Se trata de un sector en donde las empresas registran importantes beneficios al ser meras intermediarias entre las grandes compañías y sus clientes, el negocio está en exprimir al máximo a sus trabajadores, todo lo que cedan estos se traduce en mayores ganancias para las empresas.

El sector se pone en huelga tras 20 meses de negociación del convenio y una postura de la patronal que no ve más salida que los recortes y la contención salarial.

Prácticamente, las condiciones salariales están congeladas desde los últimos 3 convenios, las fórmulas de despidos baratos sin subrogación contemplada y la falta de seguridad y estabilidad caracterizan a un sector que se ha convertido, en los últimos años, en la trastienda de empresas gigantes como Telefónica o Endesa.

Los reportes del impacto de la jornada de huelga en todo el sector, a nivel estatal, no deja un buen sabor de boca, un 70% de seguimiento es un dato muy significativo del grado de rechazo por parte de quienes no quieren ser esclavos y reivindican el derecho a unas condiciones de trabajo mejor.

Como dato curioso, llama la atención que una de las campañas más castigadas recientemente tanto por un despido colectivo como por un goteo intenso de despidos disciplinarios, es la campaña Endesa, y en cambio ha sido de las que más bajo impacto ha tenido la huelga. El ejemplo más claro de política del miedo, tan utilizada por las empresas.

M. Mar García
Solidaridad Obrera en Atento (Fue miembro del Comité de Huelga de Eulen)