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Corea del Norte

Ante la amenaza imperialista

, 1ro de junio de 2009




Corea del Norte realizó su
segundo test con una
bomba nuclear el pasado 25
de mayo. El hecho causó la
furia del imperialismo
yanqui. Inmediatamente, el
presidente de Estados
Unidos, Barack Obama,
pidió al mundo que se
«enfrente con Corea del
Norte», afirmando que el
imperialismo está determinado
a proteger la «paz y la
seguridad del mundo». El
Secretario de Defensa
americano, Robert Gates,
dijo que EE UU no aceptará a
Corea del Norte como un
«Estado nuclear», y amenazó:
«No vamos a quedarnos
quietos mientras Corea del
Norte monta la capacidad de
causar destrucción en cualquier
blanco en Asia o en
nosotros».

Inmediatamente, los países
imperialistas de Europa, Japón, además
de otras potencias nucleares,
amenazaron con represalias contra
los norcoreanos, planteando la posibilidad
de realizar un ataque militar
contra el país. Vergonzosamente,
las amenazas han tenido la complicidad
de Rusia y de China, que
votaron las sanciones. Corea del
Norte respondió a las amenazas
con el lanzamiento de dos misiles
de medio alcance, en dirección al
mar de Japón.

Es improbable que el imperialismo
lleve adelante una invasión contra
Corea. Un plan de ese tipo es
impracticable después del pantano
militar iraquí. Pero el gobierno
Obama, junto con la ONU y la
OTAN, podría patrocinar ataques y
bombardeos contra el país.

Una enorme hipocresía

En primer lugar, hay una hipocresía
enorme detras de las declaraciones
del gobierno Obama y de los
representantes del imperialismo europeo
y sus aliados. La declaración
del norteamericano, convocando a
«todo el mundo a levantarse contra
Corea del Norte» es totalmente
alucinante y empalidece delante de
los crímenes cometidos por el imperialismo
yanqui contra la humanidad.
En verdad, se trata de otra
campaña imperialista, auxiliada por
la gran prensa, que intenta construir
otra [falsa] amenaza a la «paz
mundial». Algo que ya vimos en las
campañas de demonización de
Sadam Hussein para justificar la invasión
a Irak.

También es absurda la supuesta
intención del imperialismo de evitar
la «proliferación de armas nucleares
», usada como disculpa para
amenazar no sólo a Corea del Norte,
sino también a Irán, acusado por
EEUU de desarrollar un programa
de armas atómicas. Mientras amenaza
a Corea del Norte, EEUU,
auxiliado por la ONU, sencillamente
hace la vista gorda delante de
las bombas atómicas de Israel, la
India y Pakistán, porque esos tres
países son firmes aliados del imperialismo.
Ninguno de ellos firmó el
Tratado de No Proliferación de Armas
Nucleares y, consecuentemente,
podrán usar esas armas
contra un «país no nuclear». Algo
que el imperialismo norteamericano
ya hizo. Hasta hoy, EE UU fue
el único país que usó armas atómicas
contra una población, en Hiroshima y Nagasaki, al final de la
Segunda Guerra Mundial [1946].

La verdadera amenaza es el imperialismo

La presión de EEUU y sus aliados
contra los países que desarrollan
armas atómicas, como Corea del
Norte, o tecnología nuclear, como
Irán, levanta una discusión acalorada.
Al final, ¿esos países tienen o
no el derecho de desarrollar ese tipo
de tecnología? Para responder esa
cuestión es necesario analizar cada
caso en particular utilizando siempre
un criterio de clase.

No es de hoy que el imperialismo
norteamericano busca imponer su
monopolio en las armas nucleares
para aplastar a los pueblos y países
que tengan algún grado de independencia.
Para eso, el imperialismo tiene
un importante aliado: la ONU y
su Consejo de Seguridad, que reúne
a los países imperialistas, además
de Rusia y de China, que poseen
la mayoría del arsenal atómico
del planeta. Ninguno de ellos tiene
la menor intención de deshacerse
de él. En el caso norcoreano, la
cuestión decisiva es el hecho de que
el imperialismo intenta imponer su
control absoluto sobre las armas
nucleares, o al menos hacer que
sólo los países imperialistas y sus
aliados (Israel, India y Pakistán) las
tengan.

