El 28 de abril se declaraba el Paro nacional contra la política de Iván Duque, del partido de Uribe Centro Democrático: plan de ajuste contra las clases populares, una represión brutal con asesinatos sistemáticos y un desprecio de la política en el territorio y en las zonas indígenas. El paro fue total y la confluencia entre las mingas indígenas y el movimiento sindical y popular puso al gobierno contra las cuerdas. En el paro se multiplicaban las asambleas a barrios y universidades, con ollas populares, cortes de ruta y no ha faltado hacer caer las estatuas de colonizadores como Belalcázar y otros presidentes. La reacción de Duque fue militarizar el país y aumentar la represión, pero el movimiento aún se reactivó más, el paro continuó y se profundizó.

En un intento del Gobierno para calmar la situación, primero retiró la ley fiscal y más tarde dimitía el Ministro de Hacienda. Pero la represión continuaba. Se contabilizan 47 muertos, con casi 200 desaparecidos/as, 28 pérdidas oculares, 12 violaciones sexuales ... Mientras el número de muertos crecía, sobre todo en Cali, el epicentro de la movilización, el Gobierno pedía empezar una negociación con la dirección del movimiento.

En un segundo intento para detener la movilización, el pasado lunes 10 se reunía con los convocantes del paro nacional. Horas antes de comenzar la reunión se presentaba por sorpresa en Cali, para reforzar la represión con el despliegue de 10.000 policías y 2.100 militares, cerrando todos los accesos al departamento y asegurando mano dura contra los bloqueos de carreteras. En Cali ya se habían detectado la presencia de paramilitares disparando contra los indígenas.

La reunión entre el Gobierno y los dirigentes sindicales y estudiantiles que conforman el Comité Nacional del Paro, y en presencia de representantes de la ONU y la Iglesia católica, acaba sin acuerdo sobre del paquete de medidas que reclaman las organizaciones y éstas vuelven a hacer una llamada para un nuevo paro general el miércoles 12. Nada se puede esperar de Iván Duque, más que la continuidad de la violencia contra el pueblo movilizado. La organización Colectivos Unidos, simpatizante de la UIT-CI en Colombia, impulsó y es parte de esta gran movilización popular y de la exigencia de echar Iván Duque.

Estamos en la tercera oleada de movilización contra Duque. La primera, con un paro general, arrancó el 21 de noviembre del 2019 y llegó hasta marzo con la pandemia, reclamando mejoras sociales y dejando 3 muertos y cientos de heridos/as. En septiembre de 2020 era asesinado el estudiante Javier Ordóñez, y se mantuvieron dos semanas de movilizaciones en las que se produjeron 13 muertes.

El paralelismo entre las movilizaciones de Colombia y Chile es más que evidente. En la Plaza de la Dignidad en Santiago en diciembre de 2019 estaban presentes numerosas banderas colombianas como muestra de solidaridad y muchas proclamas por la unidad. Iván Duque y Sebastián Piñera son las dos caras de la misma moneda que combina neoliberalismo con una represión brutal. La pandemia ha llevado al extremo estas políticas y el empobrecimiento que provocan sobre la población trabajadora.

Los pueblos de toda América Latina ven en Colombia la continuidad de los levantamientos de 2019 que cruzaron todo el continente, desde Haití a Chile, y se multiplican los actos de solidaridad. Desde la Unidad Internacional de los y las Trabajadoras-Cuarta Internacional (UIT-CI) las impulsamos y participamos plenamente con múltiples iniciativas en todo el mundo, no sólo en América Latina.

En Madrid el 6 de mayo, 4.000 manifestantes en la concentración en la Puerta de Alcalá, frente al Retiro, denunciaban la política criminal de Duque con los hashtag #SOSColombia y # NosEstánMatando y han vuelto a convocar para el 15. En Barcelona se han producido varias concentraciones de solidaridad. En la del pasado viernes 7 de mayo se entregaba una carta con la presencia de parlamentarios de la CUP-G y de Comunes de rechazo a la política económica y represiva de Iván Duque. También ha habido movilizaciones en otras ciudades, como en València.

Hay que multiplicar la solidaridad. Hace falta una respuesta unánime no sólo de la comunidad de origen colombiana, sino de todas las organizaciones políticas de izquierda, sindicales y movimientos para denunciar la complicidad del Gobierno de Pedro Sánchez, exigiendo la ruptura de las relaciones diplomáticas.

Lucha Internacionalista
12/5/21