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28A. Balance. Participación para impedir el gobierno de la derecha. Sigue la crisis de gobernabilidad

Josep Lluis del Alcazar, 19 de mayo de 2019




Detener un posible gobierno de derechas (PP, C ‘s y VOX) ha tenido un efecto revulsivo en la participación, que crece un 9’27% hasta el 75’75%, es decir, 2’2 millones de votantes más. No es casual que sea en Catalunya donde ha crecido más la participación, donde se ha vivido la amenaza del tripartito de derechas como un ataque más directo a las libertades. Pero también País Vasco. Y, como instrumento para detener la derecha, el voto PSOE. Aunque este aumento de participación en Catalunya y País Vasco se ha vertebrado esencialmente por los partidos nacionalistas. La crisis del régimen sigue abierta.

La derecha derrotada

El bloque de derecha ha conse- guido un resultado global en votos similar al que obtuvieron en 2016, poco más de 11 millones de votos, con un aumento de 139.842 votos. Estos 11’2 millones de votos son también similares a los que ha obtenido el bloque PSOE- Unidas Podemos, pero la ley electoral castiga la división de la derecha, que pasa de los 169 que tenían PP + C a los 147 (PP + C ‘s + Vox), mientras que PSOE y Unidas Podemos obtienen 165. el intento de la derecha para olvidar el eje derecha-izquierda y priorizar la defensa de la unidad de España, no les ha funcionado.


El Partido Popular obtiene el peor resultado de su historia. Pierde 3.550.162 votos, con una severa derrota de Casado, el delfín de Aznar. Un partido en caída libre, impregnado con la corrupción y con divisiones internas profundas, como las que se vivieron en el último congreso entre Casado, Saez de Santamaria, Rajoy ... Sin tiempo para reaccionar y acondicionarse para las próximas europeas, municipales y autonómicas que podrían agrandar la derrota. Los malos resultados y la afectación sobre el número de cargos y el dinero para mantener el partido acelerarán el efecto huida. Muy probablemente estamos ante la crisis irreversible del partido de la derecha de las últimas décadas. Simplificando, estos 3’5 millones que pierde el PP y los 100.000 y pico que rascan del aumento de participación van a parar 1 millón a Ciudadanos y 2,6 a Vox. Ciudadanos gana 1.012.831 a sumar a los 3.123.769 que tenía. Pasa de los 32 a los 57 diputados/as y del 13’1% al 15’8%. Acaricia el sorpasso al PP y se convierte en jefe de la oposición. Este hecho también hace difícil un acuerdo a la derecha, en la que uno de los partidos acepte la jerarquía del otro. Pero lo que ha pasado en Catalunya, donde nace C ‘s es significativo. Pasa de 378.445 a 477.096, y mantiene 5 escaños, es decir se estanca, pero en este periodo C ‘s obtuvo 1,1 millones que había recibido en las autonómicas del 21 de diciembre de 2017, las del 155. El cinturón industrial que se había teñido de naranja, ha cambiado de color.

Vox saca 2.677.173 votos y se coloca con 24 diputados/as. El salto es importante. Su voto fuerte son viejos bastiones del PP (Valencia, Madrid y Andalucía) que le reportan 14 de los 24 diputados y entre los barrios de clase alta, donde multiplican por dos los resultados de los barrios trabajadores. También un sector importante de militares y de las fuerzas represivas vota Vox: sólo hay que ver los resultados en las mesas donde hay peso de cuarteles de la Guardia Civil (por ejemplo San Andrés de la Barca, Talarm ... ver cuadro). En Catalunya, País Vasco, Galicia o Canarias sus resultados son bajos.

El PSOE capitaliza el «voto útil» para detener a la derecha El resultado del rechazo de un po- sible gobierno de la derecha ha sido la recuperación de voto de PSOE y que le funcionara el «voto útil». Gana 2 millones de votos, que le acercan a 7’5. Se lleva buena parte del crecimiento de participación y también una buena parte del voto de Unidas Podemos. Con estos resultados Sánchez se refuerza ante los barones que le habían dado un golpe de estado hace unos años y que esperaban la derrota electoral. Las elecciones permiten al secretario general del PSOE no sólo pasar de 85 a 123 diputados/as sino que además éstos sean de su cuerda, habiendo purgado los opositores de las listas. Pero el precio que tiene este resultado es que Sánchez debe apoyarse en la base del partido -como hizo para recuperar la secretaría general-, y la misma noche electoral y ante la sede del partido, eran estos militantes los que exigían a Sánchez un giro a la izquierda: «con Rivera no», «no se no», «sí se puede» el grito de Podemos, y transformaron el eslogan de campaña «haz que pase» en el «no pasarán». A Sánchez se le helaba la sonrisa.

