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100 años de la muerte de Lenin

Lenin contra la degeneración estalinista del estado obrero. La última lucha 1/2

Lucha Internacionalista, 26 de febrero de 2024




Lenin moría el 21 de enero de 1924. A finales de 1921 se agravaba su estado de salud. Los dos últimos años de su vida, ya estaba bajo graves efectos de la enfermedad y sólo podía trabajar a intervalos, y en marzo de 1923 hacía el último escrito. Los temas de preocupación que ocupan las cartas, reflexiones y algún artículo son esencialmente contra el proceso de burocratización del partido y del estado y la cuestión nacional. También responde contundentemente contra el cuestionamiento del monopolio de comercio exterior. Finalmente dicta el conocido como "testamento", donde propone sustituir a Stalin.

Desde los escritores burgueses a los estalinistas, han querido identificar a Stalin como el continuador de Lenin. Nada más lejos de la realidad. Con Stalin, el derecho de los pueblos a la autodeterminación nacional y el respeto a su soberanía quedaba nuevamente ahogado por una nueva/vieja prisión de pueblos bajo la bota del nacionalismo gran ruso. El derecho de obreros y campesinos al control de sus organizaciones soviéticas y el estado quedaba anulado por el control del todopoderoso aparato que decidía de espaldas a los trabajadores y generaba una nueva casta privilegiada. La construcción del socialismo como una identidad necesariamente internacional quedaba sustituida por la posibilidad de construir el socialismo en un solo país . El internacionalismo, concepción estratégica del marxismo-leninismo, quedaba subordinado a las necesidades nacionales del aparato burocrático y a su política de coexistencia pacífica con el imperialismo, al punto de acabar disolviendo la III Internacional.

No se trata de diferentes versiones de un supuesto camino hacia el socialismo, sino de la confrontación entre revolución y contrarrevolución en el seno del estado obrero, una confrontación que se alargaría décadas hasta que la propia burocracia estalinista en el poder el PCUS, habiendo degenerado por completo el estado hasta hacerlo odiado por amplias capas de la clase obrera, se convertía, en los años 80, directamente en agente de la restauración del capitalismo. Por eso, ante los ideólogos del imperialismo que escriben que con la caída del muro de Berlín en 1989 el socialismo pasó a la historia, nosotros respondemos que el estado estalinista no era socialismo, que Stalin no era la continuación de la política revolucionaria de Lenin sino una ruptura con ella. La batalla política de Lenin en los últimos años de su vida contra el aparato burocrático y Stalin lo confirma.

La cuestión nacional. En otoño de 1922 estalló el caso de Georgia. La política del entonces Comisario de las Nacionalidades, Josef Stalin, con Dzerzhinsky y el enviado a Georgia Ordzhonikidze, había provocado un grave enfrentamiento con la dirección bolchevique georgiana, al punto de que llegó a la agresión física. Lenin, el 30 y 31 de diciembre, dicta unas cartas que las secretarias caracterizan como “la bomba” en la que señala que “la responsabilidad política de toda esta campaña de verdadero nacionalismo ruso debe hacerse recaer, cómo no, sobre Stalin y Dzerzhinsky”, dice que el episodio es muy grave, una manifestación de burocratismo “gran ruso” y pide un castigo para el agresor Ordzhonikidze, porque no puede volver a repetirse. Propone medidas detalladas para el respeto a la utilización del idioma nacional en las repúblicas no rusófonas. “Las necesidades de unificación de los aparatos nacionales unificados con el aparato ruso es incalculablemente, infinitamente menor que el daño que representaría no sólo para nosotros, sino para todo el movimiento internacional (...)Sería un oportunismo imperdonable si en la víspera de esa acción de Oriente, y en el principio de su despertar, rompiéramos nuestro prestigio, aunque fuera con la más pequeña aspereza e injusticia con respeto a nuestras propias nacionalidades no rusas.” Y advierte contra cualquier “actitud imperialista hacia las naciones oprimidas” Lenin reclama no sólo la igualdad formal, sino compensar “el recelo, las ofensas que en el pasado histórico les produjo la nación dominante”. Incluso se cuestiona dar pasos atrás en la construcción de la Unión de Repúblicas limitando la parte común a la diplomacia y el ejército y dejando el resto en una autonomía completa de las repúblicas.

