Hace 50 años las polémicas sobre la revolución cubana cruzaron la izquierda: ¿era una revolución
socialista o no? ¿era un estado obrero? ¿la guerrilla y el foquismo eran el nuevo método revolucionario?
Para nosotros entonces fue una revolución socialista, constituyó un estado obrero que
expropió a la burguesía y la convirtió en conquistas para los trabajadores y el pueblo. Pero polemizamos
con ellos porque la guerrilla no era el camino, sino de una creciente burocratización en su
interior y un modelo a nivel internacional que llevó al aniquilamiento a importantes sectores de la
vanguardia latinoamericana. Y aunque no estaba de moda, defendimos la necesidad de una revolución
política que echara la camarilla dirigente que, entendíamos conducía a la restauración del
capitalismo.

Hoy, Cuba vuelve a ser polémica: ¿es aún un estado obrero al que hay que defender como tal? No,
a nuestro entender Castro ha cerrado el ciclo y vuelto a convertir Cuba en un país capitalista, como
han hecho las distintas burocracias stalinistas. ¡Claro que lo defenderemos frente el imperialismo,
frente el bloqueo... como hemos hecho con otros países coloniales y semicoloniales! Pero no como
un estado obrero, sino impulsando una revolución que debe ser social y volver a expropiar a la
burguesía, porque justamente ese no fue el error de la revolución.
Esa evolución, esa heroica lucha y el retroceso histórico que se cierra en los últimos años, son el
motivo de este suplemento.

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