El segundo gran derrotado electoralmente es Unidas-Podemos, que pierde 1.316.805 votos, más del 25%. Debilitada por continuas divisiones internas, la orientación política de Podemos lo aleja de las grandes expectativas que generó inicialmente. ¡Qué lejos queda aquello de la echar a la casta! ... Habla del derecho de autodeterminación, pero no ha llamado a ninguna movilización en ningún lugar del estado contra la represión en Catalunya y es especialmente grave su ausencia el 16 de marzo en Madrid. La formación morada se ha hecho abanderada de unos presupuestos del PSOE maquillados que no suponían ninguna ruptura con las políticas dictadas por Bruselas. Y pone como centro de su campaña electoral entrar en el gobierno de Pedro Sánchez. Las declaraciones de Cayo Lara agresivamente anticalanistas con el argumento de que no se puede permitir la independencia de Catalunya porque no se podría pagar el nuevo PER son un escándalo para la izquierda y provocan una sonrisa no sólo a la Monarquía y su unidad de la patria sino también a la Duquesa de Alba y otros terratenientes que mantienen sus latifundios con mano de hierro mientras hay más de 800.000 jornaleros/ as en paro.

Para votar la copia todo el mundo prefiere el original. Podemos con IU aparecen como la pata izquierda del régimen y del sistema.

Refuerzo del independentismo en Catalunya y País Vasco, donde la derecha se funde En Catalunya, en número de votos el eje independentista ha pasado del 1’1 millones a 1’5 (1’6 si sumamos Front Republicà, FR), capitalizando la mayor parte del crecimiento de los 12% de la participación, pasando de 17 electos a 22, con un 32’09% de los votos (35% si sumamos FR). El equilibrio entre las dos fuerzas independentistas se ha desplazado fuertemente hacia ERC que más que dobla a JXC de Puigdemont. El crecimiento de ERC, que ya había ganado un sector del PSC, también hace hueco en En Comú Podem, a quien tomaba dirigentes como Nuet y Alamany. Mientras, el PSC recuperaba el control del cinturón industrial de Barcelona que en las anteriores elecciones había ganado En Comú Podem.

El gran derrotado en Catalunya es el bloque de la derecha, que pierde 20.000 votos, queda con 825.786 votos, pasa del 24’29% al 20% de los votos y de 11 electos a 7 (5 de Ciudadanos, 1 de PP y 1 de VOX). La derrota del PP es total, pasando de 6 a 1 diputada. En el País Vasco EH Bildu y PNV sumaban 438.997, el 38’21% de los votos emitidos y 7 electos: ahora suben a 606.827 votos, que representan más del 47% y obtienen 10 electos. Crecen los dos (PNB de 5 a 6, Bildu de 2 a 4), aunque en votos el PNV (394.627) amplia la diferencia respecto de Bildu (212.200). Ni el PP -que tenía 2-, ni C ‘s ni Vox han obtenido ningún electo en el País Vasco. Sumados habían tenido 190.388 (incluida UPyD), y ahora se quedan en 162.543, pasando del 16’3% al 12’79%.

Continúa la crisis de gobernabilidad y crisis de régimen. El Gobierno PSOE no para la extrema derecha. La crisis de gobernabilidad continúa. El tripartito de derechas, no suma. El PSOE, con Unidos Podemos, tampoco. La Unión Europea y las empresas del IBEX 35, particularmente la banca, de quien dependen la mayoría de los préstamos de los partidos mayoritarios, exigen estabilidad con un gobierno PSOE-C‘s. Pero en la búsqueda de ser el referente de derechas, Rivera aseguró que nunca pactaría con el «traidor a España» Pedro Sánchez y ahora lo tiene complicado para hacer el giro. Tampoco lo tiene fácil el PSOE a quien la base pide un giro a izquierda. Por otra parte, en la pugna electoral, el PSOE ha denunciado una y otra vez que no pactaría con el nacionalismo catalán y vasco, y ahora esto hace difícil que este le dé los votos que necesita para salir elegido presidente. Además, una cosa es unir fuerzas para derribar al Gobierno del PP y Rajoy, aunque de rebote suba el PSOE al gobierno, y otra avalar directamente. Sánchez intentará el gobierno en minoría, ¿pero por qué le deberían dar el apoyo sin nada a cambio? Con estas condiciones el nuevo gobierno Sánchez -si se puede formar- volverá a ser un gobierno débil y necesariamente transitorio porque difícilmente podrá abordar los dos retos mayores que tiene sobre la mesa.

