El pasado 8 de agosto treinta y ocho legisladores del Senado Argentino votaron en contra del Proyecto de Ley de Legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo que el 13 de junio había conseguido media sanción al ser aprobada en la Cámara de Diputados. Un resultado que era una posibilidad no descartada en un país donde el conjunto de los partidos patronales mantienen vínculos y han gobernado siempre en favor de los intereses de la Iglesia Católica, más todavía siendo el país del Papa. Debemos denunciar con contundencia que son responsables directos de la muerte de mujeres en la clandestinidad, negando el derecho fundamental a la salud y a decidir sobre nuestros propios cuerpos. El resultado evidencia también la falta de representación de las instituciones ante las reivindicaciones de clase y populares, y al contrario, demuestra que están al servicio de mantener los privilegios de una minoría patronal y eclesiástica. Por todo esto, cada vez adquiere más fuerza la consigna por la separación de la Iglesia del Estado y cada vez son más las y los que deciden apostatar. La crisis de la Iglesia es una realidad global, envuelta en escándalos de corrupción y abuso de menores.

Lejos de sentirnos derrotadas, sabemos que éste fue un primer paso en la lucha por nuestra emancipación y por el control de nuestros cuerpos y nuestras vidas. La victoria de este movimiento, de la llamada «Marea Verde», la hemos conseguido en las calles, en las escuelas, en las universidades, en los centros de trabajo y en las plazas. La victoria es la de un movimiento de lucha que se consolida, se cohesiona, se fortalece, y no para de crecer. A tal punto la Marea Verde ha crecido que ya traspasa las fronteras. Comenzando por Latinoamérica donde el aborto legal, seguro y gratuito es un necesidad para miles de mujeres pobres que mueren en la clandestinidad y donde el impulso de las compañeras de Argentina ha llegado para dar esta pelea con contundencia. Pero la Marea Verde también cruzó el Atlántico llegando a muchas ciudades y rincones. En Barcelona la ola verde llegó con fuerza el 13J llenando las puertas del Consulado Argentino para exigir la aprobación del Proyecto, reivindicando así también la tradición de las compañeras que desde el exilio por la dictadura o las diferentes olas migratorias por las crisis económicas se movilizan allí. Desde ese momento la Marea continuó visibilizando la lucha con masivos pañuelazos, concentraciones, reuniones en espacios públicos, charlas y talleres.

Para nosotras no es solamente una cuestión de solidaridad con una lucha concreta. Sin ir más lejos, en Catalunya y el Estado Español pocos años atrás intentaron quitarnos nuestro derecho a decidir con la reforma de Gallardón e incluso hoy se presentan trabas crecientes por a objeción de conciencia y los recortes en la sanidad en un Estado donde se sigue alimentando el nacionalcatolicismo. Nos sentimos parte de este movimiento feminista internacional, que el pasado 8M protagonizó una histórica jornada internacional con convocatoria de huelga, que entiende que si se gana una lucha en cualquier parte del mundo estamos ganando todas y nos fortalece en nuestra lucha por cada una de nuestras reivindicaciones. El internacionalismo es para nosotras una bandera fundamental, porque somos conscientes de lo que significa y lo que requiere la tarea de acabar con el capitalismo patriarcal que nos expulsa de nuestras casas y nos obliga a migrar, que nos precariza y súper-explota, que nos hace las más pobres entre los pobres y que nos violenta y cosifica diariamente.

Celebramos que nos hemos despertado, somos un ejército verde, y nos hemos reconocido en las lágrimas y en las risas de desconocidas de pañuelos verdes. El aborto en Argentina, en América Latina y en todos los países donde todavía se nos penaliza #Seráley. Sabemos que si no es hoy, será mañana. Hasta la victoria, compañeras.

Rosario y Natalia
Militantes de Lucha Internacionalista, sección de la UIT-CI en el Estado Español