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Catalunya. Acuerdo entre sindicatos y Departament de Educación: Se ha ganado la mayor reivindicación, pero ha faltado una consulta unitaria previa.

Pedro Mercadé, Josep Lluis del Alcazar, 7 de septiembre de 2022




El pasado 31 de agosto el Departament de Educación aceptaba la que seguramente es la reivindicación de recursos más importante de la plataforma reivindicativa de las 9 huelgas unitarias del pasado curso y de las que estaban convocadas para este 7 y 28 de septiembre: la reducción de la hora lectiva en todas las etapas con un incremento de 3.500 puestos de trabajo docentes. Pero lo hace para el próximo mes de enero en lugar de desde el inicio del presente curso, con las dificultades organizativas que se generarán. Esto y, sobre todo, que ha faltado una consulta del conjunto de los sindicatos a las trabajadoras, ha dejado una sensación contradictoria pese a suponer la consecución de una medida muy importante a nivel laboral y pedagógico.

Las huelgas sostenidas alcanzan esta importante demanda

El descontento y agotamiento se habían ido acumulando en los últimos años, mientras ni siquiera los recortes de 2012 habían sido recuperados. Solo faltó la prepotencia del Departament y del Conseller Cambray en particular, de imponer sin consulta, una modificación sustancial del calendario que asfixia la preparación del inicio de curso en prácticamente dos días.

Aquella situación que se detectaba en los centros, estalló con una convocatoria desde los sindicatos tras la enésima actitud burocrática del Conseller ante la representación sindical. Sin consultarlo con el profesorado, los sindicatos unitariamente convocaron las cinco primeras jornadas de huelga. La autoorganización que vimos los días previos a la primera huelga hacía años que no veíamos: participación masiva del profesorado en las charlas, muchas asambleas de centro autoconvocadas, y una voluntad decidida de salir a la huelga. La primera tanda de tres días de huelgas sorprendió a todos, no sólo por su masividad, sino también por la combatividad que se expresaba en el movimiento. Es cierto que, en la segunda tanda de dos días, el seguimiento aflojó, aunque las manifestaciones volvieron a ser masivas. El Departament se enrocaba y frecuentaban las declaraciones provocadoras y las descalificaciones de González Cambray.

Un elemento que no es necesario minimizar es la ruptura que se produce entre los directores de centro y el Departament. A menudo el Departament -este era el espíritu de la LEC- había utilizado las direcciones contra el derecho a la negociación colectiva de los y las trabajadoras docentes a través de los sindicatos. Esta vez González Cambray fue demasiado lejos y provocó –por primera vez en forma general– el rechazo de las direcciones de centro.

Pero la cuestión esencial de consolidar una organización de base que decidiera sobre la continuidad de la lucha no pudo hacerse, aunque desde CGT se intentó. Las reuniones tradicionales de zona, o una coordinación de centros que hace años se realizaban ante las fuertes movilizaciones no acabaron de funcionar. La mayoría de los sindicatos habían abandonado el funcionamiento de las zonas desde hacía cursos y sólo había faltado la pandemia y las reuniones telemáticas. Éste fue un grave problema, pues la distancia no sólo hacía difícil a los sindicatos saber cuál era la opinión y la predisposición de los y las docentes, sino que el control necesario de estos/as sobre la movilización no se pudo construir.

Los sindicatos mantuvieron sus movilizaciones hasta final de curso. Aunque las dos últimas huelgas volvieron a tener menos seguimiento que las anteriores. En un último intento de dividir, el Departament, ofreció la hora de recuperación del 2012 sólo en primaria, pero se rechazó. Así nos plantábamos en septiembre con un nuevo plan de lucha y huelgas: para el 7 y para el 28. Pero el desgaste político que había sufrido el Departament y el Conseller no era menor. Solo faltó la grave carencia de plazas públicas en la FP, con más de 20.000 alumnos sin saber si iban a poder realizar estudios del ciclo pedido. Todo un caos que había sido denunciado y al que se añadiría el generado por los nombramientos de última hora, como siempre fruto de la total improvisación del Departament.

