Duro enfrentamiento entre el poder judicial y la recientemente aprobada ley de amnistía en el Congreso. Graves acusaciones de corrupción que afectan al PSOE y al PP en Madrid. Cae el gobierno catalán y se convocan elecciones anticipadas para el 12 de mayo. De rebote, el PSOE desiste de aprobar sus presupuestos generales para el 2024.

La ley de amnistía abre grietas no sólo entre el Gobierno y sus apoyos y la derecha con la extrema derecha, sino con la declaración de guerra del Consejo General del Poder Judicial ( cuyo mandato caducó hace más de cinco años) contra la decisión del legislativo y el ejecutivo. El PP frenará en todo lo posible la tramitación en el Senado, donde tiene mayoría. La ley de amnistía es el instrumento que la derecha utiliza para agitar la lucha contra el independentismo y sacar rédito electoral.

Sin embargo la ley aprobada en el Congreso pone en el mismo saco a represores y reprimidos, no parte de reconocer que en octubre del 2017 se vulneraron derechos democráticos elementales, si no que los hechos de octubre no debían haberse producido, asimismo, atrapado por la legislación antiterrorista no derogada que permite desde la ilegalización de partidos, la represión de manifestaciones o el cierre de periódicos, todo puede ser catalogado como tal y este instrumento va estar en las manos de jueces que quieren boicotear la ley, y no asegura la libertad de todos y todas las perseguidos/as.

Cayó el Govern de Catalunya ante la imposibilidad de aprobar los presupuestos. La negociación con el PSC permitía el cambio de cromos entre la aprobación de los presupuestos del ayuntamiento de Barcelona a cambio de los de la Generalitat, preparando el acuerdo para los presupuestos Generales. En Barcelona el voto de Comuns no era imprescindible, pero sí en la Generalitat. Invitados de piedra en el acuerdo entre ERC-PSC, que esperaban que el voto Comuns cayese sin más por el interés de Sumar de aprobar los Presupuestos Generales, se encontraron con que los Comuns dijeron basta y votaron en contra. Ante la extrema debilidad del Govern Aragonés, éste decidió precipitar la crisis y convocar elecciones para el 12 de mayo, esperando ganar la iniciativa con una convocatoria rápida.

Junts ya ha anunciado que recupera el ex president en el exilio, su última baza para intentar no volver a quedar en la oposición. La lista será Junts+Puigdemont per Catalunya, en un intento de escapar a una sigla Junts per Catalunya que se identifica cada vez más con la vieja Convergència, el viejo partido de la burguesía catalana, en temas como el apoyo a Israel, a megaproyectos turísticos como las ampliaciones del aeropuerto, el Hard Rock…

En breve se cierran las coaliciones. En la izquierda, Comuns se presenta y Podem renuncia a hacerlo acelerando la tendencia a su desaparición. La CUP presenta candidatura como CUP-Defensem la terra. Estamos discutiendo el programa para nuestra posible incorporación a las listas.

El 21 de abril las elecciones vascas decidirán sobre si Bildu ya avanza al PNV como primera fuerza. Aunque no por ello acceda a la lehendakaritza, puesto que ya se anuncia la reedición del pacto PNV-PSE. También parece confirmarse un nuevo desplome del bloque Sumar y Podemos que van por separado y perderían casi todos los 6 escaños actuales.

Entre tanto las acusaciones cruzadas de corrupción salpican a PP y PSOE. En el caso Koldo ya provocó la caída de quien fuera secretario de organización del PSOE con Sánchez, Ábalos. El PSOE contraatacaba denunciando a la pareja de Ayuso por corrupción y pidiendo su dimisión. El ventilador no hacen sino alimentar el voto de descontento que a menudo capitaliza la extrema derecha.

Las tensiones generadas por los procesos electorales pueden introducir una desestabilización del Gobierno PSOE-Sumar, que precisa de muchos equilibrios para salir adelante. Pero lo decisivo es que la salida de la crisis institucional no se resuelva por las alturas, sino que sea la irrupción de la movilización obrera y popular la que determine el sentido de la salida. Y junto a la movilización, la necesidad de avanzar en la construcción de una alternativa a la izquierda del Gobierno PSOE-Sumar. La CUP podría ser un punto de referencia, que más adelante se concretara en modo de frente en las elecciones europeas. Anticapitalistas también tendría su responsabilidad en avanzar en la construcción de ese frente. Sin referentes de oposición a la izquierda del Gobierno, será la derecha y más aún la extrema derecha quien canalizará el descontento.