La escandalosa huida del rey emérito pone un poco más de esperpento a la crisis que vive la Monarquía. Los trapos sucios de la Casa Real se habían multiplicado y el escándalo ya era mayúsculo e internacional, tanto que había obligado al Tribunal Supremo a abrir investigación. La fortuna y los escándalos del rey ya no se pueden tapar porque salpican otros sistemas judiciales exteriores. De hecho, Juan Carlos I no huye de la justicia española de la que, en tanto que pilar clave del régimen, sólo espera complicidad e impunidad. Sino que huye de la Suiza y por ello elige Emiratos que no tiene acuerdo de extradición con el país helvético.

Es vergonzoso el rol del gobierno “más progresista de la historia” que, ya no conforme con darle la cobertura al monarca para su huida, lanza una campaña desesperada de lavado de cara y salvamento de la monarquía, aislando y separando a Juan Carlos de Felipe VI y de la monarquía como institución. Viejos cuadros del PSOE han llegado a salir públicamente a defender al emérito. De hecho, pocas semanas antes el PSOE junto al PP y VOX impidieron con su voto en contra que Juan Carlos tuviera que declarar ante una comisión en el Congreso.

Son los partidos del régimen del 78, PSOE, PP -y ahora con VOX- quienes salen no sólo a tapar las vergüenzas de la Monarquía, sino de todo el entramado que dio lugar a ese régimen heredero de Franco. Mientras el PSOE se llena la boca hablando de “memoria democrática” se dan a conocer nuevas incriminaciones de Felipe González con los GAL, o ahora protegiendo a Martín Villa. Pero aun es más grave -un escándalo y una vergüenza- que los máximos dirigentes de CCOO y UGT de la época salgan en defensa del ministro franquista, demostrando el grado de complicidad de las cúpulas sindicales del movimiento obrero en la impunidad franquista y de la transición. Podemos por su parte, recrimina al PSOE no haberle informado de la salida del rey, pero lejos se encuentra de llamar a enfrentar al régimen y sobretodo se encarga de mantener los sillones de sus ministerios.

La corrupción de la Casa Real aflora a la vez que el gobierno y la patronal, junto a la Unión Europea, comienzan a poner números a la deuda pública acumulada durante la pandemia y piden nuevos y fuertes recortes. Mientras el rey hacía la clausura de las jornadas de la CEOE, Intermon Oxfarm señalaba que a lo largo de la pandemia los 23 ultra ricos de España,han ganado 19.200 millones de euros al tiempo que 700.000 personas han caído en
riesgo de exclusión. Por eso, porque además ahora son aún más sangrante las cifras robadas por el monarca: incautación inmediata de los bienes de Juan Carlos públicos y privados, y bloqueo preventivo del resto de cuentas y bienes de la familia real.

Pero además la lucha contra la monarquía debe dotarse de contenido para romper las ataduras con el viejo régimen franquista y su legado en el aparato de estado, por ello debe ir unido a consignas como la de disolución de la Guardia Civil o de la Audiencia Nacional. Debe ir unido a las tareas democráticas no resueltas como el derecho a la autodeterminación para las naciones oprimidas, el fin de los grandes latifundios y una reforma agraria en profundidad y la laicidad del estado con el fin de la financiación de la Iglesia Católica y sus privilegios en materia de control de parte del sistema educativo y sanitario.

La desaprobación de la monarquía se extiende por todo el Estado. Así se ha visto en Catalunya tras el discurso del rey el 3 de octubre, pero también recientemente en las caceroladas luego que hablara Felipe VI durante la pandemia o en los viajes recientes del rey que pretendían ser una forma de lavar la imagen de la Corona, pero sólo generaron la salida de la gente a las calles de Sevilla, Poblet o Navarra. Hace falta que ese rechazo se generalice, organice y se materialice de una vez por todas en un referéndum: monarquía o repúblicas.

Fuera el Borbón. Incautación inmediata de todos los bienes de la Monarquía! ¡Abolición de la Monarquía, Repúblicas! Por una Federación de Repúblicas, que queremos socialistas.

Rosario de Mendieta

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El Supremo inhabilita Torra

El 28/09/2020, el Supremo inhabilitaba a Torra, el presidente de la Generalitat, pisoteando la soberanía del pueblo catalán que democráticamente lo ha elegido. ¡No es sólo una más, es una escalada a peor porque es un presidente en ejercicio! La destitución es la máxima expresión del desprecio del Estado, y su sistema judicial por el voto de los catalanes.

Se enmarca en la sistemática represión del Estado contra la causa general catalana que lleva ya 2.850 represaliados. El mismo día que se inhabilitaba Torra, se inhabilitaba Pesarrodona -el concejal que se había plantado con nariz de payaso junto a un guardia civil-, se abría el juicio a Tamara, -la compañera del CDR que había sido acusada de terrorismo, y ahora juzgada por alentar a desórdenes públicos”-….

A la brutal agresión de la inhabilitación, tanto JxCat como ERC, han respondido acatando. La CUP, proponía hacerlo con algún matiz. Òmnium i la ANC convocaron a las plazas “en desacuerdo con que el Govern acate la decisión del TS.”. Lo compartimos, pero eso requiere la fuerza de la calle pues es el choque con el Estado que no se consumó en 2017. Ese movimiento, hoy no está, hay que construirlo porque es imprescindible.