Artículos de actualidad de la UIT-CI




Artículos de actualidad sobre Ucrania



8M en Lleida y Barcelona: OTRO AÑO LAS CALLES FUERON FEMINISTAS!



Estás aqui : Portada » Temas » Sindical

A dos años y medio de la firma del cierre de Nissan. Y la reindustrialización?

Josep Lluis del Alcazar, 9 de noviembre de 2022




El 4 de agosto de 2020 se firmaba el acuerdo para el cierre de Nissan. Por unanimidad (CCOO, UGT, USOC y CGT) y en medio de una gran euforia de los miembros del comité de Nissan, que no dudaban en caracterizar el acuerdo de cierre como una victoria histórica de la clase obrera. A partir de ese acuerdo, los casi 2500 de la plantilla matriz de Nissan recibirían indemnizaciones y un compromiso de puesto de trabajo prioritario en la futura reindustrialización. Los sindicatos de Nissan cifraban la afectación del cierre en 25.000 trabajadores/as que quedarían en la calle, a la deriva cada uno buscando una salida, una vez se había hundido -sin contar con ellos y ellas- la fuente principal de producción. Fue el mayor ERE que nunca se presentó en Catalunya.

Efectivamente el 31 de diciembre de 2021 Nissan bajaba la persiana. La multinacional cerraba el año con unos beneficios de 1.607 millones de euros. Se marchaba tras 40 años, en los que ha recibido ayudas públicas multimillonarias. Se iba sin ruido, en medio de la paz social que le aseguraban los sindicatos de Nissan. Sin devolver el dinero público y además con la presencia de Frank Torres -artífice del cierre- como representante en la comisión de reindustrialización, una provocación.

Al acuerdo de cierre de agosto de 2020, siguió un terrible rosario de despidos y cierres de empresas subcontratadas, unas que operaban dentro de las fábricas de Nissan (unos 1000 trabajadores/as más, que se desgañitaban en las movilizaciones exigiendo “bajo el mismo techo, mismo derecho”) y otras externas. La política de la patronal de Nissan, de acuerdo con las empresas subcontratistas, fue la de ir dejando caer por separado una a una, empezando por las mayores Calsonic-Marelli y Acciona. Lo más grave era que los sindicatos del comité de Nissan, no sólo no habían contado con estos y estas trabajadoras al firmar el cierre, sino que, además, de garantizar la paz social en Nissan, se comprometían a hacer “los mayores esfuerzos para contribuir a la paz social respecto de los proveedores” (artículo 5 del acuerdo), ¡qué vergüenza!

Los y las trabajadores de las subcontratas, no importa con qué siglas contara en su comité de empresa, huyeron de los sindicatos que les habían vendido y acabaron recabando los servicios en el Colectivo Ronda de abogados. Esto llevó a un enfrentamiento entre las direcciones de los sindicatos y el Colectivo Ronda que actuaría como una cortina de humo a la hora de dejar a las subcontratas abandonadas a su suerte. Quienes podían y debían dar una perspectiva de clase estaban entregados a la paz social y apenas si hicieron algún gesto de apoyo a los huelguistas de las subcontratas.

Los intentos de unificar el movimiento de todas las subcontratas, que se habían intentado años atrás sin continuidad en la Coordinadora de Subcontratas, llevaron hasta la creación de un Movimiento Alternativo de Subcontratas. Pero la fecha de cierre se echaba encima y las empresas iban separando y aislando las luchas con arreglos en las indemnizaciones. La situación más grave la tuvieron los bomberos que, a pesar de mantener una huelga de más de un mes y medio, quedaron en la calle con los 20 días por año que fija la reforma laboral. Con ellos y las demás subcontratas estuvimos hasta el último día.

La reindustrialización

En la declaración del 8 de agosto contra el acuerdo escribimos: “¿Cómo dicen triunfo cuando se firma el cierre?”, ya advertíamos: “El cierre tiene fecha fija y no está condicionado a la llegada de estas empresas. Es interminable la lista de empresas que han cerrado con compromisos de reindustrialización que quedan en nada.” Con el compromiso de paz social, los 4 sindicatos del comité de Nissan se ataban de pies y manos a la dinámica propia de las empresas, a sus idas y venidas y a sus mecanismos de presión para sacar más y más dinero público. Sólo la movilización independiente de los intereses de las empresas podía abrir otro camino.

Hasta el momento la realidad es que: aparte de la propia Nissan que mantendrá su Centro Técnico con 287 trabajadores/as, a fines de julio se instaló la empresa Silence, empresa controlada por Acciona de motos y coches eléctricos, que se compromete a contratar entre 110 y 150. Nos constan 37 contratos de la plantilla de Nissan, aunque los trabajadores/as de Acciona también se quedaron en la calle. Y los dirigentes sindicales de Nissan se encendían cuando los y las trabajadoras de las subcontratas se quejaban de ser tratadas como trabajadores de segunda y gritaban: “no somos ratas, somos subcontratas”.

Por tercera vez se prorrogaba el concurso para resolver la adjudicación de los terrenos. Tampoco es casualidad que mientras los nervios afloran entre los trabajadores/as que ven cómo ya han consumido muchos meses de paro, las patronales juegan al ratón y el gato para obtener más fondos públicos, en forma de ayudas o del maná de los fondos europeos Next Generation EU, con los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE). En la segunda entrega de estos días Hub Tech Factory SL, también conocido como Hub de descarbonización, que tiene presentado un proyecto para quedarse con los terrenos industriales, percibirá 107,85 millones de euros. Y quedan más entregas a principios del 2023, pues hay aún cientos de millones de dinero público para seguir entregando. Por su parte las empresas logísticas también presionan para quedarse con los preciados terrenos, ante la escasez de suelo en la ciudad.

¿Están de acuerdo los 4 sindicatos de Nissan que se entregue dinero público a mansalva a las grandes corporaciones patronales? Parece que sí, porque no hemos leído una sola línea que diga basta de entregar dinero público al chantaje de las multinacionales. Que esta ha sido en muchas ocasiones la política de las direcciones de CCOO, UGT o USO, no sería una novedad, lo que de verdad duele es que no haya habido una voz crítica que se negara a firmar el acuerdo de cierre, que levantara el proyecto –que se tenía- para exigir la nacionalización para hacer una empresa pública asegurando una transición energética; que exigiera la devolución del dinero público recibido por Nissan. Que uniera a los 25.000 trabajadores/as en un solo movimiento, buscando el apoyo social y popular. Que hoy diga que está en contra de que se entreguen fortunas para las empresas. Este sindicato estaba llamado a ser la CGT, pero no fue. Sin autocrítica es difícil encarar el próximo futuro, porque el tiempo de deslocalizaciones industriales, con sus cierres y despidos, no ha acabado.

26 de octubre de 2022

Josep Lluís del Alcázar Fabregat


Enlace al articulo "Nissan un año despues" 
https://luchainternacionalista.org/spip.php?article4275

Ir a la versión en catalán