Todas las personas despedidas volverán a sus puestos de trabajo, también las que salieron voluntariamente. En concreto esto significa 129 readmisiones, hay que recordar que desde la huelga de Titanlux (El Prat de Llobregat), no se había conseguido una victoria de este tipo en las recientes luchas obreras ni en el País Vasco, ni en el resto del Estado. Ni siquiera las dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que calificaron sendos ERE como nulos, consiguieron que la gerencia abriera las puertas de las dos fábricas de Llodio y Amurrio para reanudar la vida laboral. Recurrió las condenas al Tribunal Supremo y anunció otro ERTE.

No obstante, el acuerdo que hay encima de la mesa supone una modificación sustancial de las condiciones laborales: los empleados trabajarían 40 horas anuales más, lo que supone un ahorro de 18 jornadas completas para la empresa, y tendrían el salario congelado hasta 2025, independientemente de si la empresa obtiene beneficios. La aportación a la EPSV para las jubilaciones de la plantilla bajaría del 4 al 1%, pero también es importante remarcar que se ha conseguido incluir en el acuerdo la cláusula por la que la empresa no pueda despedir a ningún trabajador en un periodo de tres años.

Es cierto que durante la pandemia, se advierte que las grandes empresas están utilizando los ERE y ERTE para realizar una modificación sustancial de las condiciones laborales sin pasar por una negociación colectiva al uso.

Realmente es una victoria de la plantilla, se ha conseguido parar el ERE que la empresa quería aplicar, y se ha conseguido la readmisión de los trabajadores, hay que estar atentos a las posibles maniobras de la empresa en un futuro cercano.

Esta huelga, como otras, demuestran que cuando los trabajadores y las trabajadoras nos mantenemos firmes en nuestras movilizaciones se consigue derrotar las políticas empresariales.

David Orta y Carlos Rodríguez