Estalla la crisis en el PP

La pugna por el control del partido venía de lejos. Pero han sido los resultados de Castilla y León los que la han acelerado. El adelanto de la convocatoria de elecciones era una maniobra del PP Mañueco-Casado para engullir a Ciudadanos. Pero mientras el PP pierde votos, es Vox quien se traga la mayor parte del pastel.

Lejos de la pretendida mayoría absoluta, el PP ahora debe decidir entre formar gobierno con Vox o volver a unas nuevas elecciones. La decisión tiene una proyección incuestionable de cara a las generales. Ayuso quiere el acuerdo con Vox mientras que Casado, atrapado, pide un imposible gobierno en minoría y no quiere hipotecarse con Vox.

Ayuso reclama el Congreso del PP madrileño, un aparato desde el que pugnar por la dirección del partido. Casado responde filtrando pagos de comisiones al hermano de Ayuso en plena pandemia. La guerra entre ambos bandos se hace irrespirable. El acuerdo entre Feijó y Ayuso hace que todos los barones den la espalda a Casado. Se convoca Congreso estatal para el 2 y 3 de abril. Feijó aparece como el nuevo hombre fuerte del partido. Pero su carrera en la presidencia ya había sido frenada por los casos de corrupción y la amistad con el narco condenado Marcial Dorado. Ayuso debe primero cerrar los casos abiertos. En las encuestas, Vox atrapa ya al PP.

El PSOE gana tiempo y se sitúa de nuevo como primer partido en los sondeos. Pero es solo un espejismo que no esconde los desastres electorales. En Castilla y León el retroceso del PSOE es fuerte y, más aún, el de Podemos-IU. Sánchez renuncia a un adelanto electoral, no sea que le pase como a Mañueco-Casado. El retroceso del PSOE y de IU-Podemos es el resultado del rechazo y desencanto que provocan las promesas incumplidas y la política continuista en materia económica, en el mantenimiento de la represión en Catalunya, Cádiz... Que la gente trabajadora les deje de votar es inevitable. El desastre es que sólo aparezca como alternativa la extrema derecha de Vox. La urgencia de construir una alternativa a la izquierda del Gobierno es del todo inaplazable.

Organicemos la solidaridad internacional. Por la derrota de la invasión rusa a Ucrania

La invasión rusa de Ucrania avanza, pero la resistencia es superior a la esperada. Si Putin, con la enorme supremacía militar, acaba conquistando Ucrania, será con una masacre. El tiempo juega a favor de la resistencia ucraniana si las voces de los pueblos contra la agresión debilitan la ofensiva rusa. Por eso, Putin reprime con dureza las expresiones del pueblo ruso contra la invasión. Estamos junto a la resistencia del pueblo ucraniano, por la derrota de la agresión rusa, aunque no compartimos la política del Gobierno de Zelenski. No serán ni la UE ni la OTAN, una máquina de opresión de los pueblos, quienes salven Ucrania.

La solidaridad que nace de la mayoría de la izquierda política y sindical está paralizada, como lo estuvo en Siria. Contra Irak, el imperio que atacaba era el estadounidense. Entonces quedaba en segundo plano que la dictadura de Sadam Husein había matado a 5.000 kurdos/as con gas en el 88 o provocado 15.000 muertos en la represión del levantamiento de Basora del 99. Todos nos posicionamos en contra de la invasión de Irak.

Pero si el imperio que ataca o reprime es el ruso (Bielorrusia, Kazajistán, Siria o ahora Ucrania), esa izquierda le otorga impunidad. Es la supuesta lógica de bloques: el imperialista comandado por EE.UU.-OTAN y otro supuestamente antiimperialista -aunque también capitalista- por China y Rusia. Siempre que un pueblo se rebela contra un gobierno de la zona de influencia del primer bloque, desde esa izquierda se legitima la revuelta popular. Pero si el levantamiento del pueblo se da en contra de un gobierno en el área de influencia del segundo bloque, la misma izquierda siempre verá la mano de EE.UU. y la OTAN y justificará la represión. El único país en el que tropas de EE.UU. y rusas han estado en combate ha sido Siria. Rusia defendía a Asad contra su pueblo y EE.UU el Gobierno títere de la ocupación de Irak. Muchos insultos entre EE.UU. y Rusia, pero con una coordinación permanente para evitar ningún choque directo.
Putin cuestiona a Lenin por reconocer a Ucrania y el derecho de autodeterminación, rehabilitando a Stalin por su centralismo, en el camino de una Rusia imperial.

Rechazamos, desde el marxismo y el leninismo, la política de bloques. Entendemos el mundo dividido en clases sociales y pueblos oprimidos por los imperialismos. La movilización internacional es nuestra mejor arma para denunciar la agresión y organizar su apoyo a la resistencia. Derrotemos la agresión rusa contra Ucrania. Ni Putin ni OTAN.

Lucha Internacionalista, 2/3/22