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Francia: Después del 29 de enero…

Gobierno y burócratas se encuentran contra la pared

GSI - Francia, 21 de febrero de 2009




Dos millones y medio de
manifestantes, 195 manifestaciones
en todo el país. Trabajadores
tanto del sector privado
como del público, parados,
jubilados, estudiantes universitarios,
estudiantes de secundaria
y en algunas de ellas
también campesinos, todas las
generaciones unidas, con
cortejos unitarios de empresas,
hospitales o escuelas en
huelga; una movilización que
sobrepasa las de finales de
2007 en defensa del régimen
especial de pensiones. Una
movilización que, de nuevo, se
parece a las de 2006 contra el
CPE y la CNE. Esto es lo que ha
pasado el 29 de enero. Burócratas
sindicales y gobernantes se
encuentran a partir de ahora
contra la pared, enfrentados a
una movilización que puede
tomar ahora mayor amplitud.

En diciembre de 2008, empujados
por una base cada vez más
descontenta y que rechaza cada
vez más conscientemente pagar la
crisis de los capitalistas, los dirigentes
del conjunto de las confederaciones
sindicales deciden llamar,
conjuntamente, a una jornada de
acción nacional e interprofesional,
por los salarios y el empleo..

El llamamiento se ha oído más allá
de lo que los burócratas hubieran
deseado. En el periodo que precede
al 29, los llamamientos convergentes
y ampliamente unitarios se
multiplicaron en numerosas ramas
profesionales, incluidos –este es
más que un detalle un signo de los
tiempos- los empleados de la sociedad
de bolsa NYSE-Euronext…

Desde el 20 de enero, a
llamamaiento de un «colectivo contra
la explotación excesiva» se reunieron
más de 50 asociaciones,
partidos y sindicatos, los trabajadores
de Guadeloupe están en huelga
general manifestándose unos
5000 por las calles de Pointe-à-
Pitre. Desde el lunes 26, en algunas
universidades, los profesoresinvestigadores
deciden la huelga indefinida
contra la privatización de
la enseñanza superior y de la investigación.

El 29 de enero ha sido efectivamente
una jornada de movilización
por los salarios, por las pensiones
de jubilación, por el empleo, por la
indemnización de los parados, pero
también por el derecho a la vivienda,
por la regulación de los sin papeles,
contra la privatización de la
educación pública, de correos, de
la red de ferrocarriles, etc.., contra
el trabajo mal hecho en los hospitales
públicos y la privatización de
la sanidad, contra el
desmantelamiento de los organismos
públicos, tales como el INSEE
(estadística) o la DGCCRF (competencia
y represión de los fraudes),
contra la criminalización de los enfermos
psiquiátricos.

El 29 de enero ha sido una jornada
de movilización contra la
criminalización de la acción sindical y
política, contra el control del poder
sobre la prensa escrita y audiovisual,
contra la mano que hace que trasladen
los prefectos, los funcionarios de
policía y los magistrados insuficientemente
obsequiosos con el Presidente
de la República y sus amigos personales,
contra la alianza de lo arbitrario
gubernamental y las piruetas de
batallas de los campos de feria, alianza
simbolizada por el trío Sarkozy-
Dati-Lefebvre. Una jornada de
movilizaciones contra un gobierno a
las órdenes de los patrones de la
CAC40 y de las altas finanzas, contra
las costumbres de una corte donde
la mejor manera de engrandecerse
es la de inclinarse.

En pocas palabras, el 29 de enero
se ha realizado una movilización,
todavía limitada, contra la política
del gobierno, movilización que abre
la puerta a la huelga general y restringe
brutalmente el margen de
maniobra de los dirigentes sindicales
y –en el buen sentido- del gobierno.
Ciertos comentaristas temerarios
se han arriesgado, así mismo,
a hablar del 29 como de una
jornada de huelga general.

