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Francia

Pese a la traición, los trabajadores y la juventud continúan decididos!

GSI - Francia, diciembre de 2007




Estas últimas semanas, la lucha de clases en Francia ha conocido un pico de intensidad con la movilización masiva y conjunta de los ferroviarios, los estudiantes, los trabajadores de la función pública y del sector privado. Todos luchan contra las consecuencias de la política propuesta por el MEDEF (1) y aplicada por Nicolas Sarkozy.
Desde su llegada al poder el pasado mayo, el conjunto de la política del gobierno se ha concentrado contra las experiencias obreras. Anunciando una voluntad de “reformar” con la mayor brevedad posible, Sarkozy ha acelerado de manera sucesiva la privatización de la universidad, atacado el derecho de huelga , cuestionado la Seguridad Social e intentado destruir el sistema de jubilación por repartición (2).

Con el trasfondo de las convulsiones del capitalismo, sacudido por una crisis financiera de una amplitud histórica, el gobierno es empujado a actuar por la presión de la burguesía. Como ejemplo significativo del endurecimiento de la burguesía ante el alza de la lucha de clase, los dirigentes europeos han aprobado en Lisboa el tratado constitucional europeo que había sido rechazado por los trabajadores y la juventud en 2005 . Sarkozy ha declarado que lo quiere hacer ratificar por vía parlamentaria a partir de diciembre de 2007. Lejos de ser una simple provocación, este anuncio significa que el gobierno está dispuesto a responder como sea a los criterios de convergencia del tratado europeo de Maastricht . Es decir, bajo el pretexto de reducir el déficit público, se decide a privatizar los servicios públicos y aumentar la explotación de los trabajadores liberalizando el mercado laboral.

Los trabajadores y la juventud han respondido a esta ofensiva con la movilización. Pese a la apisonadora “democrática” constituida por los medios de comunicación orgánicamente ligados al poder, las huelgas y las movilizaciones han tenido un seguimiento muy amplio. Tras haber tenido que enfrentar la cólera de los marineros-pescadores ante el alza del precio del gasoil organizada por las compañías petroleras y los fondos especulativos, el gobierno se ha encontrado con la determinación de los trabajadores del ferrocarril y de los estudiantes.

Los trabajadores de la SNCF y de la RATP (3) se han movilizado para defender su régimen de jubilación, blanco de primera importància para el gobierno. En efecto, el encuadre de los regímenes especiales en el régimen general de los funcionarios (ya encuadrado en el del privado por la reforma Fillon de 2003) prefigura la rebaja del conjunto del sistema de jubilación en el marco de una reforma global de las jubilaciones previstas para 2008. Como dice el mismo Sarkozy, "los regímenes especiales no son más que un aperitivo."

Los estudiantes luchan por contener el fin del proceso de privatización de las universidades. La ley Pécresse viene en efecto a concluir la destrucción de la enseñanza superior pública prevista por el proceso de Bolonia , aplicado en Francia por el gobierno Jospin bajo el nombre de reforma LMD.

Estos dos ataques, contra los regímenes especiales y contra la universidad pública, son reformas fundamentales para la patronal. Como decíamos en nuestra declaración de fecha de 17 noviembre, no hay nada a negociar. No hay nada en estas reformas en beneficio de los trabajadores o de los jóvenes. No hay pues nada a aceptar sino todo a rechazar. Es la abrogación y la retirada sin condición lo que hay que imponer.

Fuertes con su victoria sobre el CPE, los trabajadores y los jóvenes se movilizan con determinación para hacer retroceder el gobierno. Las primeras asambleas generales de estudiantes, la primera coordinación impuso inmediatamente la unidad con los trabajadores en lucha como elemento central de la movilización estudiantil. Esta unidad se expresó el 20 de noviembre, día de la primera manifestación unitaria amplia desde el comienzo de las movilizaciones.

Aun así, hasta aquí el gobierno ha aguantado. Mientras que la quinta república es un régimen en descomposición, a la que la burguesía viola cada día su propia legalidad, el gobierno se ha podido mantener frente movilizaciones particularmente masivas. Su primero triunfo es el control de las direcciones sindicales por las organizaciones políticas (P.S.-PC) que aprueban la “reforma”. El segundo es el silencio que amortece los partidos llamados de extrema izquierda con respecto al combate a llevar para ganar las reivindicaciones.

El papel del P.S. ya no da pie a ilusiones, ha afirmado su apoyo a la “reforma” de los regímenes especiales y ha llevado a cabo uno de los mayores ataques contra la universidad pública (la reforma LMD). Royal, apoyando la ley Pécresse, ha precisado que no tenía más que un desacuerdo sobre el método utilizado por el gobierno. El papel del PC es igualmente claro, puesto que proclama que la apertura de las negociaciones es una victoria para los trabajadores. Sarkozy ha empujado a la salida incluso citando al antiguo secretario general del PCF, Sr. Thorez : “Hay que saber acabar una huelga”.

La izquierda “radical” no destaca sólo por su ausencia de condena a las burocracias sindicales y políticas, sino sobro todo por su falta de “determinación” para llevar a cabo el único combate eficaz para superar los obstáculos burocráticos: la unidad de acción para ayudar a los trabajadores y la juventud en la construcción de un estadio superior de las luchas, por la centralización de los comités de huelga.