En este contexto de huelgas sostenidas y 8 días antes de la primera del nuevo curso, el Departament ofrece a los sindicatos una propuesta de acuerdo que incluye por primera vez el regreso al horario lectivo anterior a los recortes para todas las etapas, con la incorporación de 3.500 plazas docentes, es decir, la que es posiblemente la mayor medida económica de toda la plataforma reivindicativa.

Hacían falta asambleas unitarias sobre la firma del acuerdo y la continuidad de la lucha

La propuesta de acuerdo del Departament viene con contrapartidas como que su aplicación será en el mes de enero y generará un caos organizativo a mitad de curso en los centros, cuando se podía haber aplicado perfectamente para el inicio de curso. Esto y, sobre todo, que se plantea para ser firmado a toda prisa por los sindicatos. Desde CGT se ha intentado que el acuerdo fuera previamente consultado a trabajadoras y trabajadores. De hecho, así se hará estos días con la afiliación del sindicato.

Pero otros sindicatos con mayor peso en las negociaciones y el Departament han preferido firmar ya un acuerdo que un pre-acuerdo sometido a consulta. Aceptar por la parte sindical el ultimátum de 24h impuesto por el Departament para firmar -por una medida que además se aplicará en enero- ha generado desconcierto y la apariencia de que eran los sindicatos y no el Departament quien tenía prisa por firmar, ante las movilizaciones convocadas. Detener la firma apresurada, para consultar al profesorado entre aceptar el acuerdo o seguir el plan de lucha, era vital. Un Cambray, que ha tenido que retroceder por la movilización y el rechazo generalizado del profesorado, salía aún vivo al poder imponer el tiempo en la firma del acuerdo.

Así pues, este problema que comentábamos de la falta de estructuras de base que pudiera decidir la continuidad de la lucha, cobra especial importancia en la firma del acuerdo y esta falta de consulta previa hace que, pese a la consecución de la medida más importante de la plataforma reivindicativa haya recibido críticas de parte de los sectores más combativos del movimiento.

Habrá que convocar asambleas para seguir luchando

A fecha de hoy, falta saber si se ratifica o no el acuerdo en las asambleas que realizarán en los próximos días los diferentes territorios de CGT. En cualquier caso, será difícil que de éstas salgan movilizaciones inmediatas en solitario.

En cualquier caso, hay que tener presente que el acuerdo firmado, a diferencia de otros anteriores, no obliga a la paz social por ningún período de tiempo determinado. Implica la desconvocatoria de las huelgas convocadas en septiembre, pero deja abierta explícitamente la posibilidad de convocatoria de nuevas movilizaciones este mismo trimestre por incumplimiento de la medida o para conseguir otras.

La consecución de la hora lectiva y otros síntomas indican una debilidad en el Gobierno y el Departament. De hecho, existen indicios de que su aceptación no surge del Conseller ni de su equipo sino de otros sectores del Govern. Por tanto, hay que seguir apretando y sobre todo recuperando las reuniones y asambleas de centro y zona porque se ha demostrado que sólo con la lucha avanzamos.

La consecución del resto de reivindicaciones pendientes (reducción de ratios, derogación del decreto de plantillas, aumento de presupuesto hasta llegar al 6%, etc) e incluso, cómo se aplica la reducción de la hora lectiva, pasa por seguir con la lucha y las movilizaciones. Y, ahora más que nunca, la decisión sobre qué movilizaciones y cómo y cuándo hacerlas debe pasar por la convocatoria de asambleas lo más unitarias y participativas posibles. Espacios de debate que deben ser quienes decidan la continuidad de las próximas luchas y huelgas, son la lección más importante de este proceso de lucha.

Pedro Mercadé y Josep Lluís del Alcázar

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