El pueblo tunecino ha protagonizado la primera revolución del mundo árabe que derroca una
dictadura. La decisión de los jóvenes parados de los pueblos del interior, que durante tres semanas
es enfrentaron a la policia sólo con el apoyo de los maestros hasta que la revuelta se generalizó
con una huelga general, ha acabado forzando a Ben Ali a salir del país. Después, las
movilizaciones han continuado dos semanas más, hasta conseguir la práctica disolución del RCD,
el partido del régimen, y la dimisión de todos sus ministros, que pretendían tutelar la transición
democrática. La revolución tunecina ha supuesto también una dura derrota para el imperialismo
francés, que hasta el último minuto sostuvo a la dictadura. El resto de sátrapas del mundo árabe
y con ellos el imperialismo, temen ahora el "contagio" de la lucha, que ya se ha extendido a
diversos paises y toma una fuerza insurreccional en Egipto.

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