El próximo 8M, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, llega en un momento político marcado por la continuidad de la crisis capitalista y atravesada por el ascenso de la ultraderecha; pero también por una fuerte respuesta en la calle, en particular del movimiento feminista. La huelga internacional convocada es una gran oportunidad para combatir los gobiernos capitalistas y patriarcales y sus políticas.

En el Estado Español estamos en un contexto político de crisis del Régimen sin precedentes que continúa profundizándose. La transición está cada vez más en evidencia, es decir, la continuidad del viejo aparato del Estado bajo la Monarquía. La justicia rectificando a favor de la banca y defendiendo violadores, las dimisiones que se suceden en los grandes partidos patronales, la Monarquía cuestionada en todas partes como se ha visto en los referendos organizados en barrios y universidades de diversos lugares del Estado, y evidentemente la continuidad de la lucha del pueblo catalán por la autodeterminación, son algunos ejemplos de esta crisis.

El resultado de las elecciones de Andalucía comienza a romper con la particularidad del Estado Español en relación a la dinámica global de ascenso de la ultraderecha. Particularidad justamente dada por la forma en que se hizo la transición, donde el pacto por arriba de los grandes aparatos políticos y sindicales garantizó la continuidad del aparato franquista dentro de las instituciones del Régimen del 78.

El pacto de Gobierno en Andalucía confirma la complicidad del PP y C’s con la extrema derecha por un lado y, por otro, la responsabilidad de cuarenta años de políticas del PSOE que le han dejado preparado el terreno. Y es que el ascenso de VOX se produce sobre la base de las políticas de los gobiernos durante todos estos años: recortes a la clase trabajadora, innumerables casos de corrupción que salen a la luz, la valla de Ceuta y Melilla, los CIEs, las devoluciones en caliente, la aplicación del artículo 155 y la creciente oleada represiva contra el pueblo de Cataluña son ejemplos de estas políticas. Por eso afirmamos que combatir a la extrema derecha es combatir las políticas que le hacen crecer y por tanto, es acabar con toda una reacción conservadora que va más allá de VOX.

El movimiento feminista ha sido protagonista de grandes movilizaciones y jornadas de lucha. Recientemente llenamos las calles de más de un centenar de ciudades contra el pacto reaccionario de Andalucía y en defensa de los derechos conquistados con la lucha. Incluso a escala internacional se coordinaron concentraciones ese mismo día. La crisis del aparato judicial es en gran parte gracias a este movimiento, que denuncia a una justicia patriarcal y machista que defiende violadores y culpabiliza a las víctimas. Es así el caso de La Manada, cuya sentencia da un mensaje de impunidad que, combinado con la carencia de políticas y recursos económicos, hacen crecer la violencia machista.

El caso de las temporeras de Huelva es la expresión máxima de las consecuencias de las políticas capitalistas, patriarcales y racistas: mujeres trabajadoras y migradas, en situación de precariedad extrema, súper explotadas laboral y sexualmente en los campos de fresas. La respuesta de la justicia a su denuncia fue acusarlas de querer aprovechar la situación para quedarse más tiempo en el Estado, pues cuando finaliza la temporada son expulsadas a su país de origen. Una sentencia aberrante, que muestra la combinación de la explotación capitalista y la opresión patriarcal y racista, además de la responsabilidad del Estado y sus instituciones.

Por todo ello afirmamos que la huelga general feminista del próximo 8 de marzo es una necesidad y una gran oportunidad para que el movimiento feminista - en una enorme demostración de fuerzas - de respuesta a las diferentes situaciones que padecemos. En este sentido, rechazamos cualquier intento de boicotear esta jornada, como es la vergonzosa convocatoria de CCOO y UGT de un paro de 2h. Una vez más, haremos uso de la herramienta unificadora de la lucha de clases: la huelga general. Contra la precariedad laboral y la brecha salarial y de pensiones, contra la privatización y por la recuperación de los servicios públicos donde mayormente las trabajadoras somos mujeres, por la abolición de la ley de extranjería y el cierre de los CIEs, por partidas presupuestarias destinadas a verdaderos planes de prevención y erradicación de las violencias machistas, de género y LGTBIfóbicas, contra la justicia patriarcal y por la elección y revocabilidad directa de los jueces, por el fin de la financiación y los privilegios para la Iglesia Católica, por una educación pública, laica y con perspectiva de género, entre otros. Así mismo también denunciamos la represión que estamos sufriendo, porque los juicios contra los dirigentes políticos y sociales de Catalunya no son solo un ataque al pueblo catalán en la lucha por el derecho a la autodeterminación, sino que es un mensaje ejemplificador contra todos los pueblos del Estado y contra todo movimiento de lucha que cuestione este Régimen, como el movimiento feminista. Por eso tumbar al Régimen del 78 es también nuestra labor y por ello también el movimiento feminista debe hacer alianza con el resto de movimientos en lucha y con el conjunto de la clase trabajadora. Desde abajo y a la izquierda organizamos una gran huelga general feminista.