Los EE UU permitieron que sus
aliados desarrollasen armas nucleares
para chantajear y amenazar a
los palestinos, a los países árabes,
e incluso para una posible utilización
en ataques militares tácticos en la
guerra de Afganistán bajo el argumento
de «combatir el terrorismo».

Lejos de representar un «peligro
contra el mundo», Corea del Norte
es un país pequeño e
inmensamente pobre. Podría ser
borrada del mapa en unos minutos
por el poderío militar de EEUU. Las
presiones y amenazas imperialistas
sirven sólo para forzar la capitulación
de todos los gobiernos que poseen
alguna independencia en relación
al imperialismo y lo enfrentan
de alguna manera. En ese sentido,
es legítimo que países amenazados
(como Corea del Norte) tengan el
derecho a tener armamento nuclear
para que no sean atacados
por el imperialismo y sus aliados.
Por otro lado, es plenamente justificado
el temor de los trabajadores
ante gobiernos que desarrollan armas
de destrucción masiva, como
es el caso de las armas nucleares.

Son armas que pueden destruir países
enteros y causar la extinción de
la humanidad. Es lógico que debe
apoyarse la lucha por el desarme
nuclear general. Sin embargo, eso
sólo podrá ser alcanzado tras la derrota
final del imperialismo. Para desarmarlo,
sin embargo, es necesaria
la resistencia armada de los países
invadidos o amenazados de invasión.
De momento, posicionarse contra
el derecho de Corea del Norte
de tener armas nucleares es hacerse
eco de la campaña imperialista
levantada por Obama que exige del
mundo el desarme, bajo el discurso
hipócrita de la «defensa de la paz».
Significa impedir que un país más
débil y amenazado pueda defenderse
de las amenazas, mientras el imperialismo
se reserva el derecho de
dominar a los pueblos, explorar y
usar su arsenal nuclear para realizar
chantajes. El imperialismo es el
verdadero peligro para la humanidad.

El régimen de Kim Jong-Il

Por otro lado, existe una duda
sobre si es correcto que Corea del
Norte tenga armas nucleares bajo
una opresora dictadura burocrática
comandada por Kim Jong-Il. Es
importante recordar que ese mismo
régimen viene negociando y
entregando el país a la voracidad
del imperialismo desde 2006. En la
época, Kim Jong-Il puso en marcha
negociaciones con el gobierno
Bush para suspender la puesta en
marcha de las centrales nucleares
y ganar algunas migajas de ayuda
de EE UU. Además, la dictadura
norcoreana es responsable por la
restauración del capitalismo que
pasó a depender estrechamente de
China, con la cual tiene el 80% de
su comercio.

Es lógico que los revolucionarios
combatan la dictadura
restauracionista de Kim Jong-Il. Lo
que significa apoyar todas las luchas
del pueblo norcoreano para derribarlo
y democratizar el país. Además,
el gobierno norcoreano no tiene
un proyecto de independencia
y en cualquier momento pueden
ceder a las presiones del imperialismo.
Por ello no depositamos ninguna
confianza en el régimen de
Kim Jong-Il y no le damos ningún
apoyo político.

Sin embargo, independientemente
del régimen que rige en Corea
del Norte, y de su dirección, el actual
conflicto se da entre un país
relativamente independiente contra
el imperialismo que desea someterlo.
Por ello, hay que defender el
derecho de Corea del Norte de resistir
al chantaje nuclear imperialista,
desarrollando ese tipo de armamento.
Los revolucionarios, por lo
tanto, deben apoyar a Corea del
Norte en este enfrentamiento contra
el imperialismo y sus aliados.

1/6/09

Bruno Sanches.

Publicado por la LIT-CI

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