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La globalización. La guerra a Ucrania lleva el hambre a África

Anna Morelló, 14 de septiembre de 2022




En las últimas semanas hemos seguidos en los medios de comunicación las negociaciones, entre Rusia y Ucrania, para reanudar las exportaciones de trigo en barco hacia los países del próximo oriente y África.

En este artículo no hablaré de esta situación concreta. Intentaré hacer alguna reflexión de lo que representa, para la soberanía alimentaria, el actual modelo y las repercusiones que tiene cualquier situación de crisis que se puede producir. Crisis que puede ser socio-política como la guerra de Ucrania, el incremento del precio del transporte o a consecuencia de situaciones medioambientales como las derivadas del cambio climático. En concreto me centraré en la producción y comercialización de un alimento básico como es el cereal.

Los cereales (trigo, arroz), la soja i el maíz son alimentos básicos para toda la población mundial. Su consumo se ha incrementado en las últimas décadas. Hasta el momento se ha podido dar respuesta a esta demanda gracias a la utilización de grandes cantidades de fertilizantes químicos, pero en los últimos dos años se ha producido una disminución en la producción.

Son diversas las causas de este incremento en la demanda, aquí destaco dos:
- El incremento de la población mundial. En los últimos 40 años la población mundial ha pasado de 4.590 millones a 7.750 millones.
Además se ha producido un incremento importante de la población urbana que ha pasado del 40% en el 1980 al 57% en el 2021. Este desplazamiento del campo a las ciudades es el resultado de situaciones de conflictos bélicos, de apropiación de grandes extensiones de tierras por las grandes multinacionales o de desastres medioambientales. A esto hemos de sumar la población desplazada i que se encuentra en campos de refugiados donde su supervivencia depende únicamente de la ayuda humanitaria.
- Los cambios en el régimen alimenticio que han experimentados muchos países con un incremento importante en la proporción de carne y leche en la dieta, ha comportado un incremento de los impactos ambientales derivados de la producción industrial de carne, entre ellos el incremento en la demanda de pienso (soja, maíz).

La globalización, a partir de la década de 1970, ha comportado un cambio importante en la producción agrícola a nivel mundial. No todas las zonas tienen una climatología favorable para la producción de cereales y soja de forma intensiva. En las últimas décadas estas se han potenciado y se han abandonado las pequeñas producciones de cereales o se han convertido en zonas de cultivo de regadío para la industria de la exportación de frutas y verduras que tienen mucha importancia en el caso de Turquía, Túnez y Marruecos.

Actualmente lo principales exportadores de cereales son Argentina, Australia, Canadá, EEUU, Kazakstán, Rusia, Ucrania y la EU. Brasil es una de los grandes productores de soja para la exportación.
Cualquier problema en la cadena de suministro a larga distancia, desde la producción al transporte, pone en peligro el acceso a los alimentos más básicos como se está viviendo con la guerra de Ucrania y el suministro de trigo a Egipto y a países de África.

En este momento todos dependemos de las cadenas de suministro globales. Ningún país es autosuficiente en la producción de los alimentos para su población.

Es necesario un cambio en el modelo agrícola mundial. Es necesario implementar estrategias agrícolas sostenibles, sensibles al cambio climático, que reduzca la producción de las cosechas que cuenten con un número pequeño de proveedores y largas distancias de distribución.
Esto pasa por un cambio en la dieta con alimentos que se puedan cultivar en entornos más próximos y con una necesidad menor de energía para su producción.

Para conseguirlo es necesario volver a potenciar la agricultura de proximidad, sostenible y adecuada al entorno que permita una calidad de vida.

Hay diversos factores que pueden potenciar este cambio:
- A corto plazo el incremento de los precios de la energía. El actual modelo de producción de cereales requiere una gran cantidad de energía en la producción de fertilizantes, que permiten un alto rendimiento, y en el transporte. Estos incrementos repercuten directamente en el incremento del precio de los alimentos.
- La disminución de fertilizantes. En este momento, esta es una consecuencia del bloqueo comercial a Rusia, que es el principal productor. La producción química de fertilizantes requiera una importante cantidad de energía que en estos momentos no se puede conseguir solo con energías renovables. Una producción extensiva requiere una menor cantidad de fertilizantes químicos.
- El proteccionismo alimentario. Muchos países exportadores de alimentos están implementando políticas proteccionistas para asegurar la alimentación de sus ciudadanos.
- La crisis climática. El cambio en el ciclo de las lluvias a nivel planetarios comportará cambios importantes en la producción agrícola.

Anna Morelló i Just

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