Un año más el colectivo LGBT salimos a la calle por el día del Orgullo, recordando la revuelta de Stonewall de1969 que marcó el comienzo de la lucha por la liberación sexual y de género. Salimos a la calle porque la LGBTfobia sigue presente en nuestras vidas: las agresiones y el acoso al colectivo aumentan cada año, seguimos sufriendo discriminación laboral (el desempleo en el colectivo trans ronda el 80%), sufrimos violencia familiar, y las tasas de suicidio multiplican por cuatro la media. Es cierto que todos estos años de lucha han venido de la mano de muchas conquistas, pero todavía hay mucho por lo que luchar.

A día de hoy sigue sin concretarse en el estado español una ley que avance en la despatologización de las personas trans y que blinde los derechos sociales y laborales del colectivo. Hace unos días, en el marco de las preparaciones de las manifestaciones del Orgullo, el movimiento LGBT de Madrid amenazaba con vetar al PSOE a todas las actividades, por lo que el partido socialista, con una maniobra oportunista, desbloqueó las negociaciones y afirmó que se trataría una ley LGBT que incluirá un texto específico para las personas trans.

Este proceso de debate de la ley trans, marcado por las negativas del PSOE y las constantes reculadas de Podemos, hizo florecer comentarios y declaraciones tránsfobas por todos lados. Lo vimos en un sector del PSOE, con la ministra Carmen Calvo al frente, que llegó a afirmar que esta ley es una “aberración” y que supone el “borrado de mujeres”; también lo vimos en organizaciones feministas transexcluyectes, con discursos más cercanos a la derecha y la ultraderecha que a supuestas organizaciones feministas y de izquierdas, reproduciendo argumentos puramente biologicistas y reduciendo la opresión de la mujer a los caracteres sexuales, obviando totalmente la socialización de género.

Por otro lado, grupos autodenominados comunistas (organizaciones reaccionarias disfrazadas de izquierda) han puesto en el punto de mira al colectivo, afirmando que supone una irresponsabilidad trabajar leyes como la Ley Trans o la LGBT en un contexto de crisis económica y sanitaria como el actual. Como si las personas LGBT fuéramos las culpables de la penosa gestión de la crisis y de que los gobiernos prioricen sistemáticamentelas ganancias de multinacionales y especuladores a los derechos de la clase trabajadora. Ante estos sectores que plantean falsos dilemas entre nuestros derechos y los derechos de la clase trabajadora decimos que nosotras también somos parte de la clase trabajadora. Estamos en los barrios y en las fábricas. Luchamos contra el patriarcado que impone un modelo único de familia y de sexualidad, pero también luchamos contra los desahucios, contra los despidos, y contra la represión.

La lucha LGBT ha de ser necesariamente anticapitalista; el capitalismo se apoya en el patriarcado para superexplotarnos, a la vez que intenta cooptar nuestra lucha, despolitizándola y mercantilizándola, para sacar rentabilidad económica y proyectar una imagen más amable y tolerante. De la misma forma, estados genocidas instrumentalizan nuestros derechos para promover masacres a otros pueblos, como es el caso del estado de israel y el pueblo Palestino. No aceptamos ningún tipo de lavado de cara (pinkwashing), ni de empresas, ni de gobiernos, ni de estados asesinos.

Desde LI luchamos por un movimiento LGBT antirracista e internacionalista. Porque nuestros derechos y nuestras vidas están constantemente cuestionadas al rededor del mundo. Todavía hoy en día hay más de 70 países donde ser LGBT es ilegal, el matrimonio igualitario solo está disponible para el 15% de la población mundial y las mujeres trans siguen siendo las más precarizadas. La ultraderecha, que crece en todo el mundo, y las iglesias nos atacan a diario, negando nuestra existencia o patologizando nuestras vidas promoviendo terapias de reconversión.

La crisis económica mundial, agravada por la emergencia sanitaria de la COVID, demuestra que es necesario trabajar para unir las luchas, para que no seamos nosotras quienes sigamos pagando su crisis, y porque nunca conseguiremos una verdadera liberación sexual y de género sin una liberación de clase. Por eso hacemos un llamamiento a la unión del conjunto de la clase trabajadora y todos los colectivos oprimidos: acabemos con el capitalismo cisheteropatriarcal!

· Basta de lgbtfobia!
· Separación de iglesia y estado. Por una educación, sanidad y servicios sociales laicos, 100% públicos y con perspectiva de género.
· Elaboración de una Ley estatal LGBT integral que vaya camino de despatologizar nuestras vidas y de erradicar las desigualdades sociales y laborales. Dotación presupuestaria para que ésta no quede en papel mojado.
· Por una Renta Básica Universal inmediata que garantice la independencia económica de los sectores más vulnerables de la población y combata la exclusión social.
· Distribución de horas de trabajo con mantenimiento del salario: igualdad de acceso al trabajo y de derechos laborales.
· Políticas dirigidas a los sectores más precarizados: cupo laboral trans dentro de las bolsas de trabajo.

Lucha Internacionalista
25/6/2021