Dos de las mayores organizaciones denominadas de extrema izquierda están más motivadas en la construcción de partidos para ganar las elecciones que en la construcción de verdaderos partidos obreros de lucha y por la toma del poder: Lutte Ouvrière (LO) prepara acuerdos municipales con el P.S., la L igue Communiste Révolutionnaire (LCR) discute con el PC sobre su nuevo partido anticapitalista. Las declaraciones de Besancenot después de su última reunión son elocuentes. Proclamando que la ausencia mediática de Sarkozy es una victoria de los trabajadores, exhorta el P.S. a salir de su mutismo.

L’amargura y la rabia

Tras la jornada “históricoa” del 8 de octubre, y desde el 14 de noviembre, las asambleas generales de ferroviarios han demostrado una gran determinación así como una voluntad de hacer fracasar la división y los riesgos de enfrentamientos que podían nacer de la traición de las direcciones sindicales de la FGAAC (4), la CFDT (5) y sobretodo de la CGT , tras la salida ofrecida al gobierno por B. Thibault, el 14 de noviembre, en el momento culminante de la movilización. La determinación, y la juventud, de los trabajadores reunidos en estas Assembles Generals eran un reflejo de la determinación de la juventud estudiantil en lucha por la abrogación de la ley Pécresse, estudiantes que han integrado desde su primera movilización la exigencia de la retirada de la “reforma” de los regímenes especiales de jubilación.

La movilización de 2006, que consiguió el retroceso parcial del gobierno con la retirada del CPE, ha demostrado que una alquimia propia de la lucha de clases se había producido reuniendo ampliamente todas las generaciones mezcladas, los trabajadores con la juventud estudiantil y el alumnado de los institutos, dando a la movilización una fuerza irresistible. Poco antes del 20 de noviembre, viendo de nuevo crecer el “peligro” de una unión entre trabajadores del sector privado y del público, entre trabajadores y jóvenes, que podía retomar el movimiento de 2006, la dirección de la CGT pasó a primera línea para impedir que esta unión se produjera. Sumándose a la dirección de la CFDT conocida por su práctica de colaboración de clases, la dirección de la CGT , simbolizada por B. Thibault, ha traicionado los intereses objetivos de la clase obrera y de la juventud.

Durante cerca de diez días, los trabajadores de la SNCF , de la RATP y, en cierto modo de Edf, GdF o de otras categorías directamente afectadas por la “reforma” de los regímenes especiales se han mantenido movilizados. Una nueva generación ha hecho en esta ocasión la experiencia de la traición de los aparatos burocráticos de los sindicatos y de la tendencia permanente de éstos a la conciliación, allá dónde se debería plantear la intransigencia.

Esta experiencia determinará muchas luchas que están por venir, puesto que nuevas movilizaciones se pueden desarrollar en las semanas y meses próximos. Esta experiencia será integrada a las lecciones sacadas de la batalla contra el CPE y el CNE. Las movilizaciones próximas serán aún más ásperas y determinantes puesto que se apoyarán en una experiencia nueva que vendrá a enriquecer la conciencia colectiva de la clase obrera y de la juventud.

La amargura debida a la traición de los burócratas y la rabia provocada por la brutalidad de los ataques de un gobierno que practica una política totalmente al servicio de los más ricos, de los capitalistas, deja en las cabezas la idea de que una batalla ha sido perdida, pero que la guerra todavía puede ser ganada, puesto que otras batallas se anuncian.

La tercera “reforma de las jubilaciones”, en 2008, ya anunciada por el gobierno Sarkozy-Fillon es uno de los ataques que la contra-revolución quiere tirar adelante. Estos apuntan todos los aspectos de la vida social, cuestionando viejas conquistas obreras de más de un siglo, y a la vez todas las experiencias democráticas en aras de “ la democracia”, pisoteando la menor libertad en nombre de la “libertad” de los propietarios y de los explotadores.

La re-apropiación de la huelga por los trabajadores y jóvenes movilizados es una necesidad vital para la continuidad de la lucha. Mientras que la movilización se desarrolla en la juventud estudiantil y de secundaria, las direcciones sindicales tienen hoy un margen de maniobra cada vez más reducido. Hace falta hoy reafirmar que la única instancia representativa del movimiento es el comité de huelga, formado por los delegados escogidos y revocables, elegidos por asambleas generales y representantes de las organizaciones sindicales que sostienen los reivindicación de los huelguistas. No se puede imponer nada en contra de las posiciones tomadas por los trabajadores movilizados, nadie debe decidir en su lugar. Con el fin de superar el obstáculo burocrático, es necesario que los comités de huelga se centralicen para permitir conducir la movilización hacia la victoria.

En la unidad, reafirmamos nuestro rechazo a toda negociación y defendemos hasta el final nuestras reivindicaciones :

¡37,5 años de cotización máxima para todos!

¡Salida con tasa plena a los 60 años máximo!

¡Sí a la repartición, no a la capitalización!

¡Abrogación de la ley Pécresse de privatización de las universidades !

¡Abrogación de los ECTS/LMD !

Notas

1- MEDEF: Mouvement des Entreprises Françaises. Principal patronal francesa.

2- Jubilación por repartición: sistema de jubilación por el cual cada generación paga a la precedente y “cobra” de la que la sucede. El sistema por capitalización, en cambio, se basa en la cotización de cada trabajador.

3- SNCF y RATP: Société Nationale des Chemins de hacer Français. Sociedad pública francesa de ferrocarriles y RATP. Empresa de transportes públicos de la Ile de France.

4-FGAAC. Fédération Général Autonome des Agentes de Conduite. Principal sindicato de maquinistas

5- CFDT. Confédération Française Démocratique du Travail

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