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Irak elecciones

Más fragmentación y nuevas tareas

Muhittin Karkin, 10 de abril de 2010




El triunfo del Movimiento Nacional Iraquí (al-Iraquiya),
del ex primer ministro interino chií Iyad Alauí, con el
28% de los votos y 91 diputados, ha sido la gran sorpresa
de las elecciones generales del 7 de marzo en
Irak. Alauí, que en las elecciones del 2005 había obtenido
sólo el 8% (21 diputados), esta vez se unió con el
vicepresidente suní Tariq al-Hashimi y también captó el
apoyo de líderes suníes como Saleh al-Mutlaq y Dhafir
al-Ani, ambos miembros del parlamento, pero descalificados
esta vez por sus supuestas simpatías hacia el
Partido Baaz (la Institución de Responsabilidad y Justicia,
controlada por los chiitas proiraníes desclasifico
más de 500 candidatos por su afinidad con el Baaz). Al-
Iraquiya empleó un discurso secular y nacionalista, recaudó
los votos no solamente de los suníes que en se
abstuvieron en las elecciones anteriores, sino también
de los chiíes cansados del sectarismo, la corrupción y
el mal gobierno de al-Maliki.

La segunda novedad de las elecciones fue la ruptura del
frente chií. El partido de al-Maliki (Dawa) por un lado, y los de
al-Hakim (Consejo Supremo Islámico de Irak, CSII) y Muqtada
al-Sáder por el otro, se presentaron esta vez por separado,
preparando así el triunfo de al-Maliki. Dawa logró el 27,4%
de los votos (89 diputados), mientras la Alianza Nacional Iraquí
(CSII y el Movimiento Saderista) el 21,5% (70 diputados).
Aunque había rumores de que la ruptura era un fraude cara
a las elecciones y de que el Gobierno iraní les obligaría a
formar gobierno juntos después de las elecciones, en las filas
de la Alianza el rechazo a la presidencia de al-Maliki es lo
bastante fuerte como para impedir que el Dawa sea quien
decida la composición y el programa del gobierno. El desencanto
entre los chiíes viene varios años atrás, cuando en el
2008 el Gobierno de al-Maliki arrebató Bagdad y el Sur, junto
con las fuerzas de ocupación estadounidenses, al Ejército
del Mahdi de al-Sáder en nombre de la lucha contra el terrorismo
y la inseguridad. Lo curioso era que las milicias Báder
del CSII habían colaborado con el Gobierno en esa operación.
Pero el CSII perdió las elecciones regionales del 2009
en todos sus feudos en el sur del país, así que tuvo que
reconciliarse con al-Sáder para hacer frente al Dawa en las
generales. El gran ganador de las elecciones entre los chiíes
ha sido el Movimiento Saderista que consiguió 40 de las 70
sillas de la Alianza.

La novedad en Kurdistán fue la aparición del partido Gorran
(Cambio) que rompió la unidad kurda y obtuvo un 4,42% de
los votos, con 8 diputados, frente a la Alianza Nacional Iraquí,
formada por el Partido Democrático de Kurdistán, de Barzani,
y la Unión Patriótica de Kurdistán, de Talabani (15,7% y 43
diputados). Gorran, una ruptura de la UPK de hace varios
años, debilita sobre todo la posibilidad de renovación de Yalal
Talabani como presidente de la república. Sin embargo, es muy posible que Gorran se junte con
la Alianza kurda en el parlamento
para defender el federalismo de los
kurdos ante un gobierno más centralista,
y así, puede ser la clave en
la formación del nuevo gabinete.
Las negociaciones para formar el
nuevo gobierno pueden tardar varios
meses, pues, además de otros
problemas, el federalismo nacionalista
de los kurdos junto con el
federalismo sectario de la Alianza
Nacional Iraquí (apoyado por Irán),
chocan con los planes centralistas
tanto de al-Maliki como de Alauí
(apoyado por EE.UU.).

