Al gobierno español se le agota el flotador del estado de alarma, que le ha permitido justificar todo por la "situación excepcional", coser grietas y acallar la protesta. Ahora, preparando el "plan de reconstrucción" que será duro contra los trabajadores, las tensiones internas entre el PSOE y Unidas-Podemos no se disimulan, como tampoco los movimientos dentro del propio PSOE. La derecha con PP y Vox toman distancia esperando la caída del gobierno de Pedro Sánchez.

Desde el aparato de estado -con el apoyo de la corona- se quiere acelerar la crisis de Gobierno. La reacción de los principales mandos ante el cese del jefe de la Guardia Civil de Pérez de los Cobos, con la dimisión del número 2 Laurentino Peña, lo ejemplifican. Pero hay que recordar que había sido el PSOE quien había ayudado a convertir a Pérez de los Cobos en héroe nacional por la represión del referéndum del 1 de octubre y a Laurentino Peña en actor televisivo de la militarización de la crisis sanitaria. Pero al gobierno nada lo va a salvar: ni haber condecorado a quienes nos zurraron, ni el aumento de sueldo que acaba de aprobar para los guardias civiles.

La historia se repite. Felipe González, ahora señalado por la CIA como máximo responsable del GAL, también "descubrió a la Guardia Civil" y la glorificó, pero fue ese cuerpo represivo el que le guardó los cuerpos de Lasa y Zabala enterrados en cal viva para sacarlos cuando conviniera deshacerse de González. La patronal y la Monarquía utilizarán al PSOE y Unidas Podemos mientras los necesiten para atacar a la clase obrera y los sectores populares, y para tapar las vergüenzas del rey emérito, pero los sacarán sin contemplaciones en cuando ya no los necesiten: Roma no paga traidores.

La patronal sabe de la debilidad del Gobierno y no duda en presionarlo con más fuerza. En la cumbre patronal, sin precedentes, que está realizando la CEOE, le dicta las condiciones para el plan de reconstrucción. El acuerdo escrito del PSOE-Unidas Podemos y Bildu del 20 de mayo para facilitar la prórroga del estado de alarma, fijaba la "derogación íntegra de la reforma laboral" antes de terminar la pandemia. Un duro comunicado de la patronal fue suficiente para provocar la rectificación del PSOE, ¡una vez hecha la votación en el Congreso! Increíble también la posición de UGT y CCOO que, aunque dicen que defienden la derogación de la reforma laboral, también se distanciaron del acuerdo con Bildu. El más claro, Unai Sordo, de CCOO, con un ahora no toca, ya vendrá más adelante: ¡que expliquen que hay que esperar a los trabajadores de Nissan!

El papelón de Podemos, IU y el PCE es antológico. Con la aprobación de las medidas de protección a la patronal, con la militarización de la crisis sanitaria, con la aceptación de la aplicación masiva de la ley mordaza, y la última, impidiendo la Comisión que investigue la responsabilidad de Felipe González con los GAL (27 asesinatos), con otro "ahora no toca" repugnante de Echenique, mientras se aferran a un gobierno que atacará la gente trabajadora.
No dudamos que el plan que presentará el gobierno para la reconstrucción será al servicio de la patronal y haciendo pagar la crisis a los y las trabajadoras. Sólo hay que ver la composición del grupo de expertos que Sánchez ha elegido como asesores.

La irrupción de las movilizaciones, junto con la construcción urgente de un frente a la izquierda de Unidas Podemos, son la única posibilidad de que la grave crisis sanitaria y económica no se resuelva contra la clase obrera. Sin estos dos factores estamos en la cuenta atrás de un gobierno PP-Vox.
Unir las luchas

La lucha por recuperar la calle bajo el estado de alarma se ha impuesto a la política represiva que ha dictado el gobierno. Las movilizaciones reclaman sanidad pública y plantillas suficientes y estables, después de sufrir con muchas muertes el abandono y privatización de la sanidad, cuando el gobierno catalán acaba de aprobar unos presupuestos que la profundizan. Hay que blindar la sanidad pública: ¡ahora o nunca! Se lucha contra el cierre de empresas, como Nissan o Alcoa. También contra el racismo policial y por la regularización ya. Se recuperan los lunes las movilizaciones de pensionistas, ahora también con la defensa de residencias públicas ...

Pero el problema -como antes de la pandemia- está en la dispersión de convocatorias y la división. Lo vemos con las tres convocatorias en Barcelona el 20 de junio. Tenemos varios movimientos por la sanidad pública; no acaba de unirse la lucha de Nissan con la de las subcontratas; tampoco la de Marea Pensionista con la de las residencias, el Plan de choque con otras plataformas que son complementarias. Lo que decimos es que es un error dispersar, porque gobiernos y patronales sacarán provecho de esta división.

El error es pensar en las posibilidades de obtener alguna mejora parcial, cuando el problema es que quien tenemos delante -UE, Gobierno, patronal- actúa con un plan de conjunto que pasa por recortar en jubilaciones, hacer negocios de las residencias, privatizar la sanidad, cerrar empresas, especular con el alquiler y conseguir una mano de obra casi esclava que brinda la ley de extranjería. Y ante un plan global de empobrecimiento de las clases populares y de enriquecimiento de unos cuantos, orquestado por uno o más gobiernos, sólo nos queda la movilización y la construcción de una alternativa política.

Por eso necesitamos unir las luchas, que no significa hacer un poti poti, sino hacer efectivo el apoyo mutuo, la solidaridad en torno a las luchas y los grandes ejes comunes. Porque sí hay una política alternativa al capital y al régimen, que arranque de las necesidades de la gente, que ponga los recursos y la producción a su servicio, para que paguen los capitalistas su crisis. Por ello hacemos un llamamiento al Plan de Choque, a la Plataforma en defensa de los servicios públicos, a la Plataforma 3 de octubre, a la Mesa sindical, y a la Coordinadora Obrim Fronteres para que, junto con los sectores en lucha, avance en un plan de lucha conjunto.

19/06/2020

Lucha Internacionalista