Gestionar la sentencia y los recortes El primer reto será gestionar las consecuencias de las sentencias contra los y las dirigentes independentistas encarcelados, que serán previsiblemente duras, y volverán a poner al Gobierno en minoría contra las cuerdas. Y el se- gundo, aplicar las nuevas medidas de austeridad y nuevos recortes para hacer frente a las exigencias de Bruselas y el pago de la enorme deuda acumulada, en un marco de estancamiento económico internacional. En el primero de mayo, incluso los dirigentes sindicales de CCOO y UGT decían que ahora ya no hay excusas para medidas como, por ejemplo, derogar las reformas laborales como había prometido. Las elecciones no cierran la crisis del régimen que también se expresa en la dificultad de formar un gobierno estable.

Que el Gobierno PSOE que salga será monárquico y burgués, no será ninguna novedad, y gobernará contra los trabajadores y los pueblos. Pero cuidado, porque muchos trabajadores han votado PSOE con la intención de detener la extrema derecha, y el Gobierno del PSOE pondrá alfombra roja al avance de Vox. Por eso no debemos minimizar - como ha hecho la UE la importancia que tiene la entrada de Vox con 24 diputados, y la plataforma de propaganda que dispondrán. Sólo hay que ver los precedentes anteriores: como la extrema derecha entra con fuerza sobre las traiciones de la izquierda institucional. Por eso no puede haber tregua para la construcción de una alternativa de ruptura con el régimen, y con el capitalismo. Comienza la cuenta atrás.

Sin una alternativa de ruptura por la izquierda En estas elecciones no hay candidaturas significativas a la izquierda de Unidas Podemos, y eso es extremadamente grave. Todos los intentos de crear este espacio han sido sin éxito. Lo hemos repasado. Podía partir de lo que fue Iniciativa Internacionalista en el 2009, pero la izquierda vasca está en el proyecto interclasista y socialdemócrata de Bildu y ellos mismos hacen de su referente ERC o el BNG. Podía salir de la dirección del SAT, el que había sido CUT-BAI, pero gran parte de ella con Cañamero está en Podemos, y quien la enfrenta todavía no da el paso. Podía haber salido de la CUP-CC, pero la CUP decidió no participar ni en las generales ni a las europeas.

El grave error de la CUP de no participar, ha supuesto además que muchos y muchas de sus militantes o votantes acabaran votante ERC, cuando desde hace meses había ido creciendo el balance crítico con a JXC y ERC. Ni siquiera los actos en paralelo a la campaña que la CUP había votado hacer ha llegado a hacerse realidad, con las graves dificultades y el desconcierto que tenían los portavoces para explicar que no llamaban ni a un voto concreto ni a la abstención. El Front Republicà (con Poble Lliure . Som Alternativa y Pirates), recibió 113.000 votos, lejos de los resultados que podía obtener la CUP-CC, y que ya hemos explicado que se construía casi exclusivamente con la ruptura republicana, pero sin una política de clase.

Las bases para construir la alternativa de la doble ruptura (con el régimen y con el capitalismo) está en las luchas, como las del 8 de marzo, las mareas pensionistas, las resistencias a las nuevas oleadas de EROS a las empresas, en las que han de venir contra los nuevos recortes que aplique el gobierno, en las movilizaciones masivas contra el proceso ... Pero es preciso y urgente avanzar en el reagrupamiento político de fuerzas.

Josep Lluís del Alcázar

Vox. El partido del régimen monárquico

Un rasgo distintivo separa a Vox de la mayoría de populismo de extrema derecha europeo: su apego al régimen, es decir a la Monarquía. Sus mítines a menudo se acaban con el "¡Viva España!, ¡Viva el Rey!" Ninguno de los demás partidos de la extrema derecha europea lo hace, más bien al contrario, todos intentan poner distancia con el régimen, presentarse hasta cierto punto como antisistema.