Trotsky habló de dos políticas opuestas: la de Lenin que responde a la línea de las necesidades históricas, más allá de la propia URSS; contra la lógica del aparato centralizado, un centralismo burocrático gran ruso, para quien las lenguas propias o las instituciones soberanas no son más que obstáculos para su gestión y control.

La burocratización del partido y el estado. La preocupación por la creciente burocratización del partido y del estado llevó a Lenin a proponer a Trotsky dar una batalla conjunta ante el triunvirato constituido por Zinoviev, Kamenev y Stalin. Cuestiona que Stalin ha acumulado demasiado poder y duda de si lo sabrá emplear.

El 23 de enero de 1923 Lenin envía al diario Pravda un artículo para la reorganización de las instituciones centrales. Propondrá en primer lugar ampliar el Comité Central hasta 50 o 100 miembros, con jóvenes obreros por fuera de los funcionarios del estado soviético y "que estén más cerca de los simples obreros y campesinos". Uno de los objetivos de esta ampliación es regenerar el máximo los organismos del partido y también evitar una posible escisión por el enfrentamiento entre Stalin y Trotsky.

No sólo la cuestión nacional, sino los dos organismos tan claves como el de Planificación y la Inspección, vuelven a confrontar a Stalin con Lenin y Trotsky. El 4 de marzo de 1923, Lenin publica un artículo “Más vale poco y bueno” sobre la necesaria reorganización de las instituciones dirigentes del partido. Critica la Inspección Obrera y Campesina, la Rabkrin dirigida por Stalin, que ha perdido, dice, toda autoridad ante el pueblo trabajador, que debía ser el organismo antídoto contra las posibles desviaciones burocráticas. Propone ligarla a una ampliada Comisión Control, constituida por militantes de la máxima confianza y que no participaran ni en cargos oficiales ni administrativos, para vigilar cualquier violación de la legalidad, de la democracia en el partido y en los soviets y la falta de moral revolucionaria.

También acepta las propuestas de Trotsky para la reforma del GOSPLAN, organismo de planificación de la economía, dando más fuerza a sus resoluciones con capacidad legislativa, con mayor autonomía y con la incorporación de especialistas. Establece que es necesario introducir en la propuesta de Trotsky algunas correcciones, por ejemplo, sobre quién puede dirigirlo, que desarrollará en algunos artículos sobre el GOSPLAN.

La polémica sobre el monopolio del comercio exterior. En noviembre de 1922 se realizaba un Comité Central sin la presencia ni de Lenin ni de Trotsky. Se introdujo en el orden del día una resolución con un cambio radical en el monopolio del comercio exterior y su control por el estado, en beneficio del sector privado. Lenin reacciona pidiendo a Trotsky por carta el 13 de diciembre para defender en común una rectificación inmediata y la “incondicional necesidad de preservar y fortalecer el monopolio.” En el Comité Central de diciembre se producía la rectificación. El 21 de diciembre Lenin escribía de nuevo a Trotsky “Parece que hemos tomado la posición sin disparar ningún cartucho. Sólo con un simple movimiento estratégico” . Sobre la importancia de preservar el monopolio del comercio exterior, Trotsky se referiría a él cuando decía que por muy grave que fuera la entrada de ejércitos imperialistas, aún podía ser peor la entrada masiva de mercancías a bajo precio.

Las tres polémicas sobre temas centrales de la construcción del estado obrero surgido de la revolución de 1917 tendrán un desenlace en el llamado testamento de Lenin, que analizaremos en una segunda parte de este artículo.

Josep Lluís del Alcázar

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