La resistencia

La resistencia contra la ocupación
no participó en las elecciones por
calificarlas de ilegales, ni apoyó a
ningún partido determinado, pero a
diferencia de las del 2005, esta vez
no organizó operaciones para impedir
la votación, así que ha sido determinante
en el triunfo de al-
Iraquiya. Por otra parte, las corrientes
anti-ocupación están en proceso
de convergencia desde hace
varios años para crear un Consejo
de Coordinación política. Grupos
armados como Frente Yihad y Liberación
(órgano político de la plataforma
Frente Patriótico Nacionalista
e Islámico, en línea con el Partido
Baaz), Frente Yihad y Cambio
(apoyado por la Asociación de
Ulemas Musulmanes, cuyo secretario
general, el jeque Harez al-Dari,
es representante político del Frente),
el Consejo Político de la Resistencia
Iraquí (instancia política de la
agrupación armada Frente Yihad y
Reforma) y el Congreso Fundacional
Nacional Iraquí (una plataforma de
más de 20 asociaciones civiles y
partidos políticos) tratan de construir una plataforma política conjunta basada
en el rechazo a la ocupación
y la reconstrucción democrática y
soberana del país.

La resistencia armada, que se
separa cuidadosamente de los ataques
indiscriminados y contra civiles
de al-Qaida, se está planteando
participar en el proceso político después
de la retirada total de las fuerzas
de la ocupación en 2011, aprovechando
su prestigio popular. No
obstante, tampoco quiere el tutelaje
de Irán sobre Irak después de la
ocupación, por ese motivo, un nuevo
gobierno chií sectario y pro-iraní
puede provocar nuevos choques
entre la resistencia y el ejército
iraquí, hasta llegar a una guerra civil
en la que la posición del gobierno
autónomo de Kurdistán puede ser
clave.
Los grupos iraquíes anti-ocupación
celebrarán un encuentro internacional
en Gijón los días 18 al 20
de junio de este año bajo el título
‘Conferencia de la Resistencia Política
Iraquí’ para difundir un proyecto
político conjunto de recuperación
de la soberanía de Irak.

Clase obrera

La ocupación imperialista, la fractura
étnica y sectaria del país y la
colaboración de los principales partidos
étnicos y religiosos con las fuerzas
de la ocupación, no han permitido
hasta hoy la construcción de
una dirección obrera que pudiera
combatir por la liberación y soberanía
de Irak. El Partido comunista de
Irak, que participó en las elecciones
bajo el nombre de Unión del
Pueblo (Itihad al-Shaab) no obtuvo
un voto significativo; por otra parte,
el Partido comunista obrero se abstuvo.
Sin embargo, existe una serie de
señales que muestran el resurgimiento
del sindicalismo en el país.

Los días 13 y 14 de marzo de 2009
se organizó la primera conferencia
internacional del trabajo en Erbil
(Kurdistán). En la conferencia, tres
sindicatos mayoritarios (la Federación
de los Trabajadores del
Petroleo, la Asociación de la Electricidad
y la Federación General de
los Consejos y Sindicatos de Trabajadores)
firmaron un acuerdo
para crear una confederación sindical
con el lema «Un mundo mejor
puede ser con los trabajadores».
Uno de los principales objetivos
del sindicalismo iraquí es conseguir
la legalización de los sindicatos (la
mayoría funciona en la clandestinidad)
y el derecho a huelga, pues la
ilegalización de la huelgas en el sector
público (70% de la economía
iraquí es estatal, incluido el sector
petróleo) impuesta por Sadam es
uno de los pocos códigos de la era
de pre-ocupación que el imperialismo
dejó sin cambios. Un sindicalismo
fuerte no solamente constituiría
un serio impedimento para la
privatización de los recursos (petróleo
y gas) y las empresas iraquíes
(energía, comunicaciones, transporte,
etc.) por el imperialismo, sino
que también superaría la división
étnica y religiosa de la clase trabajadora.

Con las elecciones del 7 de marzo
se abre un nuevo periodo en Irak
para la resistencia y la clase obrera,
con nuevas tareas para superar
la división que imponen el imperialismo
y los gobiernos títeres sobre
el pueblo iraquí.

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