Esta pasión por la Monarquía es bien respondida desde la Monarquía y la esencia del régimen: sus fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad del estado. En Catalunya el municipio con mejores resultados de Vox es Sant Climent Sescebes, en Girona, con un 14’58% (que contrasta con el 2’8% de media en la provincia) donde está el regimiento del Ejército de Tierra. En Talarn, en Lleida, donde se ubica la Academia General Básica de Suboficiales, Vox recibe un 12,7% de apoyos (por un 2’66% de media en la provincia). En la provincia de Barcelona el mejor resultado de Vox fue un 14,9% en la mesa el que está emplazado el cuartel de la Guardia Civil de Sant Andreu de la Barca, el mayor cuartel de Catalunya y segundo mayor del estado. Pero lo más significativo está en el corazón del régimen: en La Zarzuela. Vox ha sido primera fuerza con un 37% de los votos en el distrito electoral donde votan quienes viven en el Palacio de la Zarzuela, muy por delante del PP con un 21%.

España es diferente porque el régimen no surge de una ruptura democrática, sino de un pacto por el que se preservaba el aparato del estado franquista (jueces, ejército, incluida la corona nombrada por Franco) y se sobreponían unas instituciones pseudodemocráticas y un estado ficticiamente descentralizado con el café para todos de Suárez, para ahogar y enfrentar en un mar de autonomías el derecho de autodeterminación nacional. Y no es por casualidad que la inmensa movilización del pueblo catalán en el referéndum del 1 de octubre y más aún la huelga general del 3 de octubre hicieron que el rey saliera a la palestra y –dejando atónito a medio mundo- cerró filas con la represión, amenazando duramente y marcando el camino que más tarde iba a transitar los jueces.

El giro a la derecha del PP, con Aznar-Casado es insuficiente, y estaba dictado no por electoralismo, como se ha demostrado, Vox es quien representa la política que el estado monárquico quiere imponer y tampoco por casualidad el Tribunal Supremo le cede el protagonismo de la acusación particular contra el procés catalán.

Para construir la extrema derecha no hace falta hacer algo nuevo, basta con destapar lo que ya existe y nunca desapareció. En su génesis, Vox nace como un ala en el interior del PP, un PP cuyo presidente fundador fue Manuel Fraga Iribarne, quien fuera ministro franquista ligado al ala falangista del régimen. Quien también fuera ministro de Gobernación en el primer gobierno tras la muerte del dictador que debía imponer a sangre y fuego el «atado y bien atado» que dijo Franco, el ministro de la célebre frase autoritaria «la calle es mía» tras la masacre de Vitoria del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, con cinco huelguistas asesinados por la policía. Vox defiende liquidar las autonomías, ilegalizar partidos... es decir quitar las «concesiones» y restaurar el viejo régimen bajo la Monarquía.

País Valenciano: La derecha tampoco suma

El Pacto del Botánico, que dió la presidencia al socialista Ximo Puig con Compromís y Podemos en las elecciones de 2015, se ha revalidado. La derecha no suma para recuperar el control de la Comunidad. El tripartito de izquierdas ha vuelto a superar al tripartito de derechas. 1,29 millones a 1,24, es decir el 48’79% de los votos contra el 46’77%. PSOE-PSPE sube de 23 a 27 escaños, Compromiso baja de 19 a 17 y Podemos de 13 a 8. En diputados el bloque de izquierdas perdía 3 diputados/ as, pero los 52 que obtienen son suficientes para una mayoría absoluta de la cámara.

Al coincidir las autonómicas con las generales, permite con firmar la clave determinante del eje derecha/izquierda. Un número de votos prácticamente idéntico ha votado «izquierda» en la Comunidad y en las generales, pero con una distribución muy diferente: en las generales Compromís perdía más de 260.000 votos respecto a las autonómicas, que se repartían entre poco más de 100 mil PSOE- PSPV y otros 160 mil a Podemos.


En las derechas, C‘s crece un 50% en votos y sube de 13 a 18 escaños, casi atrapa al PP. Vox entra con 10 diputados. Mientras que el PP cae de 31 diputados/as a 19. Siguiendo la tónica general, el PP se aleja irreversiblemente de la cómodo victoria de los 20 años, entre 1995 y 2015, en que controló con mano de hierro la Comunidad Valenciana.

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