El paro, los desahucios, la bajada salarial, los rescates a la banca y grandes empresas y los recortes y privatizaciones de los servicios públicos trasladan recursos de abajo a arriba. Y las grandes empresas de la bolsa española aumentan sus beneficios. El discurso oficial dice que cuando los salarios sean suficientes bajos y los beneficios de las grandes empresas sean basta altos, estas invertirán, disminuirá el paro y pasará la emergencia social.

O sea, primero los tenemos que ayudar nosotros a ellos rescatándolos y dejando que bajen nuestras condiciones laborales, o yendo al paro, y mañana quizás tendremos un trabajo mal pagado, aunque menos sanidad, enseñanza, paro, pensiones. Mientras, nuestros gobiernos –sea el que sea el programa con el que ganan las elecciones – tienen que llevar a cabo “valientes” reformas estructurales, que quiere decir que nos tienen que sacar más salario diferido (pensiones), indirecto (sanidad, enseñanza, paro) y directo y aumentar los rescates a la burguesía a la que le salen mal los negocios.

La realidad tiene más de una cara. Tantas como clases sociales y sectores de estas. Mientras la gran burguesía es rescatada, avalada bancariamente, regalada de privatizaciones y conciertos y contratos públicos, y se le regala una reforma laboral continua y un paro estructural inmenso; la pequeña burguesía se arruina por la depresión de los mercados locales y los trabajadores y trabajadoras sumamos paro, paro de los jóvenes, bajada salarial y disminución del salario indirecto y diferido.

La falsificación estadística, de la prensa y de las televisiones que encubren la generalización de contratos cortos, la emigración de los parados a Europa y la desaparición del censo de desempleados por el final de la prestación y el subsidio, contrasta con la pobreza, que avanza por barrios y clases sociales. Las asistentes sociales del área Metropolitana de Barcelona hablan que la pobreza se está haciendo crónica por la extraordinaria extensión de esta crisis (8 años desde el 9 de agosto de 2007). Los servicios de promoción económica de algunos ayuntamientos, que hace dos años trataban con parados y paradas, el 60% de los cuales cobraban prestación o subsidio, han visto bajar esta proporción al 20%.

El 40% de los desahuciados tiene trabajo, pero los salarios ya no llegan para pagar hipotecas del 2007 o alquileres actuales. Igualmente, el 60% de las familias a las que ayuda Caritas, tienen trabajo.

Los adalides del libre mercado no se han atrevido a que el libre mercado equilibre la oferta y la demanda de viviendas, después del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Se han socializado las pérdidas entre los rescates, los desahucios, la absorción de las cajas por los bancos, la separación de los malos negocios en un banco malo con el 46% de dinero público que los venden a precio de saldo a fondo buitres y la financiación bancaria gratuita por parte del banco central europeo y la compra de deuda pública a corto plazo. La socialización de las pérdidas ha permitido que los hipotecados con precios de 2007 que todavía tienen trabajo continúen pagando las hipotecas...

hasta ahora. Cuando a estas familias les rebajan el salario, o se quedan en el paro o se quieren separar y vender la vivienda (por la que, si la venden, obtendrán el 40% del precio de 2007) caen en la paradoja de la ley hipotecaria española de quedar sin techo y con deuda. Es el mecanismo aterrador para disuadir de abandonar las hipotecas a precio de burbuja y así proteger a los bancos de la quiebra definitiva.

Este gobierno ha aumentado en 4 años la deuda pública en 302.660 millones, y ha sacado del fondo de las pensiones 37.701 millones. Esto con una política antisocial, de congelar las pensiones, de retirar prestaciones de paro, recortar sanidad y enseñanza, mientras rescata la banca y grandes empresas. Pero la deuda pública real es de 491.799 millones más de lo que se admite (sumando en total 1.525.656 millones, el 144,1%del PIB), gracias a artificios estadísticos que Bruselas admite.

El tam-tam de los medios de comunicación anuncia un menor crecimiento mundial. La fábrica mundial, China, ha reducido las exportaciones un 8% en el último año, y ha devaluado. Toda la cadena de suministros de materias primas de China sufre: Latinoamérica en minerales, pero también Alemania en bienes de equipo. EEUU hace un año que ha dejado de insuflar dólares en la economía (duró 6 años, 85.000 millones de dólares mensuales en los momentos álgidos). Las autoridades de EEUU hace meses que sopesan aumentar los intereses, lo cual desviará las corrientes de capitales que hasta ahora han ido a los llamados países emergentes (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Turquía...) hacia EEUU, buscando una mezcla de seguridad y rentabilidad. Pero también revalorizará el dólar y la cuota de las deudas tenderá a aumentar, esto pondrá una carga añadida sobre familias trabajadoras endeudadas, empresas y países. Y este verano, en las reacciones nerviosas de las bolsas ante las caídas chinas se ha visto que el dinero no estaba reaccionando sólo por ellas, sino porque saben que el crack de 2008 no es agua pasada, que no solamente no hay recuperación, sino que el equilibrio es inestable. El pueblo griego está sufriendo para que no se convierta en un precedente del no pago de la deuda.

Adelante la movilización.

Por la nacionalización de la banca.

Por el no pago de la deuda.

Enlaces a: http://is.gd/ 6L5CZd citar no significa avalar.