Un fantasma recorre Europa: la socialización de pérdidas. En Islandia,
un pequeño país que no pertenece a la UE, de poco más de 300.000
habitantes, hace unos 12 años privatizaron su banca, que entonces
era pública. En 10 años, esa banca, con prácticas de paraíso fiscal,
alcanzó un tamaño superior al valor de 10 veces el PIB del país (el
coste de todos los bienes y servicios creados en el país en 10 años) y
se endeudó por valor de cuatro veces ese PIB. La quiebra de esos
bancos llegó en 2008 (la bolsa cayó el 77% en un día, y la moneda el
70% en una semana). El gobierno nacionalizó los bancos reconociendo
su deuda. Los gobiernos británico y holandés resarcieron de las
pérdidas a los inversores-especuladores de sus países, y empezaron
a negociar directamente con el gobierno islandés el pago de la deuda.
Las movilizaciones hicieron caer el gobierno islandés y hubo elecciones
anticipadas. El gobierno británico aplicó la ley antiterrorista para
bloquear fondos públicos y privados islandeses en gran Bretaña y
puso a Islandia en la lista de «países terroristas».

Como dice la organización «El militante
» (antes del referéndum, fuente
en los links): «La deuda del gobierno
ha pasado del 29% al 109%
del PIB. Eso significa que la crisis bancaria
ha costado a los islandeses un
80 por ciento de todo lo que se produce
en el país durante un año. La
mitad de esta cantidad va a la devolución
de la deuda acumulada por los
bancos en el último período. Un 25%
del PIB se ha gastado en
«recapitalizar los bancos», es decir,
en sustituir el dinero que han gastado
en devolver préstamos el año pasado.

Otro 10 por ciento del PIB se
ha gastado en el Banco Central, cuyas
reservas de divisas se han hundido debido a la crisis bancaria. Es posible que
parte de este dinero se pueda recuperar con
la venta de las empresas que poseen los bancos,
pero en la actual situación económica
esos activos también bajan de valor.»
En agosto de 2009 el parlamento Islandés
votó una ley que incluía créditos del FMI y de
varios países para pagar la parte de la deuda
a los gobiernos de Gran Bretaña y Holanda
en 15 años. 5.300 millones de dólares a pagar
al 5,5% de interés. O sea unos 16.000
dólares de deuda por habitante (para una familia
de 4 miembros, el pago de la deuda equivaldría
al 25% de sus salarios). Las
movilizaciones obligaron al presidente a vetar
la ley y convocar un referéndum el 6 de marzo,
en el que el 93% de los votos fue en contra.
El bloqueo exterior del crédito ya ha empezado,
para doblegar la voluntad de los trabajadores
y trabajadoras islandeses.

Además, el paro (multiplicado por 4 en 2
años) y la pobreza -que en un país frío tienen
un carácter más extremo-, hacen formar colas
en el reparto de comida. Las hipotecas,
de unos valores hinchados por la burbuja, estaban
indexadas a la inflación y en euros. Al
crecer la inflación y devaluarse la propia moneda,
han aumentado proporcionalmente las
cuotas. 5.000 Islandeses han emigrado ya.

Se aplicaron o se intentan empezar a aplicar
planes de ajuste a los trabajadores y trabajadoras
de Islandia, estado Español, Grecia,
Irlanda, Portugal, Estonia, Letonia,
Lituania, Hungría, Polonia, Rumanía, República
Checa, Ucrania, Eslovaquia, Turquía y otros
en Europa. El esquema de estos planes de
ajuste es conocido por los trabajadores y trabajadoras
africanos, asiáticos y latinoamericanos:
despidos, reducciones salariales y de condiciones
laborales, reducciones de pensiones,
sanidad, enseñanza y servicios sociales,
privatizaciones y cierres de servicios públicos
y aumento de impuestos a los trabajadores y
trabajadoras. Tenemos que luchar colectivamente
para evitar ir individualmente a la miseria.
Para luchar deberemos pasar por encima
de los gobiernos, de las direcciones de los
partidos parlamentarios y de las direcciones
sindicales. Los diputados islandeses no tuvieron
ningún problema en votar la ruina de los
trabajadores y trabajadoras islandeses mientras
respetaban los patrimonios de la banda
no armada que se ha enriquecido con la estafa,
y mientras respetaban las deudas de los
especuladores.

Nota:

En estos dos links se abren unas diez webs
o artículos en cada uno de ellos. Citarlos no
implica avalar la línea política de la web o del
autor.

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