Los resultados del 27S han vuelto a constatar que una mayoría exige romper con el Estado y quiere una República Catalana. Por primera vez una mayoría parlamentaria se declara independentista. Rajoy ya ha advertido que no permitirá ningún movimiento en este sentido y dice tener preparadas medidas contundentes. Ese choque será a su vez determinante en las elecciones generales convocadas el 20 de diciembre. El primer pulso se vive ya con la imputación estos días de Mas y dos consejeras por la consulta del 9N.

En la polarización que ha implicado el carácter de plebiscito de las catalanas Ciudadanos (C’s) ha barrido al PP. Las encuestas para las generales confirman la caída de votos populares aunque no el hundimiento que se dio en Andalucía o Catalunya. Aznar encabeza el ala más derechista del PP y ya cuestiona abiertamente a Rajoy. C’s se va consolidando como una muleta imprescindible para el PP, aunque es dudoso que alcanzaran juntos la mayoría absoluta que precisan.

Las elecciones catalanas han tenido un segundo elemento importante, el giro a la izquierda en el voto independentista. La CUP-CC ha sido quien ha crecido en votos independentistas con una política definida como anticapitalista. Hoy Junts pel Si precisa de algunos votos para la investidura, las condiciones que ha planteado la CUP-CC han hecho saltar las alarmas de empresarios catalanas y hasta el PP catalán ha ofrecido a Mas su apoyo para la investidura para evitar estar en manos «de radicales trotskistas», pues los intereses económicos de clase están por encima de las diferencias de banderas.

El fracaso de Podemos -de la mano de IC-EUiA y Equo- y con la CUP-CC en ascenso y a un paso, vendría a demostrar que hay un espacio para una izquierda que exige romper con el régimen y el capitalismo, y que las indefiniciones en cuestiones estratégicas como la cuestión nacional o el mismo plan de emergencia social se pagan caro.

Con la misma fuerza con la que los griegos llevaban a Syriza al Gobierno en enero, Podemos subía hasta alcanzar ese mes de enero el primer lugar en diversas encuestas, pero la decepción causada por el gobierno de Tsipras con la aceptación del nuevo memorándum ha acompañado el continuado descenso del partido de Pablo Iglesias.

Hay espacio para la construcción de una alternativa a la izquierda de PSOE e IU, basada en la ruptura con el capitalismo y la defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos, ambos pilares diluidos por las medias tintas y las continuas renuncias de la dirección de Podemos.