Miles de trabajadores/as públicas han hecho huelga y se han movilizado este 28 de octubre contra el decreto-ley del personal público interino, conocido popularmente como el Icetazo. La versión actual de este decreto establece que los y las interinas que llevan más de tres años prestando servicios a la administración pública deben pasar por unas oposiciones y que, de no aprobarlas, perderían su plaza actual y correrían un serio peligro de quedarse sin trabajo a pesar de los años trabajados. Pero el movimiento de interinas ha generado suficiente presión últimamente como para tener opciones de cambiar esto: durante este noviembre, en el Congreso deben votarse las enmiendas que se han hecho al decreto, y la huelga de este 28O y la continuidad de la lucha aún le pueden dar la vuelta a sus efectos.

El pasado mes de julio el gobierno central aprobó el Icetazo en el Congreso por sólo un voto a favor, que vino de la mano de ERC a cambio de un acuerdo que hablaba de estabilizar al personal interino que llevara más de 10 años prestando servicios en la administración pública. Un acuerdo que, además, llevaba trampa a su letra pequeña (que no se hayan hecho en todos estos años oposiciones de las plazas en cuestión) que lo dejaba sin efectos para la gran mayoría de las interinas afectadas. Pero el gobierno PSOE-Podemos-IU decidió convertir el decreto en ley y la tramitación de ésta, aunque se está haciendo por la vía de urgencia, todavía está por cerrar. Y esto es, en parte, por la misma presión del movimiento de interinas que ya ha logrado hacer variar algunas posiciones iniciales. Grupos parlamentarios que votaron en su momento a favor de la «versión dura» del Icetazo, acordada también con los sindicatos CCOO, UGT y CSIF, y que sólo contempla las oposiciones clásicas (con exámenes teóricos), plantean ahora en sus enmiendas la posibilidad de estabilizar al personal que lleve un tiempo trabajado por la vía de un concurso de méritos. Desde Lucha Internacionalista creemos, como plantea desde hace años CGT Ensenyament y más recientemente el sindicato mayoritario de la educación pública en Catalunya, USTEC, que este acceso a la función pública debe basarse en el tiempo de servicios prestados y convertir en funcionarios/as de pleno derecho a las trabajadoras que llevan un tiempo determinado (más de tres años en la situación actual) demostrando día a día sus capacidades en su puesto de trabajo. Porque no hay mejor evaluación que los años de profesión.

Para entender el porqué de la negativa de CCOO, UGT y CSIF a este sistema de estabilización sólo debemos mirar los ingresos económicos y de afiliación (ofreciendo descuentos a quien se afilia) que han sacado en los últimos años estos sindicatos con los cursos de preparación de oposiciones. Pero una importante novedad de estos últimos meses, que estos sindicatos no esperaban, ha sido el aumento constante de interinas que se ha añadido a la vía de la movilización y que rechaza tener que pasar por el mecanismo anacrónico e injusto de las oposiciones teóricas a las que justamente las compañeras con cargas laborales y de cuidados (una gran mayoría mujeres) parten con graves desventajas por mantenerse en puestos de trabajo en los que llevan años sosteniendo nuestros servicios públicos, a pesar de los recortes y precariedad creciente a las que se las ha sometido. Por eso, el choque con estos sindicatos ha ido creciendo y por eso era tan importante un paso adelante del sindicalismo alternativo en esta cuestión.

Las diferentes plataformas de interinas de las administraciones públicas que han ido surgiendo han dado este empujón y la mesa sindical conformada por CGT, IAC, CO.BAS, COS y CNT ha convocado la huelga del sector público del 28 de octubre. En términos absolutos, no podemos hablar de un seguimiento mayoritario porque en algunos sectores públicos todavía pesan mucho los sindicatos mayoritarios. Y, sobre todo, porque el personal convocado (a partir del cual se calcula el seguimiento) es el conjunto de los trabajadores públicos y las reivindicaciones de esta lucha afectan más directamente al aproximadamente 30% que son personal interino. Sin embargo, los cálculos de seguimiento global de los sindicatos convocantes de cerca del 20% y, en especial la incidencia en el sector educativo, supera todas las últimas huelgas unitarias contra los recortes y sólo quedaría por encima en el sector público recientemente el seguimiento de la huelga de 3 de octubre de 2017, curiosamente también convocada sin CCOO y UGT.

El otro dato e imagen importante es el de la gran manifestación de decenas de miles en Barcelona, sólo comparable recientemente (al margen del 11S y con permiso de la incansable lucha de los y de las pensionistas) a la movilización contra la ampliación del aeropuerto del Prat. Y aquí debemos recordar que justamente esa lucha la ganamos siendo muchas en las calles pero también aprovechando la actual coyuntura política con gobiernos de la Generalitat y del estado débiles y soportados por partidos que, aunque no lo demuestran por iniciativa propia, se autodenominan de izquierdas y que son más vulnerables a las movilizaciones y a la presión social. Ésta debe ser una de las conclusiones de la lucha interina: ya ha habido movimientos de partidos a raíz de la presión ejercida y debe apretarse hasta el final porque pueden haber más en la situación política actual.

La otra gran reflexión de esta huelga debe hacerla el mismo sindicalismo alternativo que la ha convocado. Sí, existen posibilidades de grandes movilizaciones y huelgas con incidencia sin CCOO y UGT. Sería una gran noticia que convocaran estos sindicatos también una huelga general, por ejemplo, por la derogación de las reformas laborales. Pero viendo su rol en temas primordiales como las pensiones (donde también sacan beneficios con los acuerdos firmados) no podemos ni debemos esperarlos. No pudimos aprovecharlo dando continuidad a la histórica huelga del 3 de octubre del 2017. Pero ahora, si realmente nos creemos que la huelga del sector público del 28 de octubre ha sido un éxito, a pesar de los sindicatos del régimen, tenemos la oportunidad de avanzar en una ofensiva del sindicalismo alternativo que pueda ayudar a darle la vuelta a esta correlación de fuerzas.

A pesar de los datos de crecimiento económico que nos quieren vender los gobiernos de aquí y de allá, el verdadero crecimiento es el de los EREs, los cierres de empresas, el precio de la luz y la vivienda o el de los desahucios. Es necesario que la mesa sindical trabaje para hacer confluir la continuidad de la lucha de las interinas y por unos servicios públicos de calidad con el resto de luchas laborales y sociales (energía, medio ambiente, vivienda, pensiones, contra la represión y el recorte de libertades, feminismo y LGTBI). Es el momento de concretar un plan de lucha que culmine con una huelga general en el contexto de la aprobación de presupuestos de la Generalitat y el estado y del reparto de los fondos europeos. Se ha dado un paso adelante, es posible y necesario dar muchos más.