Artículos de actualidad de la UIT-CI




Artículos de actualidad sobre Ucrania



NI OPRESIÓN PATRIARCAL NI COLONIAL: ¡TODAS CON PALESTINA! ¡POR UN MOVIMIENTO FEMINISTA ANTI-IMPERIALISTA E INTERNACIONALISTA!



Estás aqui : Portada » Temas » Movimientos

La juventud: análisis de un proceso de recomposición (I)

Jóvenes de Lucha Internacionalista, 11 de marzo de 2023




La juventud es el grupo social que mejor refleja la falta de perspectiva de futuro. La crisis climática y económica genera un sentimiento de frustración que se canaliza normalmente de forma más destructiva que constructiva, aunque no se puede negar que seguimos teniendo un papel relevante en las luchas actuales a nivel mundial. La tasa de desempleo juvenil ya se sitúa por encima del 30% en el Estado español y el 32% de las jóvenes entre 20 y 29 años está en riesgo de pobreza. Hay una correlación muy clara entre estos dos datos, y ambos se derivan de un mercado laboral (regido por las Reformas Laborales de PP y PSOE-UP) hecho a medida del gran capital: salarios bajos, horarios variables, condiciones de trabajo pésimas y contratos temporales, además de un alto grado de economía sumergida, que ha pasado de representar el 12,5% del PIB en 1980-1985 al 20% actual. 

La juventud en general no se siente atraída por las organizaciones que intentan plantear una alternativa al sistema actual en sus diversas formas (partidos, sindicatos, movimiento feminista, lgtbi, vivienda, ecológico). Después de un período de alza de los movimientos democráticos, durante el cual la juventud en su conjunto tuvo un papel principal, se ha visto un alejamiento respecto a estos movimientos y una tendencia a buscar alternativas individualistas funcionales al sistema o salidas alienantes y autodestructivas. La ínfima parte de la juventud que sí está organizada, lo hace en su mayoría al margen de los partidos y los sindicatos, con una clara actitud movimientista y antipartidista. Ésta última tendencia se explica porque se considera a los partidos elementos funcionales al sistema y alejados de la realidad. En este punto también son responsables los partidos que tuvieron su ascenso en la crisis de 2008, que con sus políticas reformistas y sus continuas traiciones a la clase trabajadora hicieron que las jóvenes que habían puesto grandes expectativas en ellos –por presentarse como rupturistas– hayan perdido la confianza en la organización partidista. 

Por otro lado, aquellas jóvenes que aún consideran útiles los partidos y los sindicatos, renuncian en parte a las estructuras que históricamente han abanderado las luchas. En el último año, estamos viendo cómo jóvenes organizadas en partidos políticos de izquierdas rompen con las estructuras históricas y elaboran importantes críticas hacia sus direcciones, su falta de programa revolucionario y su deriva reformista que, como dicen, hace imposible avanzar hacia el fin del capitalismo. El caso más próximo y reciente es la escisión de Arran, que parece estar impulsando una alternativa política a través de un espacio llamado Horitzó Socialista. Esta situación no es exclusiva de los Països Catalans, sino que hemos visto el mismo proceso–y con discursos similares–en distintos puntos del Estado español. Todavía es pronto para definirlos políticamente, pero sí parece que caracterizan, en mayor o menor medida, los movimientos democráticos que nacen de la propia sociedad como herramientas del capital, y tienden a defender que toda estructura de intervención debe tener como eje central el partido, por lo cual surge la necesidad de integrar estos movimientos en las propias estructuras del partido. 

Ya estamos viendo las consecuencias de la enorme inyección de dinero que se hizo durante la pandemia, que ha sido transferida directa o indirectamente en gran medida a las grandes empresas, con ganancias récord del Ibex-35. La inflación y la tendencia a la recesión generan un empobrecimiento de las clases populares. Las jóvenes trabajadoras somos las más afectadas, ya que al aumento del precio de la vida se le ha sumado una precariedad laboral existente desde hace años. Se espera que la situación pueda empeorar en los próximos meses con el pago de la enorme deuda contraída durante el período de pandemia. Y su receta ya la conocemos: recortar los servicios públicos y favorecer la pervivencia del gran capital a costa de la clase trabajadora. En este marco, nos urge la necesidad de organizarnos en nuestros centros de trabajo y de estudio, así como de unir luchas con las trabajadoras y pensionistas. Debemos seguir interviniendo en los movimientos, politizándonos e intentar establecer un diálogo con todas aquellas jóvenes que luchan contra la burocracia y la falta de discurso de clase de sus direcciones e intentan construir alternativas revolucionarias. 

Jóvenes de LI

Ir a la versión en catalán