Miles de valencianas y valencianos han salido a la calle a reivindicar los derechos sociales y el derecho a la autodeterminación después de las agresiones ocurridas en 2017, cuando la extrema derecha -con la pasividad de la policía Nacional- obligó a cambiar el recorrido de la manifestación y hubo varios heridos. A estas fechas aún no se ha juzgado a los culpables. Todo ello ha hecho que esta manifestación fuera masiva y de rechazo también a la extrema derecha y para que la crisis capitalista no la paguemos las clases populares.

Este año nuevamente la clase obrera valenciana ha salido a la calle para manifestarse para hacer frente a la discriminación de la lengua valenciana, a la persecución por su uso (el caso reciente del CEIP Mediterráneo de Alicante, donde se persigue la disidencia política con multas o años de cárcel), a la presencia de la extrema derecha en nuestros barrios, frente a las expulsiones de migrantes, frente a la falta de salidas para la juventud, contra la precariedad laboral y la conversión de ERTES en despidos masivos, frente a los desahucios, contra los feminicidios, frente a la homofobia y la destrucción del territorio.

Contra las políticas del Botánico que son cada vez mes autonomistas y donde algunos defienden solo el aumento de la financiación o la reciprocidad de las televisiones, necesitamos políticas que defiendan el derecho de autodeterminación y los derechos sociales del pueblo valenciano.

22 de octubre. Manifestación contra la ampliación Norte del puerto de Valencia

Miles de valencianas y valencianos han salido en Valencia para hacer frente al intento de ampliación del puerto de Valencia convocados por la Plataforma Ciudad Puerto y apoyada por varios colectivos ecologistas, sociales y partidos políticos. La reivindicación de que no se amplíe el puerto de Valencia viene apoyada en el hecho de que dicha ampliación además de no ser necesaria comportaría una grave agresión al ya maltrecho litoral y principalmente al Parque Natural de la Albufera, una pérdida de zona marítima que se vería invadida de toneladas de cemento y que comportaría un aumento excesivo de vehículos en las carreteras cercanas, el aumento de cruceros y la consiguiente invasión de turistas.

Quienes defienden esta ampliación solamente se basan en la pura especulación, en el negocio del cemento, en los intereses de grandes empresas de cruceros y aducen una previsible contratación de personal, cosa que es incierta porque buena parte de ellos serían temporales, durante la construcción de la ampliación, porque los trabajos portuarios están totalmente automatizados.

Las valencianas y valencianos sabemos bien de los negocios especulativos en nuestra ciudad, la construcción del circuito de Fórmula I, del derribo de casas en el barrio de Nazaret, de la construcción de la Ronda Norte, del aumento desmesurado de la construcción de viviendas, entre otros, son además los motivos de la masiva participación en la manifestación.

Carlos Rodríguez (País Valenciá)