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Elecciones vascas

¿Cambio de ciclo? pero mismo gobierno

Lucha Internacionalista, 1ro de mayo de 2024




"Aldaketa da orain" [El cambio es ahora], decía el lema de campaña de Euskal Herria Bildu (EH Bildu). Y tras los resultados, repetían: "El cambio está en marcha y es imparable", pero ha empatado en 27 escaños con el PNV. Es cierto que éste retrocede en 4 diputados y 3,7 puntos, evidenciando el desgaste de doce años con Iñigo Urkullu como lendakari, pero también es cierto que EH Bildu esperaba quedar como primera fuerza y tampoco en votos lo ha conseguido ya que aunque gana seis escaños respecto a 2020, con casi 350.000 votos (32,5%), son 29.000 menos que el PNV (35,2%). Otegi lo suaviza hablando del total de Euskal Herria (con Navarra y Euskadi norte) con los que dice, han superado los 400.000 votos y pueden decir que son "la primera fuerza política de Euskal Herria".

Pero el PNV ha ganado las elecciones en votos, con victorias en grandes ciudades como San Sebastián, y sobre todo Bilbao –casi dobla a los independentistas–, mientras que EH Bildu se impone en Vitoria. Y con sus 27 escaños, puede formar gobierno reeditando el pacto con PSE (Partido Socialista de Euskadi: 12 parlamentarios, dos más que la pasada legislatura), con los que supera por un voto a la mayoría absoluta.

El PP ha obtenido siete escaños, uno más que en las pasadas elecciones, pero con la diferencia de que hace 4 años iba en coalición con Ciutadans, y el reparto era de 4 populares y 2 de Ciutadans. Ahora, los 7 son del PP.
Vox mantendrá 1 que tenía por Álava

Avance de EH Bildu, en la tendencia que ya marcaba el BNG

El crecimiento de Bildu es sin embargo muy significativo, creciendo en votos unos 4,5 puntos en Álava y Vizcaya y 5 en Guipúzcoa, siendo primera fuerza en Álava y Guipúzcoa. Es un crecimiento sostenido que ya venía de antes, continuado, que viene a reforzar lo que también indicaban las elecciones galegas en las que el BNG obtenía espectaculares resultados. Ambas son expresión de una tendencia que señala el problema nacional irresuelto.

Sin embargo, la reivindicación nacional se disuelve mucho, aprovechando que el sentimiento independentista ha bajado significativamente (a un 22% según el último sociómetro del Gobierno Vasco). Y, contradictoriamente -o quizá por su tibieza- los partidos nacionalistas vascos, PNV y EH Bildu, han roto el techo electoral de 52 parlamentarios al conseguir 54 representantes nacionalistas.

Així, a nivel nacional, Otegui dice que no tienen "ansiedad" ni "excesiva prisa por alcanzar la independencia". Pello Otxandiano, plantea dar "un salto cualitativo" en autogobierno, a través de una ponencia que se constituya en el Parlamento el primer trimestre de la legislatura, que ya viene de la anterior y debería terminar en una reforma del Estatuto de Gernika. También sus votantes han cambiado: hoy sólo el 55 por ciento se declara independentista del 86 por ciento en anteriores elecciones. EH Bildu acoge cada vez más independientes que no proceden de la izquierda aberzale tradicional.

La socialdemocratización de EHBildu

Esta posición autonomista, cuadra bien con la coalición que mantienen desde hace años con ERC y BNG en las europeas.

Sin embargo, a diferencia de ERC, tienen una considerable base obrera debido a la implantación sindical con LAB. Pero no es óbice para una socialdemocratización también en lo social. EH Bildu, diez años después de ETA, gira aún más a derecha formando un "frente amplio" soberanista pactista, ecologista y feminista, impulsado por Sortu. Esto ya llevó al pacto educativo, gran acuerdo nacional con el 91% de votos parlamentarios, rechazado por LAB y STEILAS. Le seguiría la abstención en los presupuestos de 2022 a cambio de algunas modificaciones. Sólo el rechazo sindical frontal a su posición en el pacto educativo, la hicieron girar en el último momento y votar en contra de la Ley de Educación vasca de diciembre 2023. En la misma línea a favor de la gestión, han puesto en el centro de la campaña, la preocupación de los vascos por los servicios públicos, sobre todo por la Osakidetza (Servicio Vasco de Salud), hasta ahora "la joya de la corona", que los ciudadanos consideran que ha quedado "herida de muerte" durante la pandemia. Sin dudas que han sacado rédito de estos planteamientos.

Pero no por todas partes. Ya señalábamos en la Conferencia de 2022 –Supl. LI 184- que, producto de este giro es la pérdida de juventud que se ha acercado a GKS (Gazte Koordinadora Sozialista), un movimiento ajeno a la izquierda abertzale y de ideología comunista, parte del autodenominado Mugimendu Sozialista. Este movimiento que ha crecido sensiblemente, con movilizaciones propias de juventud, ha llamado a no votar a EH Bildu e ir a la abstención.

Esto podría ser uno de los factores de la participación relativamente baja, de un 62% —aunque crece 12 puntos respecto a las elecciones de la COVID- y una abstención del 37,48% (históricamente, la participación en el Parlamento Vasco oscila entre el 60% y el 79%). Probablemente porque no existían alternativas por el grueso de estos abstencionistas.

La ruina del espacio de Elkarrekin Podemos/Sumar

Había sido primera fuerza en las generales de 2015 y 2016, y ahora pierde a los últimos 6 diputados y desaparece. Sigue el proceso de las anteriores autonómicas: desaparecidos en los parlamentos valenciano, aragonés, balear, canario, riojano, la Comunidad de Madrid, en las andaluzas habían pasado de 15 a 3 a 2022, y en las gallegas ya desapareció en 2020 después de una legislatura como segunda fuerza como A Marea.

Se ha cerrado el círculo del discurso populista y socialdemócrata que tan buenos frutos le dio al principio. Que Sumar rentabilice 1 no lo cambia.
EH Bildu quizá debería tomar nota.

M. Esther del Alcázar i Fabregat

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