Un mes después del terremoto que arrasó Haití,
el balance es estremecedor: 230.000 muertos,
300.000 heridos y millones de afectados.
En las primeras semanas todos los focos se
centraron en este rincón del Caribe. Fue el
momento del desembarco de las ONG... y de los soldados
que vinieron a reforzar la ocupación que, desde
hace seis años, controla el país para garantizar “estabilidad”
a las multinacionales.

El circo mediático de presentarnos un pueblo incapaz
de organizarse se puso al servicio de justificar el
desembarco de más tropas y para despolitizar las causas
de fondo de la pobreza que azota el país. Porque a
nadie escapa que un temblor de la misma magnitud no
habría causado tanto daño un poco más al norte. Si
Haití es el país más pobre del hemisferio norte no es por
una catástrofe natural, sino por siglos de expolio. Hasta
hoy. Pero esto casi no aparece en los medios, que ya
se han ido a otros lugares.

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