En enero, en Sevilla, se cerraba la mayor fosa común abierta en Europa occidental, la de Pico Reja, donde se han localizado 1.718 cadáveres de represaliados por el franquismo –que, junto a los 6.900 restos de otros fallecidos, implica unas 8.600 personas-. La fosa funcionó desde 1936 durante una década. Este hecho, volvió a poner de actualidad, el artículo que Javier escribió con motivo de la exhumación del criminal fascista Queipo de Llano, que reproducimos junto estas líneas.

En Pico Reja, se ha confirmado están los restos de los 80 trabajadores de la Columna Minera de Riotinto y Nerva (Huelva) que, habiendo salido a liberar Sevilla de Queipo de Llano, fueron traicionados a las puertas de la ciudad y masacrados. Pero si éstos fueron identificados por los restos de metal de la mina, las identificaciones son lentas ya que no se sabe si algunos de los restos fueron traídos de otro sitio, ya que fueron habituales las prácticas para borrar el rastro de los crímenes: trasladar cadáveres, remover la fosa, utilizar cal para disolver los restos... Así, podrían estar aquí los restos de Blas de Infante, padre de la patria andaluza, y muchos políticos más.

Cerrada esta fosa, se iniciarán los trabajos en la que hasta hace tres años, se creía era la única –hay aún algunas más- en el cementerio de San Fernando, la del Monumento, conocida popularmente como la Fosa Común, la mayor, donde podría haber hasta 2.600 represaliados por el franquismo. Entre ellos, los 8 condenados en juicios sumarísimos del complot contra Queipo de Llano en 1937.

Hasta hoy, la mayor de las fosas comunes de los crímenes del franquismo, sigue siendo la del cementerio de San Rafael en Málaga, con 2.800 fusilados.

Pero siguen quedando víctimas de Queipo de Llano, en las cunetas.