisis del Régimen.

Desde hace meses se ha abierto una crisis del Régimen sin precedentes. La lucha del pueblo catalán puso en evidencia el carácter reaccionario y represivo del Estado contra toda persona, pueblo, o sector en lucha que se organiza por sus derechos. El mismo 8 de marzo a la mañana la policía reprimía en Burgos un piquete y a la tarde volvieron a repetirse cargas policiales en Murcia. Pero la represión no logra frenar la lucha. La lucha por la República en Catalunya continúa y sigue la movilización en las calles. La Marea Pensionista hace muy poco colapsó las calles de las principales ciudades, entre otras cosas, denunciando también la terrible brecha en las pensiones. La jornada por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se enmarca en este contexto de crisis del Régimen y de lucha y conflicto que crece y se extiende a todo el Estado. Es fundamental unificar todas estas luchas con la perspectiva común de acabar con este Régimen.

El 8M fue un antes y un después. Es urgente garantizar la continuidad con un plan de lucha y organización que permita poner sobre la mesa en centros de trabajo y estudio la posibilidad de conquistar nuestras reivindicaciones más urgentes. Y que quede claro, nuestros derechos no son las migajas con las que ya pretenden silenciarnos, ni tampoco son moneda de cambio electoral para partidos que donde gobiernan ya han demostrado no cambiar nuestra situación.

Hay que seguir y esto comienza hoy realizando asambleas y encuentros de balances y continuidad. Pero el desafío va más allá y se trata también de continuar y masificar la construcción de un feminismo de clase e internacionalista. Y en ese sentido la huelga generó también discusiones dentro del movimiento feminista sobre si la particularidad de la convocatoria era que fuese una huelga de mujeres o de una huelga general feminista, al punto que muchas veces no había un criterio unificado y se generó un pequeño desconcierto al respecto. Para nosotras es claro, si de verdad queremos concretar el lema “si nosotras paramos, paramos todo” justamente de lo que se trata es de conseguir parar la producción, los transportes, los medios de comunicación, y generar un golpe económico al empresariado y a la patronal, y a los gobiernos a su servicio, que son los responsables de nuestra situación. No hay mejor manera de visibilizar nuestra situación y, sobre todo la fuerza de las mujeres, que consiguiendo eso, y para lograrlo se necesita la participación del conjunto de la clase trabajadora, así como del movimiento estudiantil, que también padece los ataques de este sistema. Porque es una cuestión de género y de clase. Porque somos conscientes que sobre la base de una sociedad capitalista y patriarcal, sobre la base de la explotación, la opresión, y la miseria creciente, no hay salida de fondo para la mayoría de las mujeres. Reconocer a nuestros enemigos y trazar una perspectiva, nos permite reconocer también nuestros aliados. Y en ese sentido, el movimiento feminista debe también profundizar la coordinación con el resto de las luchas en curso y en general con el conjunto de la clase trabajadora. Y en ese sentido el 8M logramos algo fundamental: reivindicar la huelga general como herramienta incuestionable y unificadora de lucha.

Lucha Internacionalista

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