En resumen, los dirigentes sindicales
han precisado implícitamente,
que no se trataría, a los ojos de
todos por lo menos, de una huelga
política: «que los partidos de izquierda
y otros partidos apoyen las manifestaciones
es una buena cosa,
pero la manifestación de hoy es sindical
y su salida es sindical, es decir,
que no queremos respuestas inmediatas
del gobierno, de las organizaciones
patronales y de los patronos
a las reivindicaciones que nosotros
ponemos en la declaración
conjunta» (Maryse Dumas, Secretario
Confederal de la CGT, video
CGY de la manifestación de París).
Ciertamente, la presencia del PS,
de la LCR, de LO, del PCF o del
PdG forman parte de la campaña
electoral hacia las europeas, pero
la amplitud de la movilización trastorna
todos los cálculos
electoralistas: es en el terreno de la
lucha de clases donde se va a jugar
el siguiente acto. B. Thibault, secretario
general de la CGT, no se engaña
y lanza un aviso urgente al
gobierno: «Es necesario que el gobierno
analice qué ha pasado hoy y
evite reaccionar en caliente, a partir
de una primera impresión (…) La situación
no es la misma esta semana
que la que era hace ocho días».

En efecto, la situación no es más
la misma. «En lo sucesivo, cuando
hay una huelga, nadie no es percibido
» Este era N. Sarkozy el 5 de
julio 2008 en el CN del UMP. El 29
de enero de 2009, por primera vez
después de mucho tiempo N.
Sarkozy ha desaparecido de las
pantallas de la televisión. El jueves 5
de febrero, tendrá que volver para
decir cómo propone responder a la
movilización del 29. Las direcciones
sindicales, reunidas el 2 de febrero
han decidido esperar y volver a reunirse
el 9 de febrero.

Mientras tanto, en el momento en
que escribimos estas líneas (miércoles
4 de febrero) el Primer ministro
ha presentado en Lyon, el día 2, el
detalle del plan de «nuevo impulso
para el ataque» de su gobierno. La
principal de las contrarreformas se
mantiene, conforme a lo que esperan
los capitalistas. ¿Puede ser de
otra manera? No.

En efecto, el cálculo del imperialismo francés es el siguiente. Algunas razones independientes
de la voluntad de la burguesía – el efecto de decenas de luchas obreras y
luego el «retraso» en la aplicación de las contrarreformas- han hecho que este país
haya entrado en la crisis con unas pérdidas en las condiciones laborales menos importantes
que en aquellos países donde ya se ha aplicado el calendario ultraliberal (Islandia,
Irlanda, Reino Unido..)

La burguesía, el gobierno a su servicio, quiere aprovechar esta «ventaja competencial»
para imponer a la clase obrera la puesta en marcha del conjunto de la agenda de las
contrarreformas a marchas forzadas, tomando apoyo en la ola de choque actual. De
esta manera piensan ellos salir de la crisis en posición de fuerza de igual a igual con las
otras potencias imperialistas, con unos costes salariales más reducidos, con una exportación
en alza y unas importaciones en descenso.

Sin embargo, esto es apuntar muy alto. Ante todo porque, seguida a la recesión, la
espiral de depresión amenaza con cebarse, lo que volverá a poner en cuestión todos
los buenos proyectos de Sarkozy y de sus comandatarios. Después, porque el 29 de
enero ha marcado una nueva agudización de la lucha de clases, una nueva salida que
se expresa en dos elementos políticos de primer orden.

En primer lugar, en Guadeloupe, después de 15 días de huelga general el movimiento
se ha reforzado, saliendo a la calle unas 65000 personas el 30 de enero (15% de la
población), teniendo el gobierno un fracaso a pesar de las tentativas del ministro Jégo
de dividir a los Guadeloupenses y aislarlos. Después, en París, el 2 de febrero la asamblea
general de los profesores-investigadores de la facultad de la Sorbonne de París ha
lanzado una llamada a una huelga indefinida y a constituir en ella un comité de huelga.

En fin, existe la posibilidad de una convergencia entre la clase obrera y la juventud,
como en el 2006, pero a un nivel muy superior: la huelga general.
Los trabajadores de Guadeloupe y los profesores-investigadores muestran la vía de la
huelga general para hacer doblegarse al gobierno.

Groupe Socialiste Internacionaliste (GSI)

sección francesa de la Liga Internacional de
Trabajadores – Cuarta Internacional.

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