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Declaración del CEI

Por una Internacional obrera revolucionaria, independiente de la burguesía

CEI, 16 de enero de 2010




La Historia nos llama a la tarea de la reconstrucción de la IV Internacional

El llamamiento para la formación
de la V Internacional
socialista del presidente de
Venezuela, Hugo Chávez, ante
40 representantes de varias
organizaciones políticas y
sociales de 26 países durante
el congreso del Partido Socialista
Unificada de Venezuela
(PSUV) en Caracas (19-20
noviembre de 2009), ha despertado
cierto interés en los
círculos de izquierdas.

Según Chávez, la I Internacional
(1864-76) liderada por Marx, la II
Internacional (1889) en cuya construcción
participó Engels, la III Internacional
(1919-43) que fue obra
de Lenin y la IV Internacional (1938)
construida bajo el liderazgo de
Trotsky ya «no existen». Chávez
planteó que hace falta la formación
de una organización «socialista verdaderamente
de izquierdas, que
pueda desafiar al imperialismo y al
capitalismo ante la crisis actual», y
la nueva Internacional puede construirse
alrededor del PSUV. Con
este fin se formó un Comité preparatorio
para definir el contenido,
el programa y la forma de la nueva
organización.

Para el proletariado, la Internacional
siempre ha sido el partido
mundial para la revolución socialista.
En cambio, el carácter de las
organizaciones políticas que participaron
en el encuentro internacional
del PSUV y también de las que
saludaron efusivamente la llamada
de Chávez, demuestra no solamente
las limitaciones
reformistas y nacionalistas de la
«nueva Internacional», sino también
las consecuencias
contrarrevolucionarias del vendaval
ideológico liberal y burgués que
se impuso durante los últimos 20
años sobre el movimiento de izquierdas.

Ante todo, una «Internacional» liderada por un «Comandante» y su
partido (PSUV) que representan a
una burguesía nacional
(boliburguesía) no será el partido de
la revolución proletaria sino un obstáculo
en la construcción de la organización
verdaderamente internacionalista
de la clase trabajadora.
Por eso, no es casualidad que
Chávez invitara a su «Internacional
» a partidos como el Partido Comunista
de China, que desmanteló
el estado obrero imponiendo un
capitalismo salvaje y convirtiendo a
los trabajadores chinos casi en esclavos;
o el Partido Justicialista de
Argentina, que gestionó la
privatización y la liberalización de
la economía para integrar a su país
en el sistema imperialista,
pauperizando al pueblo miserablemente;
o el Partido Revolucionario
Institucional de Méjico, que gobernó
con métodos bonapartistas en
el país durante más de 60 años reprimiendo
al pueblo y corrompiendo
las instituciones democráticas
y las relaciones sociales… Los representantes
de estas organizaciones
contrarrevolucionarias aplaudieron
de corazón el discurso de
Chávez.

Por otra parte, los representantes
de los partidos nacionalistas que
gobiernan en los estados burgueses
de Bolivia, El Salvador, Nicaragua
y Ecuador también apoyaron
la propuesta de Chávez. El representante
del Partido Comunista de
Cuba, que aplica las «reformas»
que eliminan las conquistas de la
clase trabajadora cubana, saludó
la propuesta como un excelente
proyecto. Los partidos
«europeístas», es decir los que están
a favor de participar en las instituciones
del imperialismo europeo
(y no de una Europa socialista),
como el Bloque de Izquierdas de
Portugal, el Partido de Izquierda de
Alemania, el Partido de
Refundación Comunista de Italia y
el Partido de Izquierda de Francia
aceptan discutir el llamamiento de
Chávez como una convocatoria
positiva. El denominador común de
todos estos partidos es que son los
residuos del estalinismo, la social
democracia, el reformismo armado
y el nacionalismo, que en su
papel de agentes de la burguesía
destruyeron las grandes
movilizaciones de la clase obrera.
A la lista de apoyos a la propuesta
de Chávez también se apuntan varias
corrientes trotskistas renegadas,
con el Secretariado Unificado
a la cabeza.

Por eso hay que clarificar la discusión:
para nosotros la construcción
de una Internacional no se
puede reducir a una cuestión de
cifras. Una Internacional revolucionaria
se basa sobre todo en un
programa y en un conjunto de
métodos organizativos, tácticos y
estratégicos. El programa del movimiento
bolivariano, alrededor del
que Chávez quiere agrupar a los
partidos y movimientos de izquierdas,
no es el programa de la revolución
socialista mundial, sino el
reflejo de los intereses nacionales
de la nueva burguesía militarista
que se está desarrollando en Venezuela.
En el caso de que Venezuela
sea el objetivo de una agresión
imperialista que utilizará Colombia
como base, evidentemente
las fuerzas de la IV Internacional
lucharán al lado de los trabajadores
venezolanos contra el imperialismo.

Sin embargo, que Chávez
llame a la construcción de una nueva
Internacional como un simple
proyecto de «frente
antiimperialista» para proteger a la
burguesía chavista contra los
EE.UU., es un tremendo engaño
para la clase obrera mundial.

La Internacional es el partido de
la revolución socialista mundial. La
concreción de esta revolución en
Venezuela será la expropiación de
toda la burguesía en el país, la sustitución
del estado burgués por la
dictadura del proletariado basada
en la democracia obrera, y la planificación
centralizada de la producción
y la distribución bajo control
obrero. El gran obstáculo de
hoy para la realización de este programa
es el mismo régimen
bolivariano que reprime las huelgas,
matando a los trabajadores
que luchan y a los sindicalistas de
clase. El llamamiento a la construcción
de una Internacional por
un régimen que detiene el desarrollo
de la revolución en su propio
país, puede convertirse en un gran
golpe del nacionalismo sobre la lucha
mundial de la clase trabajadora.
Es cierto que la IV Internacional
es actualmente bastante débil y
fragmentada. Por varias razones…

No hay que olvidar que la IV Internacional
se construyó, contrariamente
a las anteriores, no en una
época de ascenso de la revolución
mundial, sino en un periodo en que
la clase trabajadora mundial sufría
graves derrotas por las traiciones
de la socialdemocracia y del estalinismo.

Y a pesar de las agresiones
y los crímenes
contrarrevolucionarios de estas corrientes,
la IV Internacional ha sido
capaz de conservar la tradición del
marxismo revolucionario y educar
a nuevas generaciones de militantes.
En segundo lugar, la IV Internacional
ha sido, y aún lo es, la
única continuación de la corriente
revolucionaria de las Internacionales
anteriores, lo que hoy se concreta
en la concepción del partido
leninista y de la revolución permanente
trotskista. El Programa de
Transición de la IV Internacional es
el programa de la revolución proletaria
mundial y sigue vigente para
su realización. Hasta que este programa
se realice y sea superado,
la IV Internacional será esencial y
continuará existiendo para el proletariado
como el verdadero proyecto
revolucionario mundial independiente
de las burguesías nacional
e internacional.

Para la corriente del Comité de
Enlace Internacional, formado por
Lucha Internacionalista (del Estado
español) y el Frente Obrero (de Turquía),
el programa de la IV Internacional
sigue siendo el único programa
de la clase obrera para luchar
por la revolución socialista mundial
en la época imperialista.

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