Algunas compañeras y compañeros participan de espacios de organización en el seno del movimiento estudiantil o de la lucha contra la precarización de las trabajadoras en la universidad. Nuestro objetivo ha sido siempre el de unir las luchas de trabajadoras y estudiantes porque creemos que es justamente desde una perspectiva de clase que podemos dar respuesta a dos caras de la misma moneda: la precarización a que se ve sometido el sistema educativo y las condiciones de trabajo y los sueldos de miseria con que se encuentran las estudiantes cuando acceden, si pueden, en el mundo laboral.

A lo largo de este último año, la pandemia del Covid-19 solo ha hecho que acelerar la profundización de la crisis económica de 2008. Una crisis de la cual nunca hemos llegado a salir, en parte, porque la recuperación económica de que tanto se ha hablado ha sido ficticia. La disminución del paro se ha dado a expensas de la precarización de los contratos laborales y la disminución de los sueldos. El desmantelamiento industrial que ha sufrido Catalunya el último año, con la destrucción de miles de puestos de trabajo productivos, es uno de los casos más claros de este deterioro.

Un ejemplo evidente en que la precarización ha ido de la mano del aumento de la temporalidad lo encontramos en las mismas universidades públicas. En la ley 4/2007 de 12 de abril, se remarcaba que “El personal docente e investigador con contrato laboral temporal no podrá superar el 40 por ciento de la plantilla docente.” Esta ley es hoy en día incumplida por más de 12 comunidades autónomas, entre las cuales Catalunya (1). El mismo proceso de destrucción de puestos de trabajo con condiciones dignas en el ámbito industrial (ganadas a pulso durante años de lucha) se está dando en la Universidad, donde cada vez más se sustituye la figura de profesor contratado por la de profesor asociado. Este último sobrevive a base de contratos temporales y salarios bajos, y a menudo asumiendo tareas de docencia que no le corresponden.

También hay que poner de relieve como el sistema universitario explota y se aprovecha de las trabajadoras más jóvenes como las investigadoras predoctorales. Los contratos predoctorales, según el Real Decreto aprobado en marzo de 2019, tienen que tener una duración de 4 años y, todavía ahora, hay universidades que los mantienen de 3 años (2), forzando las investigadoras a tener que elegir entre acabar sus investigaciones desde el paro o abandonar los proyectos con que llevan años trabajando y, por lo tanto, renunciar a la obtención del título de doctor/a. Esta realidad pone de manifiesto el futuro inestable, precario y devastador que espera a las estudiantes al acabar la carrera.

La división entre las luchas es una victoria directa de los agentes precarizadores. Por eso es hoy más necesario que nunca revertir las dinámicas corporativistas y sectarias. Tenemos que entender que los beneficios y victorias de las trabajadoras lo son también de los estudiantes y viceversa. Que unos profesores predoctorales con condiciones dignas nos darán mejores clases y que una educación pública y de calidad beneficia al conjunto de la clase trabajadora.

Por este motivo necesitamos dar un paso adelante y generar vínculos entre las luchas de las trabajadoras y las que se dan en el seno del movimiento estudiantil. Y un buen primer paso para hacerlo puede ser fortalecer la solidaridad y la colaboración con los colectivos que luchan hoy en día por contratos dignos en las universidades o con las MIR. La unión de las luchas no implica nunca la pérdida de las reivindicaciones propias ni el debilitamiento de la soberanía de base. Es una necesidad que permite profundizar y politizar la discusión, hacerla común y extender la lucha. Hay que empezar a tejer una extensa telaraña que nos permita compartir demandas concretas y comunes entre colectivos de trabajadoras y de estudiantes.

Joan Sala
Marc Palomer
Marc del Alcázar

Notas:
(1)
https://www.observatoriuniversitari.org/es/2020/07/informe-profesorado-asociado-2020/

(2)
https://www.ara.cat/societat/professors-universitaris-situacio-precarietat-absoluta_0_2548545236.html